Por estrategiaynegocios.net
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD por su siglas en inglés) mejoró las previsiones ligeramente respecto a su análisis anterior, pero el 2,4 % sigue muy por debajo del crecimiento del 3 % de 2022.
Además, advierte de que la mayoría de los países se desaceleran, con solo unos pocos, como Estados Unidos, Japón, China, Brasil, México, India y Rusia, contrarrestando la tendencia.
Además, para 2024 la agencia anticipa apenas un ligero repunte de la economía mundial, que crecería un 2,5 %.
Europa está al borde de la recesión, lidiando con un rápido endurecimiento de la política monetaria y fuertes vientos económicos en contra, con las principales economías desacelerándose y Alemania ya contrayéndose.
Para América Latina, la agencia revisa al alza la protección de crecimiento, hasta el 2,3 %, todavía muy por debajo del 3,9 % de 2022, dice el informe.
“El segundo mensaje es que la deuda es un problema y muchos países en desarrollo se encuentran en una crisis de deuda y desarrollo. La deuda tiene que formar parte del debate a nivel internacional para poder encontrar las soluciones adecuadas sobre cómo reestructurarla en muchos países en desarrollo, incluidos de renta media”, dijo Rebecca Grynspan, la secretaria general de la UNCTAD.
A pesar del aumento de las tasas de interés, la economía de los Estados Unidos ha contradicho las predicciones más negativas, experimentando hasta el momento una desaceleración económica mesurada, a medida que las presiones inflacionarias disminuyen, gracias al sólido gasto de los consumidores, la renuncia de la austeridad fiscal y la intervención monetaria activa para frenar el contagio financiero al comienzo del año. Sin embargo, el informe advierte sobre preocupaciones persistentes en materia de inversión, especialmente a la luz de tasas de interés elevadas y prolongadas.
Europa está al borde de la recesión, lidiando con un rápido endurecimiento de la política monetaria y fuertes vientos económicos en contra, con las principales economías desacelerándose y Alemania ya contrayéndose. El estancamiento o la caída de los salarios reales en todo el continente, sumados a la austeridad fiscal, están frenando el crecimiento.
China, aunque muestra signos de recuperación con respecto al año pasado, enfrenta una demanda interna de consumo y una inversión privada débiles. Sin embargo, China tiene más espacio de política fiscal que otras grandes economías para abordar estos desafíos.
La carga de la deuda, el peso silencioso que resta sobre muchos países en desarrollo, sigue siendo una gran preocupación. El aumento de las tasas de interés, el debilitamiento de las monedas y el lento crecimiento de las exportaciones se han combinado para reducir el espacio fiscal para las necesidades esenciales, transformando la creciente carga del servicio de la deuda en una crisis de desarrollo naciente.
Las “economías de frontera” de ingresos bajos o medios bajos han sido las más afectadas. Durante la última década, la deuda externa pública y con garantía pública (PPG, por sus siglas en inglés) en estas economías se ha triplicado, ejerciendo presión sobre las finanzas públicas y desviando recursos de ODS de carácter crítico.
Esta tendencia se vio impulsada por los shocks combinados de la pandemia y el cambio climático. Como resultado, el servicio de la deuda del PPG aumentó para estos países de casi el 6 % al 16 % de los ingresos gubernamentales en la década posterior a la crisis financiera mundial. Casi un tercio de las “economías de frontera” están al borde de una crisis de la deuda.