Por revistaeyn.com
La ventaja preliminar del candidato conservador Nasry “Tito” Asfura en el escrutinio hondureño empieza a perfilar un cambio de rumbo político con impacto directo en el clima de negocios de Centroamérica.
Su eventual llegada al poder abriría, según coinciden analistas y operadores económicos, un ciclo de reordenamiento pro-mercado que podría abrir nuevas ventanas de inversión en infraestructura, energía y servicios.
El desafío, sin embargo, no es menor: desmontar estructuras de corrupción arraigadas, recuperar la confianza institucional y responder a un complejo panorama de seguridad.
GIRO PRO-INVERSIÓN EN CONTEXTO DE ALTA FRAGILIDAD
El respaldo explícito del presidente estadounidense Donald Trump ha situado a Asfura en el radar de actores financieros y políticos de la región. Su orientación conservadora-neoliberal y la posibilidad de una recomposición del Partido Nacional después de más de una década de desgaste marcan una señal hacia políticas favorables al sector privado, los organismos multilaterales y el capital extranjero.
La posible victoria ocurre mientras Honduras enfrenta crecientes presiones migratorias, un débil dinamismo económico y una institucionalidad golpeada por los vínculos del crimen organizado con estructuras políticas. Esto convierte a la transición en un capítulo especialmente relevante para empresas, inversionistas y centros de análisis.
PERFIL IDEOLÓGICO
Asfura se ubica en la derecha conservadora, con un programa que prioriza:
-Alianzas público-privadas (APP) y expansión de infraestructura.
-Simplificación regulatoria y reducción de trabas a la inversión.
-Disciplina fiscal compatible con los lineamientos del FMI y Banco Mundial.
-Un discurso de seguridad, orden y defensa del libre mercado, con afinidades políticas hacia figuras como Donald Trump y el chileno José Antonio Kast.
El apoyo de Trump es leído por observadores diplomáticos como una puerta a una mayor cooperación de EEUU, especialmente en proyectos de seguridad y nearshoring, en momentos en que Washington busca reforzar su presencia económica en Centroamérica.
NUEVO CICLO PARA LA INVERSIÓN
El desempeño de Asfura como alcalde de Tegucigalpa, con obras viales y urbanas de alto perfil, es considerado un anticipo de lo que podría ser su agenda nacional. Su plan plantea:
-Ampliación de carreteras y obras viales estratégicas.
-Modernización de infraestructura urbana.
-Un ambicioso programa de vivienda social (550.000 unidades en una década).
De consolidarse, este sector podría convertirse en el principal generador de empleo y en un polo de atracción para empresas constructoras, fondos de infraestructura y proveedores regionales.
El enfoque pro-mercado también apunta a:
-Nuevas inversiones en generación y transmisión energética, así como en la modernización de la ENEE.
-Reimpulso a las telecomunicaciones mediante la apertura a operadores multinacionales.
-Posicionamiento de Honduras como nodo logístico regional, aprovechando su infraestructura portuaria y corredores interconectados.
Si Washington consolida a Honduras como aliado en migración y seguridad, podría aumentar la llegada de inversiones estadounidenses a: maquila y manufactura ligera, servicios tercerizados (BPO, call centers, fintech) y agroindustria orientada a exportación.
LA SOMBRA DEL PARTIDO NACIONAL
El legado del expresidente Juan Orlando Hernández —condenado por narcotráfico en EEUU— sigue pesando sobre el Partido Nacional.
Para inversores institucionales, esto se traducirá en una fuerte presión sobre un eventual gobierno de Asfura. Desde estos sectores se le reclamará exigencias adicionales de transparencia; gestionarán posibles primas de riesgo y sin, dudas, enfrentará condicionamientos por parte de aliados estratégicos como la UE, OEA y otros organismos multilaterales.
Por otro lado, la obra pública estará bajo un fuerte escrutinio. Riesgos de concentración de contratos, clientelismo y opacidad en licitaciones podría reaparecer si no se establecen mecanismos de control sólidos. Esto afecta la previsibilidad del mercado y la competencia empresarial.
POLÍTICA MACROECONÓMICA
Todo indica que Asfura mantendría la coherencia macroeconómica del actual marco fiscal:
-Continuidad del programa con el FMI.
-Incentivos específicos a sectores estratégicos.
-Posible alivio tributario para la inversión empresarial.
En paralelo, podrían reactivarse esquemas de regímenes especiales y zonas económicas, aunque bajo nuevos nombres y marcos regulatorios más aceptables políticamente, tras la polémica de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE).
GEOPOLÍTICA: REDEFINICIÓN DE ALIANZAS
Un gobierno de Asfura podría acelerar el alineamiento con Estados Unidos, especialmente en seguridad fronteriza, migración y cooperación militar, a cambio de mayor apoyo económico.
En el plano externo, un distanciamiento de China y eventual acercamiento a Taiwán sería bien recibido por Washington. La relación con la Unión Europea podría tensionarse si no se avanza en justicia y anticorrupción.
A nivel regional, se anticipa sintonía con El Salvador de Bukele y con gobiernos pro-mercado orientados al nearshoring.
PRÓXIMOS MESES
Para directivos y tomadores de decisión, los indicadores más relevantes a observar en los próximos meses, de llegar Asfura al poder serán:
1.El perfil del gabinete económico.
2.Las señales de transparencia en los primeros 100 días.
3.La relación con EEUU y su impacto en el nearshoring.
4.La hoja de ruta fiscal y regulatoria.
5.La ejecución de proyectos de infraestructura.
6.La evolución de políticas públicas vinculadas a temas como violencia y extorsión.