Por revistaeyn.com
Dos tercios de la humanidad vive en países con tasas de fertilidad inferiores a los niveles de reemplazo de 2,1 hijos por familia, por lo que los cambios en las estructuras de población, que antes interesaban principalmente a demógrafos y actuarios, son cada vez más un asunto de interés mundial.
Tal es el caso de Costa Rica, en donde pasÓ de un 2,6 hijo por familia, en 1997, a un 1,3 hijo por familia en 2023 y se espera que para el 2050 la tasa varíe apenas a un 1,4.
Según el estudio “¿Dependencia y despoblación? ¿Cómo afrontar las consecuencias de una nueva realidad demográfica?”, realizado por el McKinsey Global Institute (MGI), esta caída en las tasas de fertilidad y el aumento de la longevidad traerán ajustes importantes en el modelo económico actual.
Por ejemplo, los sistemas de jubilación se verán cada vez más presionados, a medida que el número de personas en edad de trabajar caiga de cuatro a dos cada por jubilado. Para sostener el crecimiento y los niveles de vida, los países necesitarán una combinación de más trabajadores durante más tiempo, mayor productividad y crecimiento de las poblaciones más jóvenes: las tres son cruciales.
Para 2050, los adultos mayores representarán una cuarta parte del consumo mundial, el doble de su participación en 1997. Los países en desarrollo aportarán una parte cada vez mayor de la oferta mundial de mano de obra y del consumo, lo que hará que su productividad y prosperidad sean vitales para el crecimiento mundial, señala el reporte
CRECIMIENTO SE DESACELERA
En los países de las economías avanzadas y en China, el crecimiento del PIB per cápita podría desacelerarse un 0,4% anual en promedio entre 2023 y 2050, y hasta un 0,8% en algunos casos, a menos que el crecimiento de la productividad se multiplique dos y cuatro veces, o que la gente trabaje entre una y cinco horas más por semana.
En el caso específico de Costa Rica, se calcula que la reducción del crecimiento anual del PIB per cápita entre 2023 y 2050 impulsada por el envejecimiento sea de 0,2%.
Si no se toman medidas, los jóvenes heredarán un menor crecimiento económico y asumirán el costo de un mayor número de jubilados, mientras se erosiona el flujo tradicional de riqueza entre generaciones. Las prácticas laborales de larga data y el contrato social están llamados a cambiar.
Pero, fundamentalmente, los países tendrían que aumentar las tasas de fertilidad para evitar la despoblación, un cambio social sin precedentes en la historia moderna.
Para todos los sectores de la sociedad será fundamental redoblar la inversión y la tecnología para impulsar el crecimiento de la productividad con el fin de abordar la nueva realidad demográfica.
Las empresas también necesitarán pensar en cómo involucrar a los consumidores y gestionar una fuerza laboral de mayor edad de manera creativa. Los responsables políticos pueden trabajar con las empresas para innovar en áreas como las pensiones, los ahorros para la jubilación, el diseño urbano y la salud pública para promover una longevidad saludable.
Por otro lado, existen muchas opciones a corto plazo. La mejora de los programas de atención a los niños y a los ancianos puede contribuir a aumentar la participación en la fuerza laboral y alentar a los trabajadores a planificar su familia al mismo tiempo que trabajan.
Los programas de migración personalizados pueden atraer a trabajadores con habilidades demandadas, siempre que los migrantes estén bien integrados tanto en los mercados laborales como en la sociedad en general.