Empresas & Management

Los agentes de IA y los riesgos invisibles que enfrentan las empresas

Los expertos recomiendan que las empresas adopten desde el inicio una arquitectura de seguridad basada en identidades, que abarque tanto a los humanos como a los agentes autónomos.

2025-10-28

Por revistaeyn.com

La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa futura: es una realidad que está transformando las operaciones empresariales en todo el mundo. En áreas tan diversas como ventas, atención al cliente, investigación o finanzas, los llamados agentes de IA están asumiendo tareas complejas y tomando decisiones de manera autónoma.

Sin embargo, detrás de esta revolución tecnológica se esconde un desafío silencioso: la creciente amenaza a la seguridad digital que estos sistemas representan.

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Cada vez más organizaciones están pasando de los experimentos iniciales al despliegue masivo de agentes de IA en sus entornos productivos. Esto ha provocado un aumento sin precedentes de las llamadas “identidades no humanas”: según estimaciones, podrían superar los 45.000 millones para finales de este año, una cifra 12 veces mayor que la fuerza laboral humana mundial.

Pese a ello, la mayoría de las compañías no están preparadas para manejar esta nueva realidad. Una encuesta de Okta a 260 ejecutivos revela que solo el 10 % cuenta con una estrategia sólida para gestionar las identidades de sus agentes digitales. Este vacío es preocupante, considerando que el 80 % de las brechas de seguridad se relacionan con credenciales robadas o comprometidas. Además, la IA generativa está potenciando los ataques de phishing, el malware y la manipulación mediante deepfakes con un nivel de sofisticación sin precedentes.

El desafío radica en que los agentes de IA, para ser efectivos, necesitan acceso a información crítica. Pero otorgarles demasiado poder puede convertirlos en un blanco atractivo para los ciberdelincuentes. Un ataque de “inyección rápida”, por ejemplo, podría inducir a un agente a divulgar datos confidenciales o ejecutar acciones no autorizadas.

La gestión de identidades en este nuevo escenario requiere un enfoque distinto. A diferencia de los usuarios humanos, los agentes no se autentican con contraseñas o datos biométricos, sino con tokens de API o certificados criptográficos. Además, su ciclo de vida es dinámico: nacen, se actualizan y se eliminan rápidamente, con permisos que deben adaptarse a cada tarea. Sin un control preciso, esto puede derivar en filtraciones o accesos indebidos difíciles de rastrear.

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Los expertos recomiendan que las empresas adopten desde el inicio una arquitectura de seguridad basada en identidades, que abarque tanto a los humanos como a los agentes autónomos. Este enfoque permite establecer límites claros de acceso, mantener la trazabilidad de sus acciones y aplicar auditorías constantes.

También se subraya la importancia de tres principios básicos:

Seguridad, para evitar que los agentes acumulen permisos innecesarios.

Interoperabilidad, garantizando que se comuniquen con otros sistemas sin comprometer la protección de datos.

Visibilidad, mediante herramientas de monitoreo que detecten comportamientos anómalos.

El auge de la IA autónoma marca un punto de inflexión para la ciberseguridad corporativa. Las organizaciones que actúen ahora, integrando la seguridad desde el diseño, estarán mejor preparadas para un futuro en el que los agentes digitales serán parte esencial —y también vulnerable— del tejido empresarial.

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