Por revistaeyn.com
Las estimaciones y proyecciones de población 1950 - 2100 confirman que la población de Costa Rica está envejeciendo, debido a que el grupo de edad de 65 años y más es el que crece más rápidamente, reporta el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)
Las cifras establecen que para 2050, 25 de cada 100 personas en la población tendrán 65 años y más, en comparación con 2024 donde esta relación es de 11 por cada 100. Se proyecta que la proporción de la población de 65 años y más se duplicará entre 2024 y 2044.
La población está envejeciendo debido al aumento de la esperanza de vida al nacer y la disminución de los niveles de fecundidad. Se espera que la esperanza de vida al nacer, que aumentó de 76,95 años en 1990 a 80,91 años en 2024, aumente aún más, alcanzando los 84,27 años en 2050 y 89,57 en 2100.
La tasa global de fecundidad, que bajó de 3,26 hijos e hijas por mujer en 1990 a 1,23 en 2024, disminuirá aún más, se proyecta que Costa Rica alcanzará una tasa mínima de 1,14 hijos e hijas por mujer en 2031, y luego, a partir de 2050, se estabilice en 1,26, indica el INEC.
POBLACIÓN ADULTA
En 2016, las personas de 65 años y más superaron en número a niños y niñas menores de cinco años, para 2024 las duplicarán y para 2029 se espera que esta relación sea de tres a uno.
La relación de dependencia demográfica de la población adulta mayor, que compara la cantidad de personas de 65 años y más con respecto al número de personas en edad de trabajar (15 – 64), está aumentando en el país, para 2024 esta relación es de 16,0 personas de 65 años y más por cada 100 personas en edad de trabajar y para 2050 será de 39,2.
Costa Rica muestra una sostenida desaceleración en el crecimiento, incluso llegará el momento en que la población empezará a disminuir, lo cual se proyecta suceda alrededor de 2045. La población para 2025 será de 5.191,823, llegará a un valor máximo en 2044 de 5.439,639 y a partir de ahí, inicia el decrecimiento paulatino.
Las estimaciones y proyecciones nacionales de población por sexo y edad y los indicadores derivados de ellas constituyen un insumo fundamental para la planificación del país, en todos los campos, tales como educación, atención de la salud, pensiones, servicios asociados a la población mayor de 65 años, infancia u otros grupos etáreos.
Además, permite el seguimiento de planes y programas comprometidos con el desarrollo del país y el bienestar de su población.