Por Claudia Contreras - Estrategia & Negocios
Orfebres y apasionadas en técnicas ancestrales. Ellas son cuatro diseñadoras de `joyería de autor´, que llevan lo hecho a mano a un nivel superior.
Jolibeth Sánchez (Honduras)
Creció en una familia de orfebres. Observaba cómo trabajaban para otras empresas. A los 13 años comenzó a diseñar joyas. Fue madre y creó Orquídea de Oro, “un nombre que tiene un doble significado para mí, ya que no solo representa la flor nacional de mi país, Honduras, sino también el nombre de mi hija”.
Crea sus propias piezas. “A través de mis joyas, busco capturar y mostrar al mundo lo que mi país tiene para ofrecer, creando una colección que celebra la diversidad y riqueza de nuestras tierras. Cada pieza está inspirada en las flores, en su variedad de tamaños y formas, y elaborada con piedras naturales y metales preciosos, cuidadosamente seleccionados para resaltar la autenticidad y el esplendor de la naturaleza hondureña”, dijo la artista que se abre camino en un oficio donde predominan los hombres.
“Estas piezas no son simplemente objetos; son el resultado de un proceso creativo que involucra tiempo, esfuerzo y una conexión genuina con mis raíces”.
Marta Viria Peraza (Costa Rica)
“Nací en Santa Cruz de Guanacaste, la cuna del folclore costarricense, región con hermosas playas y que cuenta con actividades como la agricultura, la ganadería, deliciosa gastronomía y donde también destaca la artesanía chorotega”, explicó la artista Marta Peraza. Su última colección es un homenaje a su padre.
“La colección La cosecha de maíz nació en homenaje a mi padre, agricultor de la zona a quien recuerdo haber acompañado junto a mi madre y hermanos para ver la milpa. Cuando era tiempo de cosechar el maíz -recuerda- se vivía una especie de fiesta porque con la ´tapizca´ podíamos jugar en la carreta donde lo llevaban hasta mi casa, y al finalizar la jornada, todos los que colaborábamos a guardarlo en el rancho disfrutábamos de un delicioso atolillo”.
Peraza insiste que es importante apoyar el trabajo hecho a mano, porque siempre tiene una historia que contar: “Tanto del cliente, por ser personalizado, como del diseñador, por sus vivencias”.
María Echeverri (Honduras)
“Me inspiro en la propia vida, los sentimientos, en los viajes. Intento que cada pieza tenga una esencia y una razón de ser”. La formación de María Echeverri como artista, orfebre y joyera ha recorrido Argentina y Colombia. “Me especialicé en joyería contemporánea: fusión de metales preciosos con materiales no convencionales (como tela, gemas, cera y más)”, explicó la hondureña, fundadora y CEO de su marca homónima.
En la Bienal de Florencia ganó el segundo lugar, con el premio Lorenzo Il Magnifico, en categoría Arte de Joyería. Es experta en aleación de joyas para obtener ligas, colores o durezas. Ha estudiado tasación de joyas, y química para conocer mejor cómo trabajar con gemas y piedras preciosas.
Ahora prepara el lanzamiento de su tienda House of ME, en San Pedro Sula. Como artista, no le gusta seguir tendencias, “sino hacer piezas atemporales que duren para toda la vida: que la persona que la tenga, la use, se identifique y se sienta divina, se sienta ella, feliz, cómoda”.
Son estas piezas las que le han abierto puertas a exhibiciones internacionales. ¿Por qué apoyar lo hecho a mano? “Una pieza hecha a mano lleva mucho trabajo: ideas, elaboración, branding, empaque (...) la calidad de lo hecho a mano en Honduras es muy buena, vale la pena”.
Maura Parra (Guatemala)
Etzbal significa en quiché: unión de distintos materiales que a la hora de fusionarse se convierten en arte. Hace casi 10 años, quería trabajar una línea de casa, pero gustaron más sus bolsas textiles. Hace seis, Maura Parra inició el camino para convertirse en guía espiritual maya. De ahí nació su amor por cada uno de los 20 nahuales.
“Miraba los glifos originales de los nahuales y quería encontrar alguna forma creativa, para que las personas pudieran familiarizarse con las características de su nahual y que a la hora de verlo pudieran entender más fácil la belleza de todo lo que tiene este sistema de vida”.
Para Maura, su mayor reto es darse a conocer en mercados como EE.UU. y Europa. “El reto que tenemos todas las empresas con productos hechos a mano es darnos a conocer (...) Sé que cuento con una propuesta muy buena, con calidad buena, propuesta competitiva para el mercado internacional”. Parra trabaja de cerca con artesanos guatemaltecos para elaborar sus productos.