Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com
El organismo de comercio y desarrollo de la ONU (UNCTAD) ha pedido reformas urgentes de la arquitectura de la deuda mundial para evitar una crisis generalizada de la deuda entre los países en desarrollo.
A raíz de la pandemia de COVID-19, la deuda soberana externa de los países en desarrollo (fondos tomados en préstamo en moneda extranjera) aumentó un 15,7 % hasta alcanzar los US$11,4 billones a finales de 2022. Los crecientes niveles de deuda se complican aún más por la diversidad de prestamistas e instrumentos financieros.
Igualmente, alarmante es el aumento de los costos del servicio de la deuda. Los países de ingreso bajo y mediano bajo, también conocidos como mercados fronterizos, que se endeudaron cuando las tasas de interés eran bajas y los inversores estaban interesados, ahora gastan alrededor del 23 % y el 13 % de sus ingresos de exportación, respectivamente, para pagar su deuda externa.
"Para poner esto en perspectiva, después de la Segunda Guerra Mundial, la proporción de los ingresos de exportación que se destinaba al servicio de la deuda de Alemania se limitó al 5 % para ayudar a la recuperación de Alemania Occidental", dice Anastasia Nesvetailova, jefa de la Subdivisión de Políticas Macroeconómicas y de Desarrollo de la UNCTAD.
El aumento de los costos de la deuda está agotando los recursos públicos vitales necesarios para el desarrollo. Alrededor de 3.300 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven ahora en países que gastan más dinero pagando intereses de sus deudas que en educación o salud.
Nesvetailova subraya que la creciente crisis de la deuda se debe no solo a la ola de deuda que siguió a la crisis financiera mundial de 2008, sino también a las crisis en cascada desde la pandemia y al agresivo endurecimiento monetario de los países desarrollados. Señala que las principales raíces se encuentran en las fallas estructurales de la arquitectura de la deuda soberana global, "que ofrece un apoyo inadecuado y tardío a los países en sobreendeudamiento".
Una de las recomendaciones hechas es impulsar los préstamos en condiciones favorables, caracterizados por tasas de interés más bajas y plazos de reembolso más largos, y las donaciones. Esto podría lograrse aumentando el capital base de los bancos multilaterales y regionales para ampliar su capacidad de préstamo.
Otra forma de aumentar el financiamiento concesionario consiste en emitir derechos especiales de giro (DEG), un tipo de moneda internacional que el FMI creó para que los países miembros aumenten sus reservas monetarias cambiándolas por monedas oficiales, según sea necesario.