Por Sandeep Wasnik, International Business Consultant, LatAm Intersect Communications
América Latina se encuentra a la vanguardia de un cambio significativo en las cadenas globales de suministro, impulsado por las fuerzas gemelas del nearshoring y el friendshoring. Estas estrategias ofrecen a la región una oportunidad única para atraer inversiones, impulsar la manufactura y fortalecer los lazos económicos al acercar la producción a los principales mercados, fomentando al mismo tiempo asociaciones basadas en la confianza y los valores compartidos.
El nearshoring aprovecha la proximidad geográfica de América Latina a América del Norte, su alineación cultural y su mercado laboral competitivo para atraer a empresas que buscan agilidad y resiliencia. Países como México, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica y Argentina lideran el camino ofreciendo políticas gubernamentales favorables como incentivos fiscales, procedimientos aduaneros simplificados y protección de la propiedad intelectual que reducen las barreras para los inversores extranjeros.
Más allá del ahorro en costos laborales, las distancias de envío más cortas de la región reducen drásticamente los costos logísticos y los tiempos de entrega en comparación con las cadenas de suministro tradicionales de Asia. Además, compartir zonas horarias similares con EE. UU. y Canadá permite una colaboración en tiempo real y una comunicación ágil, factores críticos para los sectores que enfrentan demandas de consumo en rápida evolución.
El friendshoring, por su parte, responde a la creciente incertidumbre geopolítica priorizando las cadenas de suministro dentro de países políticamente alineados y confiables. La creciente reputación de América Latina como una región estable, democrática y con marcos regulatorios sólidos la convierte en una opción atractiva para países como Estados Unidos y la Unión Europea que buscan diversificar sus redes de suministro. Este enfoque enfatiza no solo el costo, sino también la seguridad, el cumplimiento normativo y la sostenibilidad. Fortalece la integración económica en sectores sensibles como los productos farmacéuticos, la manufactura avanzada y la energía renovable, áreas en las que la fiabilidad y la gobernanza importan tanto como la eficiencia.
Reconociendo el valor de asociaciones diversas, América Latina también está ampliando sus redes de friendshoring más allá de las Américas, al involucrarse activamente con el Medio Oriente y el sur de Asia. El Medio Oriente, particularmente los países del Consejo de Cooperación del Golfo, está emergiendo como un centro global de logística y manufactura, invirtiendo fuertemente en zonas económicas especiales y reformas regulatorias. A través de estas conexiones, América Latina accede a nuevos corredores comerciales y capital, lo que permite un mayor alcance de mercado. Simultáneamente, naciones del sur de Asia como India, Bangladesh y Vietnam aportan vastas reservas de mano de obra calificada y capacidades industriales en crecimiento.
La colaboración con estas regiones ofrece a América Latina vías para diversificación, mitigación de riesgos e intercambio tecnológico, reforzando su posición como ancla de las cadenas globales de suministro en múltiples continentes.
Sin embargo, el camino no está exento de desafíos. Las políticas arancelarias de la administración Trump, introducidas bajo la agenda “America First”, impusieron aranceles a varias exportaciones latinoamericanas, interrumpiendo los flujos comerciales y aumentando los costos operativos para algunos sectores. Estas políticas han acelerado los esfuerzos dentro de América Latina para diversificar los mercados de exportación y construir marcos más sólidos de nearshoring y friendshoring alineados con las preferencias comerciales de EE. UU.
Los países de la región están mejorando su competitividad mediante la facilitación del comercio, actualizaciones industriales y esfuerzos diplomáticos para navegar eficazmente los obstáculos relacionados con los aranceles.
Más allá de los aranceles, América Latina enfrenta inestabilidad política, brechas de infraestructura y una integración comercial regional fragmentada, todos factores que podrían obstaculizar sus ambiciones de nearshoring y friendshoring. Abordar estos problemas a través de reformas de gobernanza, inversión en la modernización de infraestructura y mejoras educativas será fundamental. Además, armonizar los acuerdos comerciales y simplificar los procedimientos transfronterizos puede aumentar el atractivo de la región para los inversores globales.
En conclusión, la región está en una posición única para beneficiarse de la reconfiguración de las cadenas globales de suministro. Al aprovechar las oportunidades del nearshoring, fortalecer las alianzas de friendshoring con América del Norte, Europa, el Medio Oriente y el sur de Asia, y abordar de manera proactiva los desafíos internos, la región puede fomentar un crecimiento económico sostenible, generar empleo y convertirse en un centro indispensable en el nuevo panorama del comercio global. El éxito dependerá de una inversión sostenida, el desarrollo estratégico de políticas y una cooperación internacional más profunda.
Con estos esfuerzos, América Latina puede asegurar su papel como un socio resiliente, competitivo y confiable en las cadenas de suministro globales durante los próximos años.