Por revistaeyn.com
La incertidumbre sigue siendo el factor más importante para la economía en 2024. Para algunos economistas, la economía mundial sigue siendo inestable y podría debilitarse aún más durante el próximo año. Pero un grupo solo ligeramente inferior prevé una estabilización o mejora de las perspectivas económicas, según el informe Perspectivas de los Economistas jefe de enero de 2024, del Foro Económico Mundial.
Estos focos de incertidumbre sobre las perspectivas económicas han sido un tema recurrente durante el pasado año. Y dado que la actividad económica mundial sigue siendo lenta, las condiciones financieras siguen siendo restrictivas y las tensiones geopolíticas crecientes, es probable que gran parte de la volatilidad se mantenga este año.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un ligero descenso del crecimiento mundial hasta el 2,9 % en 2024, frente al 3 % de 2023. Sin embargo, gran parte de este crecimiento procede de la actividad de los mercados emergentes, mientras que el crecimiento en las economías avanzadas sigue siendo tibio.
Dicho esto, las expectativas de inflación se han reducido desde sus altos niveles en todas las regiones. Los economistas también esperan que los mercados laborales y las condiciones financieras se relajen a lo largo de 2024.
Un aspecto que sí une a los economistas es el impacto continuo de las tensiones geopolíticas, ya que casi siete de cada 10 afirman que el ritmo de la fragmentación geoeconómica se acelerará en 2024.
En opinión de la mayoría de los economistas, es probable que esto avive la volatilidad de la economía mundial y de los mercados bursátiles en los próximos tres años. Los expertos también prevén un aumento de la localización, el fortalecimiento de los bloques geoeconómicos y una divergencia cada vez mayor entre el Norte y el Sur Global en los próximos tres años.
Según el FMI, la pérdida potencial de producción económica mundial por el aumento de las restricciones comerciales podría alcanzar hasta el 7 %, y es probable que las economías de renta baja se enfrenten a un coste significativamente mayor -que podría llegar al 4 % del PIB- en comparación con las economías avanzadas.