Por Agencia EFE
El Producto Interior Bruto (PIB) de China superó expectativas con un crecimiento del 4,6 % interanual en el tercer trimestre mientras otros datos clave como la producción industrial también subían más de lo esperado, aunque los analistas apuntan a que la recuperación es inestable y piden más estímulos fiscales.
Si bien supone una ralentización frente al crecimiento de la segunda economía mundial en los dos primeros trimestres, esto responde en parte a una base comparativa superior y también queda por encima de lo esperado por los expertos, que anticipaban una ralentización más profunda, hasta el 4,5 %.
La Oficina Nacional de Estadística (ONE) habló de una “tendencia estable de crecimiento” y de “factores positivos” que se “acumulan” para favorecer la recuperación económica, incluso pese a un “entorno exterior complicado y grave” y a “nuevas situaciones y nuevos problemas en el desarrollo económico nacional”.
Y es que datos económicos clave de septiembre publicados también superaron expectativas, como la producción industrial o las ventas minoristas -claves para medir el estado del consumo-, con la inversión en activos fijos logrando mantenerse en el mismo nivel y la dedicada a inmobiliaria, atenuando levemente su desplome.
En cualquier caso, la ONE reiteró su ya habitual advertencia de que “los cimientos para una recuperación económica sólida y para el crecimiento todavía deben ser reforzados”.
Y es que los datos llegan bajo coyuntura poco halagüeña, con lo que las autoridades chinas tomaron la iniciativa hace unas semanas anunciando una serie de medidas de estímulo con el objetivo de impulsar el consumo, frenar la crisis inmobiliaria y prestar apoyo a los mercados de valores del país.
ESTÍMULOS FISCALES
Algunos expertos creen que las medidas son “un paso en la dirección correcta” pero “insuficientes” para reavivar la recuperación económica china, a menos que venga acompañado de un mayor gasto público.
Zhang Zhiwei, economista de Pinpoint Asset Management, asegura que este impulso a los planes de estímulo deriva de la preocupación de las autoridades por la posibilidad de no cumplir con el objetivo oficial de crecimiento de “en torno a un 5 %” para este año: “Será difícil de conseguir si esta tendencia se mantiene”.
Dada la situación, el presidente chino, Xi Jinping, ha llegado a pedir a los funcionarios del Partido Comunista (PCCh) que hagan “todo lo posible” en el cuarto trimestre para “alcanzar los objetivos” de 2024.
Zichun Huang, de Capital Economics, cree que, tras un trimestre en el que la economía volvió a “coger inercia”, los estímulos fiscales ayudarán a Pekín a conseguir sus objetivos anuales y a apuntalar la actividad en los próximos trimestres, “aunque eso no impedirá que el crecimiento frene de nuevo hacia finales del año que viene”.
“La recuperación (económica) sigue teniendo cimientos tambaleantes”, indica la experta, que apunta que “mucho dependerá de la aplicación de esos estímulos fiscales”.
La baja demanda nacional e internacional, unida a riesgos de deflación, estímulos insuficientes, una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo o una falta de confianza en el seno de los consumidores y el sector privado son algunas de las causas que esgrimen los analistas para explicar lo que ocurre en la segunda mayor economía mundial.