Por revistaeyn.com
Luego de varios días de hospitalización del Papa Francisco se han hecho diversas preguntas, pero una de la más recurrentes es: ¿Quién lidera si no está el Papa?
Según la Constitución vaticana, el pontífice no tiene sustituto. Sólo él puede firmar documentos, leyes o hacer nombramientos.
El derecho canónico tiene disposiciones para cuando un obispo se enferma y no puede dirigir su diócesis, pero no para un papa.
El canon 412 dice que una diócesis puede ser declarada “impedida” si su obispo —debido a “cautiverio, destierro, exilio o incapacidad”— no puede cumplir con sus funciones pastorales. En tales casos, la gestión diaria de la diócesis pasa a un obispo auxiliar, un vicario general o alguien más.
Mientras que el canon 335 declara simplemente que cuando la Santa Sede está “vacante o totalmente impedida”, nada puede ser alterado en la gobernanza de la iglesia. Pero no dice qué significa que la Santa Sede esté “totalmente impedida” o qué disposiciones podrían entrar en juego si alguna vez lo estuviera.
La única vez que el poder papal cambia de manos es cuando un papa muere o renuncia. En ese momento, entra en juego toda una serie de ritos y rituales que rigen el “interregno”, el período entre el final de un pontificado y la elección de un nuevo papa.
Durante ese período, conocido como “sede vacante”, el camarlengo, o chamberlain, dirige la administración y las finanzas de la Santa Sede.
Y cuando muere todos los cargos decaen, excepto los del cardenal decano, el camarlengo, el cardenal coordinador del Consejo de Asuntos Económicos, el maestro de ceremonias, el secretario del Colegio de cardenales y el sustituto de la Secretaría de Estado, para los asuntos administrativos.
Cabe mencionar que Francisco confirmó en 2022 que -poco después de ser elegido papa- escribió una carta de renuncia, que se invocaría si llegara a quedar médicamente incapacitado. Dijo que se la entregó al entonces secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, y asumió que Bertone la había entregado a la oficina de Parolin cuando se retiró.
El papa también ha dado instrucciones sobre su funeral. “El ritual de las exequias era demasiado ampuloso y he hablado con el maestro de ceremonias para aligerarlo. Nada de catafalco, ninguna ceremonia para el cierre del ataúd. Con dignidad, pero como todo cristiano”, declaró Francisco.
Cuando fallezca, no me enterrarán en San Pedro, sino en Santa María la Mayor: El Vaticano es la casa de mi último servicio, no de la eternidad.
Pero Francisco, a pesar de estar en estado "crítico" y en "prognosis reservada", aunque con una leve mejoría en las últimas horas, no ha cesado de trabajar con la publicación de los ángelus u otros documentos, pero también con nombramientos de obispos o decretos para las beatificaciones o canonizaciones.
ESFUERZOS PARA ACLARAR QUÉ PASA SI EL PAPA NO ESTÁ
En 2021, un equipo de canonistas se propuso proponer normas para llenar ese vacío legislativo. Crearon una iniciativa de crowdsourcing canónico para elaborar una nueva ley eclesiástica que regule el cargo de un papa retirado, así como normas que se apliquen cuando un papa no pueda gobernar, ya sea temporal o permanentemente.
Las normas propuestas explican que, con los avances médicos, es completamente probable que en algún momento un papa esté vivo pero incapaz de gobernar. Argumenta que la Iglesia debe prever la declaración de una “sede totalmente impedida” y la transferencia de poder por el bien de su propia unidad.
Bajo las normas propuestas, la gobernanza de la iglesia universal pasaría al Colegio de Cardenales. En el caso de un impedimento temporal, nombrarían una comisión para gobernar, con chequeos médicos periódicos cada seis meses para determinar el estado del papa.
Con información de EFE/ Newsweek en Español/VOA