Por: Jaime García para Estrategia y Negocios*
En un contexto global donde la Inteligencia Artificial (IA) redefine los paradigmas educativos, América Latina enfrenta una disyuntiva fundamental que determinará su competitividad futura. La reciente investigación de la Fundación Walton Family y la empresa Gallup, titulada "Teaching for Tomorrow: Unlocking Six Weeks a Year With AI", revela una métrica revolucionaria: los docentes que integran herramientas de IA recuperan semanalmente 5.9 horas —equivalente a seis semanas adicionales por año escolar en Estados Unidos.
Este "dividendo de la IA" no representa únicamente una mejora incremental; constituye una transformación fundamental de la ecuación económica educativa que los sistemas latinoamericanos no pueden ignorar.
Estos cambios tecnológicos y educativos hacen imperativo atender las brechas educativas en la región; que como las identifica el Índice de Progreso Social 2025 en su componente de educación básica, la región está rezagada. Así Costa Rica lidera con 80.87 puntos (puesto 61 global), compartiendo el liderazgo con Uruguay y Chile, todos superando los 80 puntos. Sin embargo, el panorama regional presenta contrastes dramáticos: mientras México alcanza 72.83 puntos (puesto 89) y Panamá 71.68 (puesto 92), países como Honduras (51.98 puntos, puesto 139) y Guatemala (56.95 puntos, puesto 128) enfrentan déficits estructurales críticos. Así, con un promedio latinoamericano de 69.33 puntos —20 puntos por debajo de la Unión Europea, región líder a nivel global— claramente se requieren estrategias disruptivas innovadoras para cerrar estas brechas.
El dividendo de la IA
La investigación documenta que el 60% de los docentes ya utiliza IA en sus actividades profesionales, generando impactos cuantificables: 64% reporta mejoras en la calidad de materiales educativos creados para los estudiantes, el 61 % dice que generan análisis de mayor calidad sobre el aprendizaje de los alumnos, y 57% mejora la calidad de retroalimentación y evaluación. Estos no son indicadores periféricos; representan transformaciones fundamentales en la cadena de valor educativa.

Para sistemas educativos latinoamericanos que enfrentan limitaciones presupuestarias crónicas, la IA representa la posibilidad de multiplicar el impacto de cada recurso invertido. Las escuelas con políticas de IA obtienen un dividendo 26% superior (2.3 vs. 1.7 horas semanales por docente), demostrando que la formulación de marcos regulatorios habilitadores genera ventajas competitivas inmediatas y medibles.
Lecciones para Latinoamérica
+La política como catalizador de productividad. El estudio revela que sólo el 19% de los educadores reporta que sus escuelas cuentan con políticas de IA, mientras que 68% de los docentes no ha recibido formación institucional sobre estas herramientas. Esta brecha representa tanto un riesgo como una oportunidad extraordinaria. Para países como Ecuador (puesto 95) y El Salvador (puesto 116), la implementación de políticas institucionales de IA puede constituir un mecanismo de aceleración que permita saltos cualitativos en el desempeño educativo.
+El factor multiplicador de la adopción temprana. Los docentes que utilizan IA semanalmente demuestran 48% más optimismo sobre el potencial de engagement estudiantil, comparado con 25% de no usuarios. Esta relación sugiere que la adopción temprana tiene el potencial de generar ciclos virtuosos de innovación y mejora continua. Para países con desempeños desafiantes como Paraguay (puesto 118) y Nicaragua (puesto 101), este factor multiplicador puede representar una ventaja competitiva diferencial.
+Democratización de la excelencia educativa. La capacidad de la IA para mejorar la accesibilidad de materiales educativos (57% de docentes están de acuerdo) y personalizar el aprendizaje representa una oportunidad única para nivelar el campo de juego educativo de las poblaciones que han estado excluidas de la educación de calidad. Países como Bolivia (puesto 103) y Perú (puesto 105) pueden aprovechar estas herramientas para acelerar su convergencia hacia estándares regionales superiores.
+El Imperativo de una visión transformadora. América Latina no puede permitirse seguir siendo espectadora pasiva de la revolución educativa global. La región posee condiciones ideales para convertirse en un laboratorio de innovación educativa, aprovechando su diversidad cultural y necesidades específicas para desarrollar soluciones de IA contextualizadas.
Sin embargo, transformar este potencial en realidad requiere decisiones audaces y urgentes donde participen los distintos sectores, entendiendo que el mundo está viviendo una acelerada transformación digital. Así, las autoridades educativas nacionales deben priorizar marcos regulatorios que habiliten la experimentación responsable con IA, junto con inversiones en infraestructura digital y formación docente.
Las instituciones educativas, por su parte, pueden obtener beneficios inmediatos mediante políticas institucionales de IA y programas piloto que fortalezcan capacidades internas y documentan impactos locales. Mientras, el sector privado tiene en las alianzas público-privadas una vía estratégica para desarrollar soluciones contextualizadas, aprovechando el potencial del mercado educativo latinoamericano como oportunidad de impacto social y retorno económico a través de inversiones en EdTech.
+El costo de la inacción. Finalmente, en un mundo donde la competitividad económica depende crecientemente del capital humano, la educación asistida por IA no constituye una opción, sino una necesidad estratégica fundamental.
La investigación de Gallup y la Fundación Walton Family no sólo documenta el potencial transformador de la IA en educación; establece un nuevo paradigma de medición y gestión del impacto educativo. Para América Latina, esto representa una oportunidad histórica de reconfigurar su posición competitiva global y acelerar la convergencia hacia estándares de excelencia educativa y cerrar las brechas que se reportan en el Índice de Progreso Social. En ese sentido, los líderes educativos que actúen decisivamente en los próximos 2 años no solo estarán invirtiendo en tecnología; están posicionando a sus instituciones, países y estudiantes para liderar la próxima era de progreso social y competitividad económica.
El dividendo de la IA está disponible y cuantificado. La pregunta que define el futuro de la educación latinoamericana es: ¿tendremos la capacidad —y la voluntad— de implementar esas transformaciones necesarias para capturar esta ventana de oportunidad antes de que se cierre?
*Investigador senior CLACDS, INCAE y Director Regional para Latinoamérica del Índice de Progreso Social | Impacto y Sostenibilidad