La dinámica de transformación del mundo es cada vez más veloz y, con ella, la modificación del mercado laboral. El economista Enrico Moretti, asesor de Barack Obama y autor de "La nueva geografía del trabajo", describe la forma en que las innovaciones tecnológicas cambiaron las condiciones de laborales, las del salario e incluso las culturales, en especial en el aspecto educativo. Analiza la "gran divergencia", la diferencia cada vez más marcada en el desarrollo entre ciudades.
Pone la lupa, por ejemplo, en la brecha entre Boston o San Francisco -marcadas por la innovación tecnológica- y Detroit, donde prevalece una estructura manufacturera tradicional. "El futuro viene determinado por el pasado y el éxito propicia posteriores éxitos mientras que el fracaso condena a otros fracasos", comenta en la introducción de su libro. A su criterio, la clave es que las ciudades y regiones capaces de atraer trabajadores calificados y empresas innovadoras suman y crecen cada vez más, en cambio las que no arriesgan en esa dirección, pierden cada vez más terreno.
Entiende que el fenómeno que estudió en detalle en Estados Unidos puede aplicarse a otras regiones del mundo. La existencia de esa brecha no sólo tiene efectos económicos, sino que afecta la identidad cultural, la estabilidad familiar e incluso a la política. Es que los ciudadanos más preparados y capacitados se empiezan a concentrar en determinadas zonas geográficas y esa tendencia empieza a amplificar diferencias socioeconómicas.
"Son dinámicas que están reconfigurando de manera profunda la naturaleza de la sociedad americana, y que también Europa comienza a percibir de forma creciente", agrega. El eje es que el modelo social vigente desde la postguerra ya no sirve ni responde a los retos globales que llegan de las economías emergentes.
Moretti afirma que algunos sectores y ciertos empleos están desapareciendo, otros se van expandiendo y otros -surgidos recientemente- todavía están por explotar.
La globalización misma y el avance tecnológico están reconfigurando lo que se produce, cómo se fabrica y dónde se dan los procesos. Ese rediseño en algunas ciudades y/o regiones se traduce en más puestos de trabajo, aumento de la productividad y mejores salarios, mientras que en otras zonas el efecto es el opuesto.
"En los Estados Unidos está en marcha una redistribución sin precedente de empleos, población y riqueza, y en los próximos decenios el fenómeno sufrirá previsiblemente una aceleración. Este proceso está en sus fases iniciales en Europa", plantea y advierte que la amplificación del fenómeno es inevitable.
Para su libro, el economista de la Universidad de Bekeley analizó 300 áreas metropolitanas de Estados Unidos. De la muestra resultó que aquellos ciudadanos con educación secundaria que trabajan en comunidades dominadas por las innovaciones industriales ganan más, en promedio, que graduados universitarios que se desempeñan en áreas de industrias manufactureras. Además, el nivel educativo general se incrementa en el primer caso no sólo por la demanda de ingenieros o diseñadores, sino de todo tipo de profesionales y hasta crece la demanda de trabajadores no calificados.
Es cierto que desde siempre algunos lugares fueron más prósperos que otros, pero el trabajo de Moretti revela que esas diferencias se incrementaron fuerte en los últimos 30 años en la medida en que el Producto Bruto doméstico y las patentes para nuevas tecnologías se concentraron en no más de cuarenta comunidades estadounidenses a las que identifica como "hub de cerebros" o "clusters de innovación". El mismo esquema se puede repetir en cualquier lugar del mundo.
Flexibilidad y carga tributaria
Moretti indica que en los mercados laborales más rígidos y con una carga tributaria muy alta hay más precariedad, en cambio en donde los regímenes son más flexibles, los trabajadores con contratos permanentes o de tiempo completo son más. Advierte que, en algunos países, conceptos como el de "profesionales liberales" suelen enmascarar a empleados sin protección. "Si hay más estabilidad hay una base más sólida para el desarrollo y los salarios tienden a aumentar', sintetiza.
Además, en esos contextos, hay más disposición a asumir riesgos con lo que se inician más proyectos empresariales y hay más inclinación por la innovación. Y allí el círculo se hace virtuoso -según la tesis del economista- las compañías más innovadoras son claves para el crecimiento y la generación de empleo.
Está convencido de que hoy las oportunidades de trabajo nacen donde están las "ideas". Y la tecnología aumenta las posibilidades ya que permite desempeños en lugares no tradicionales o en horarios no convencionales. Aclara que, este tipo de fenómenos se dan economías que gozan de buena salud y no en etapas de recesión.
Para Moretti los clusters tienen un rol protagónico en el desarrollo ya que generan un ambiente contagioso de debate que afecta no sólo a las empresas puertas adentro, sino que se extiende en toda la comunidad, creando un ecosistema apto para la innovación. Ese ambiente excede largamente los subsidios que un Estado puede ofrecer para atraer compañías. Enfatiza que ningún centro surge sólo por una política de este tipo.
A modo de ejemplo menciona a Taiwán, donde los gobiernos renunciaron a millones de dólares para ayudar a las empresas, pero se destaca sólo en la producción chips. Impulsar la investigación y la innovación son los ejes para atraer inversiones y profesionales especializados.
Apunta que en China, India e incluso Brasil también se produce el "efecto agrupamiento". Como naciones lograron sacar a millones de personas de la pobreza pero, hacia adentro, hay grietas en el desarrollo entre las distintas regiones.
Moretti admite que no hay recetas que garanticen el éxito de los clusters. En sus presentaciones suele señalar el colapso de Detroit, que era el "Silicon Valley de los ’50" en términos de innovación, desarrollo de ingenierías, salarios que se pagaban. A su entender es el ejemplo de que hay clusters que no sobreviven a las crisis y otros incapaces de "apalancarse para transformarse".
En su libro hay un capítulo que analiza las diferencias entre Detroit y Silicon Valley. La región californiana -dice- se mantiene reinventándose a sí misma: de tener árboles frutales pasó a producir hardware y después, software. Ahora se concentran en el social media, la biotecnología y las tecnología limpias.
Esa variedad de tecnologías lo convierte en una excepción como cluster ya que -tradicionalmente- son muy especializados. Por caso Boise (Idaho) hace eje en la radio tecnología, y Portland (Oregon) en los semiconductores.
Enfatiza que el efecto multiplicador de la innovación en el mercado laboral hay que analizarlo siempre en el largo plazo. Pero todos sus estudios revelaron que existe. Algunas de las causas son que los trabajadores del sector ganan muy bien y gasta buena parte de su salario en servicios que se prestan en la misma ciudad donde están; que las empresas requieren de contrataciones en diferentes campos profesionales y que siempre hay "agrupamiento". Es decir, una vez que se atrae a unos los otros siguen llegando.
Moretti plantea que un mercado de trabajo local exitoso es el que logra un "buen equilibrio"; el que atrae una cantidad importante de empleados calificados que quieren instalarse en el lugar y también empresarios innovadores. Esa conjunción es la que -por ahora- tiene mejores perspectivas de sostenerse.