Por revistaeyn.com
El Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto Conchal, ubicado en el cantón de Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica celebra su 16° aniversario como una de las áreas protegidas más representativas del bosque seco tropical costero en Costa Rica.
Este espacio, declarado en septiembre de 2009, es el resultado de una alianza entre el Área de Conservación Tempisque (ACT) del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) y Reserva Conchal, división de hospitalidad de FIFCO, consolidándose como un modelo exitoso de colaboración público-privada para la sostenibilidad, la restauración ecológica y la educación ambiental.
Con una extensión de 39,75 hectáreas, el refugio cumple con la misión de conservar y restaurar los ecosistemas asociados al manglar y bosque circundante, integrando a su gestión el interés y participación de las comunidades locales. Su integración al Corredor Biológico Baulas-Conchal lo convierte en un enclave estratégico para la conectividad ecológica, la protección de especies clave y la resiliencia climática del territorio.
Este refugio alberga una gran diversidad de flora y fauna, incluyendo especies como monos congo, pizotes, venados cola blanca, aves residentes y migratorias, reptiles, abejas nativas y una variedad de polinizadores. También protege un ecosistema de manglar que actúa como barrera natural contra la erosión, brinda refugio a especies marinas y contribuye significativamente a la captura de carbono.
Dentro del área protegida se desarrollan acciones de monitoreo biológico, restauración de hábitats, control de especies invasoras, programas de educación ambiental y promoción de turismo responsable.
Una de sus iniciativas más destacadas es el programa Simbiosis Reserva Conchal, implementado desde 2017, que ha formado a más de 3.400 estudiantes de comunidades cercanas como Brasilito, Matapalo, Portegolpe y Huacas.
A través de visitas al aula ambiental, al vivero forestal y al meliponario —que alberga cuatro especies de abejas nativas sin aguijón— los escolares aprenden sobre biodiversidad, polinización, pasos de fauna, reforestación y hábitos sostenibles desde edades tempranas.
Este esfuerzo educativo se complementa con el trabajo del Apiario Reserva Conchal, donde más de 2,5 millones de abejas polinizan cientos de hectáreas de bosque diverso, contribuyendo a la regeneración del ecosistema. La miel multifloral producida ha sido reconocida internacionalmente destacando el potencial ambiental y productivo de la región.