Actualmente, el poder adquisitivo de los nicaragüenses es menor que el de hace nueve años, según muestran datos oficiales. En marzo de 2015 los trabajadores del sector formal tenían un salario real promedio 9,46% inferior al que devengaban en 2006, indican las estadísticas publicadas por el Banco Central de Nicaragua.
En el 2006 el salario real -que mide el poder adquisitivo al ajustar el salario nominal a la inflación- era de 4,823.9 córdobas, mientras que en marzo pasado (dato más actualizado) era de 4,367.1 córdobas.
Para la economista Adela Ubau, una de las repercusiones directas de esa brecha salarial es la pérdida en la capacidad del poder adquisitivo, que incide en los niveles de vida de las familias y si en ese hogar hay más de dos niños, el impacto es mayor.
"Con todo ese contexto las personas no tienen por satisfechas sus necesidades básicas de alimentación, acceso a educación, salud y recreación y cuando en una familia hay más de dos niños, la afectación tiene mayor impacto porque se agota la capacidad de abastecer las necesidades de todos", expresó Ubau.
Ese retroceso también podría elevar los índices de hacinamiento, explica Ubau, ya que algunas parejas no salen de los núcleos de sus padres y en una misma casa llegan a vivir de dos a tres familias.
"Es muy común que en una misma casa vivan varias familias para reducir el costo de mantener un hogar por sí solos o bien porque el salario es insuficiente para ello, pero esa situación únicamente es otra evidencia de las vulnerabilidades económicas y los desafíos que hay en el país por preparar la mano de obra y que cuente con mayor calificación para que goce de mejores ingresos económicos", expresó la economista.
Fomenta precariedad
Ricardo Osejo, presidente de la Organización de Defensa de los Consumidores, sostiene que la diferencia entre el salario real promedio del empleo formal y el costo de la canasta básica fomenta que las personas vivan en una situación de precariedad.
"También hay mayores niveles de endeudamiento y se puede caer en la marginación, porque hay menos dinero circulando en sus bolsillos", manifestó Osejo.
Ubau cree que esa inconsistencia debe verse desde una perspectiva más integral y valorar el rol que juegan los centros técnicos de educación y las universidades, para determinar la verdadera demanda de la mano de obra en el país y que haya empleos más acorde con mano de obra que cuente con la especialización requerida.
América Latina
Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) muestran que los hogares de Nicaragua tienen el poder de consumo más bajo de Centroamérica.
En 2011 ascendía a US$3.587 dólares al año, casi tres veces menor al promedio en América Latina, que andaba en US$9.462 dólares, siendo la educación en la que se emplea mayor partida de dinero.
En cuanto a alimentación y bebidas no alcohólicas, Cepal muestra que por hogar en Nicaragua se destina US$538 dólares anuales para esa compra, menor a Honduras, donde se asigna US$1.170.