Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com
El próximo presidente que llegue a administrar a El Salvador por los próximos cinco años (2024-2029) deberá afrontar una serie de desafíos económicos y sociales, siendo el alto costo de la vida, desempleo y control de la delincuencia las principales preocupaciones de la población.
El domingo 4 de febrero, más de 6,2 millones de salvadoreños están llamados a elegir presidente, vicepresidente y a 60 diputados, en unas elecciones marcadas por la polémica en torno a la reelección inconstitucional del popular mandatario, Nayib Bukele, y cambios en la normativa electoral.
Quien llegue a la silla presidencial tiene el desafío de atender la mayor preocupación actual del país: la economía. Un estudio del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) de la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (FUNDAUNGO) destaca que, al cierre de 2023, siete de cada 10 personas (69.9 %) señalan que la economía es el problema más grave que enfrenta el país actualmente. A su vez, el 35.1 % de las personas considera que la situación económica del país mejoró en los últimos 12 meses, el 32.9 % opina que siguió igual y el 31.1 % que empeoró (el 0.9 % no sabe o no responde).
ECONOMÍA, EL GRAN DESAFÍO
Desde mediados de 2020, la delincuencia dejó de ser la principal preocupación en El Salvador y cedió paso a la economía y el alto costo de la vida como el mayor dolor de cabeza para la población.
Carlos Argueta, analista económico independiente, señaló a E&N que la mayoría de las personas están afectadas por el alto costo de la vida y el encarecimiento de la canasta básica.
"¿Cómo van a hacer frente a su día a día con los bajos salarios con los que persiguen? Tenemos que entablar un debate serio sobre un próximo incremento del salario mínimo y la administración tiene una deuda con los programas sociales para las personas más desfavorecidas. Hay que recordar que en los últimos años la pobreza extrema y porcentaje de hogares, el porcentaje en condiciones pobres extremas se duplicó en buenas medidas sociales por esta espiral inflacionaria", señala Argueta.
ECONOMÍA NO DESPEGA
Tras un repunte en el período pospandemia, el Producto Interno Bruto de El Salvador se ha mantenido en sus niveles de crecimiento promedio de 2,3 % anual, siendo el más bajo de Centroamérica.
Aunque instituciones como el PNUD señalaban hace diez años que la violencia le costaba al país un 14,5 % de su PIB, la baja en los niveles de delincuencia tras la implementación del régimen de excepción hace casi dos años no se ha traducido todavía en una mejora de la economía del país o atracción de inversión extranjera (el país recibió US$262 millones en el primer semestre de 2023, la menor cifra de la región).
"Al compararlo con el período de posguerra, cuando vino mucha inversión extranjera y se tuvieron crecimientos de hasta 7 % del PIB, pero ahora lo que se ha hecho violando la Constitución e inseguridad jurídica y eso supera los logros en materia de seguridad", señala Luis Membreño, presidente de Membreño Consulting.
A juicio de Membreño, los principales retos en materia política y social que tendrá el próximo Gobierno de El Salvador serán los efectos si Estados Unidos (y en consecuencia otros países y los organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial) reconocen la validez de una reelección de Bukele, mantener los logros de seguridad ciudadana y dejar de violentar los derechos humanos de las personas capturadas bajo el régimen de excepción.
Además, Óscar Picardo, director del Instituto de Ciencia Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia, señala que el país tendrá en los próximos años "un escenario bastante complejo".
"Si no se mejora el sistema educativo, no se mejora la productividad y la competitividad del país en el largo plazo, hay que preocuparse por atraer inversiones al país, mandar señales de estabilidad jurídica y empezar a trabajar propuestas de políticas y programas que impacten en lo microeconómicos", opina Picardo.
CUENTAS FISCALES
Los expertos coinciden en que el tema fiscal también es un reto, pues, aunque el Gobierno de Bukele pudo renegociar su deuda pública de corto con la banca local (lo que mejoró la calificación de riesgo para El Salvador a 'B-' desde 'CCC+' según S&P Global Ratings), se pagó por adelantado eurobonos, hizo una reforma de pensiones que le alivia el pago de intereses por varios años y el Indicador de Bonos de Mercados Emergentes ha bajado a 7,21 %, todavía debe buscar fuentes de financiamiento en el extranjero para cerrar la brecha fiscal y afrontar el pago del eurobono de US$340 millones en 2025.
Moody’s Investors Service ha dicho que las necesidades de financiamiento del país son “persistentemente altas, la falta de acceso a los mercados de capital internacionales, la baja asequibilidad de la deuda y la falta de un marco fiscal y de financiamiento creíble” a mediano plazo seguirán pesando sobre la calidad crediticia.
Habrá que esperar a conocer si el próximo presidente de El Salvador implementará medidas tradicionales de financiamiento como nuevos impuestos y acudir a acuerdos con el FMI y el BCIE o si seguirá apostando por emitir deuda pública vinculada al bitcoin, como se ha mencionado desde hace dos años.
BUKELE, FAVORITO EN LAS ENCUESTAS
Las encuestas de opinión, realizadas en los últimos días en El Salvador, dan como favorito a llegar a la presidencia del país a Nayib Bukele, quien actualmente, para participar de este proceso está en licencia de su cargo.
Una de las encuestas realizada por el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (Uca) indicó que un 81,9 % de la población que participó en una simulación votó por el partido oficialista Nuevas Ideas para la elección presidencial.
Además, la encuesta de FUNDAUNGO señala que cuatro de cada 10 personas (41.5 %) en El Salvador expresan mucho interés en las próximas elecciones presidenciales de febrero; sin embargo, el 20.6 % expresa tener mucha confianza en el proceso electoral, 26.8 % alguna confianza, 41 % poca confianza, 11.2 % ninguna confianza y 0.4 % no sabe o no responde.