Por Daniel Zueras - Revista Estrategia & Negocios
Premiada internacionalmente, la microbióloga tica Ana Alicia Rojas, creció en un entorno lleno de animales, debido a la profesión de su padre, veterinario. Tal vez por ello siempre quiso conocer más sobre la vida de estos.
De niña y en el colegio “preguntaba mucho, era muy curiosa. Quería saber un poco más de lo que nos explicaban en las clases y me iba bien en la escuela. Además de mi pasión por la música y el piano, me encantaban los programas sobre animales, biología y salud en canales como Discovery Kids”. Siempre quería tener más información y saber más sobre animales y cómo funcionaban.
“Recuerdo haber ahorrado para comprar un microscopio cuando tenía unos nueve años, y lo llevaba a todas partes para observar cosas en detalle”. A esa niña le gustaba hacer experimentos por su cuenta. Años después, a la hora de elegir una carrera, esta alajuelense estaba indecisa entre estudiar piano, arquitectura (también es una fan del diseño) o microbiología, por la que finalmente se decantó, cursando estudios en la Universidad de Costa Rica (UCR).
“Me encantó la carrera, ya que no solo consistía en aprender cómo funcionaban las bacterias y cómo causaban enfermedades, sino que también me incentivaban a ir más allá de lo que nos explicaban en las clases, a pensar más y a resolver problemas. Eso fue lo que me gustó y me atrajo a la microbiología”.
Tras terminar la U y trabajar una temporada en la UCR, en 2014 se fue a estudiar el doctorado a Israel -donde pasó seis años y medio-, a la Universidad Hebrea, y de ahí al Instituto Weizmann de Ciencias.
“Ese tiempo en Israel fue una experiencia muy enriquecedora desde el punto de vista personal y profesional. Además, nació mi hijo. Fue un tiempo retador, sin el apoyo de la familia. Me ayudó también como persona”.
Allí descubrió un parásito en gusanos que afecta a los perros, el Spirocerca vulpis (todo un hito a nivel mundial), e investigó a fondo sobre el Spirocerca lupi, que puede llegar a convertirse en cáncer en los cánidos (incluye a perros, lobos, chacales, etcétera). “Los perros infectados y que permanecen mucho tiempo con la infección, llegan a desarrollar cáncer y pueden morir.
El propósito es evitar que los animales lleguen hasta ese punto y poder diagnosticarles la infección en el momento en que aún puede tratarse con desparasitantes”.Gracias a estas investigaciones, desde 2020 ha venido acumulando premios, ya instalada de vuelta en Costa Rica, trabajando en la UCR.
En 2020 recibió el Odine Bail Memorial; en 2022 el CRPVBD al científico de carrera temprana (ambos para quienes destacan en el estudio de parásitos) y en 2023, la Red Interamericana de Academias de Ciencias (IANA) le concedió el Anneke Levelt-Senger, un premio reservado a mujeres científicas altamente sobresalientes.
Premios a los que Alicia no concede mayor importancia: “En realidad, uno representa a muchas personas. Lo que se ha alcanzado hasta ahora es un esfuerzo de grupo. Nada de lo que se ha publicado, ninguno de los premios ha sido por mi esfuerzo individual, sino que en ciencia muchas cosas, la mayoría de cosas, se obtienen por colaboraciones con personas que están igualmente apasionadas como uno con el tema de investigación”.
Esta joven microbióloga apunta que uno de los desafíos más importantes es el financiamiento de las investigaciones en Costa Rica: “Si uno compara la cantidad de dinero que se otorga por proyecto en otros países comparados con el nuestro, estamos en desventaja. Sin embargo, eso no lo debe detener a uno y más bien debe crear resiliencia en saber qué hacer y cómo hacerlo con los recursos que están disponibles”.
Cree que eso genera sentido de creatividad, “de saber cómo aprovechar los recursos al máximo”, así como la necesidad de colaborar y aboga por la resiliencia y la determinación.
En este momento, su equipo está trabajando en un abordaje más integral sobre las infecciones que involucran tanto a animales como a seres humanos y ambientes: “Estamos en el laboratorio abordando estas infecciones que pueden ser transmitidas de animales a seres humanos debido a que los hábitos de estos animales se han visto afectados” por la actividad humana.
Termina hablando a quienes ahora están estudiando: “Crean siempre en sus sueños y objetivos de vida, y trabajen fuertemente por ellos, pero a la vez no dejen que nadie les diga cómo deben hacerlo o que nadie las detenga. Sé que en la escuela y en el colegio, a veces, no es “cool” ser inteligente, pero está bien serlo y está bien demostrarlo con orgullo”. Palabra de científica.
Superar los reveses, camino al éxito
“Uno siempre menciona las cosas que salen bien y en el currículum se ven únicamente los éxitos, pero realmente si las cosas solo salen bien, es porque no lo estás haciendo bien”, comenta Rojas, para quien en los laboratorios “muchas veces las cosas salen mal”.
Durante su doctorado, “fueron aproximadamente dos o tres años en los cuales no salía ningún experimento y fue un período difícil”. Lo que la sostuvo a flote “fue mantenerme motivada en saber cuál era el objetivo de lo que estaba haciendo”.