Por revistaeyn.com
La inteligencia artificial no vino a reemplazarnos, sino a cambiarnos el terreno de juego. Hoy, el emprendedor que sabe integrarla en su estrategia, tiene una ventaja que hace apenas unos años era impensable.
Pero, como todo cambio grande, no se trata solo de tener acceso a la tecnología, sino de saber cómo usarla a nuestro favor y hacerlo de manera inteligente, señala Diego Urquijo, empresario, arquitecto de negocios, automatización y agentes de inteligencia artificial.
Primero, Urquijo dice que hay que entender que la IA no toma decisiones, la IA amplifica la capacidad de análisis. Ayuda a ver patrones que de otra manera pasaría por alto, a procesar datos en segundos que tomarían días, pero la dirección siempre la marca uno. Entonces, defina claramente hacia dónde quiere ir, cuáles son los objetivos de negocio y use la IA para construir los caminos más rápidos y eficientes para llegar ahí.
Segundo, use la IA para entender mejor a los clientes, no para hablarle a todos, sino para hablarle mejor a quienes realmente quiere servir. Hoy puede analizar qué buscan, qué preguntan, qué les preocupa, en tiempo real. "Y puede usar esa información para crear productos más relevantes, mensajes más certeros y experiencias que realmente conecten", señala.
Tercero, Urquijo indica integrarla en los procesos diarios, no solo en momentos puntuales. La IA puede ayudar a automatizar tareas repetitivas, sí, pero también a tomar mejores decisiones cada día: desde cuándo lanzar un producto hasta cómo diseñar una campaña que tenga más probabilidades de éxito. "No se trata de usar IA una vez para probar, sino de convertirla en parte de la estructura misma del negocio", apunta.
Además, hay que recordar algo que nunca cambia: el contenido sigue siendo rey; pero ahora, hay la posibilidad de usar la IA como un editor, un generador de ideas, un pulidor de mensajes. La IA puede ayudar a escribir más rápido, pero lo que hará la diferencia es el toque humano que le ponga después. La historia, voz o visión no se automatizan.
Por último, ser curiosos. La mayoría de las grandes innovaciones no nacen de seguir el manual, nacen de preguntar “¿y si probamos esto?”. La IA está evolucionando rápido. Los emprendedores que experimenten y exploren nuevas aplicaciones, sin miedo a equivocarse, serán los que encuentren las oportunidades más grandes.
"La inteligencia artificial no es un enemigo ni un reemplazo, sino un multiplicador de posibilidades; pero solo si sabemos lo que queremos construir. En un mundo donde todos tendremos acceso a las mismas herramientas, lo que va a marcar la diferencia es quién sabe usarlas mejor", dice Urquijo.