Por revistaeyn.com
Costa Rica es mundialmente reconocida por sus bellezas naturales: volcanes activos, playas en dos océanos, reservas protegidas y una biodiversidad que representa cerca del 5 % del planeta. También es referente en sostenibilidad, ecoturismo y turismo de aventura. Sin embargo, quienes les visitan descubren algo aún más poderoso que los paisajes: la calidez humana del costarricense.
Este rasgo, “lo damos por sentado, porque así somos los ticos: amables, cálidos, espontáneos. Pero para quien nos visita, eso es impresionante. Lo sienten genuino, no forzado, y lo recuerdan por encima de todo lo demás”, señala Maricruz Pereira, vicepresidenta de la Junta Directiva de Proimagen Costa Rica.
Es por ello que Proimagen Costa Rica ha integrado el “Pura Vida” como un concepto vivo que orienta su labor para mostrarle al mundo la importancia de venir a Costa Rica y vivir esta experiencia.
Ven al concepto “Pura Vida” como el reflejo más claro de esa identidad. No es una frase vacía: es una forma de ver la vida. Se utiliza como saludo, como afirmación, como forma de agradecimiento, incluso como expresión de empatía. Y es también el nombre de campañas internacionales que resaltan ese intangible que no aparece en los folletos, pero que los turistas se llevan grabado para siempre.
En ferias internacionales de turismo, Costa Rica se está presentando como un destino diverso, sostenible y de gran riqueza natural. Pero hay un elemento que destaca con fuerza en las conversaciones, las campañas y los testimonios: el trato humano del tico, su hospitalidad, su actitud optimista, su forma cercana y positiva de interactuar.
En tiempos donde los destinos compiten por atención, Costa Rica ha encontrado en su gente un atributo que no puede replicarse ni automatizarse: la capacidad de generar vínculos reales. Esa dimensión emocional de la experiencia turística no solo aporta valor al visitante, sino que fortalece la reputación del país como un destino auténtico, humano y transformador.