Por Daniel Zueras – Revista Estrategia & Negocios
A juicio de Artavia, en la región, la mayoría de las organizaciones y empresas “no están haciendo un uso efectivo de la inteligencia artificial (IA)” y apunta que algunas empresas se adelantan a estos cambios gracias a sus relaciones internacionales, “pero son una minoría” y se enfocan principalmente en mejorar procesos internos o relaciones con segmentos de mercado.
“Esto tiende a centrarse en empresas multinacionales o grandes empresas locales”, mientras las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyME), en su mayoría, se mantienen muy atrasadas frente a estas tendencias.
Artavia cree que es necesario enfocarse en la transformación digital, “incluyendo la automatización, la robótica, la gestión por datos y el análisis de estos, así como también en la incorporación de la IA de acuerdo con las tendencias dominantes y la capacidad existente localmente”.
La necesidad de cambio es acuciante. Las empresas enfrentarán competencia creciente de empresas globales, “muchas de ellas con estrategias disruptivas y de base tecnológica que cambiarán cómo se crea, se entrega y se percibe el valor en los diversos mercados”.
También afectará a la productividad, que crecerá en saltos mayores de empresas disruptivas “que dejarán muy atrás a quienes no se puedan adaptar en términos de productividad, innovación y tecnología”.
Artavia apunta que “las pequeñas empresas deberán buscar modelos compartidos -asociaciones, cooperativas, etc-, para poder costear los cambios necesarios. Parafraseando a Juan Enríquez Cabot, el futuro nos ha alcanzado”.
El experto cree que “hay que invertir en conocer lo que pasa en cada sector industrial, entender qué tendencias están transformando cada sector, industria y cadena de valor. La innovación es hoy relativa a la competencia y el contexto de cada país, pero también absoluta, porque desde la nube en cualquier momento surgen nuevos competidores para casi cualquier empresa”.
Así, los procesos de las empresas deben sufrir una profunda transformación digital basada en datos, conocimiento, innovación, tecnología y agregando productividad por medio de automatización, robótica, internet de las cosas, etc.
Las empresas están en riesgo y con ellas, los empleos, especialmente los que no se puedan adaptar a realizar sus funciones sobre nuevas plataformas tecnológicas.
“Y acá el problema es de educación y formación en destrezas específicas. Pasa tanto por la revolución educativa como por el fortalecimiento y modernización en forma y fondo de toda la educación técnica y vocacional. No hay tiempo de esperar a una nueva generación educada con las nuevas tecnologías y por tanto los famosos upskilling, reskilling, así como la formación de capacidades y destrezas específicas en jóvenes y trabajadores es esencial”.
Para conseguirlo, tanto las instituciones de formación técnica y vocacional, como las cámaras sectoriales y empresas grandes “deben invertir en la formación y adaptación tecnológica de su fuerza laboral”.
