Por revistaeyn.com
En Washington, el gesto público de Tim Cook hacia el presidente Donald Trump—un trofeo de oro y cristal— subrayó el manejo del consejero delegado de Apple ante Casa Blanca. La visita y el obsequio se interpretaron en Wall Street como parte de una estrategia para mitigar el impacto de los aranceles: Cook ofreció además una ampliación de inversiones por US$100.000 millones, dentro de un plan que sitúa la inversión prevista de Apple en EEUU en US$600.000 millones.
Pese a ese respaldo y a la promesa de exenciones sobre chips, analistas advierten que el coste de las tarifas podría repercutir en usuarios. Con la presentación inminente de la nueva familia iPhone, surgen pronósticos que apuntan a aumentos en los precios de venta.
“¿Subirá el iPhone de precio?” se preguntan expertos como Jeff Fieldhack de CounterPoint. Aunque por ahora los teléfonos no han registrado saltos significativos, otros bienes ya muestran incrementos por aranceles: prendas, calzado, café y ciertos electrónicos —como consolas— han subido su coste en EEUU este año.
Algunas casas de análisis ya incorporan un ajuste. Edison Lee, de Jefferies, calculó un alza promedio de US$50 en su estimación del precio medio del próximo iPhone. Goldman Sachs observa, además, que la mezcla de modelos de Apple se inclina hacia opciones más caras, lo que podría elevar el precio medio con el tiempo.
Se espera que Apple presente cuatro modelos nuevos —la llamada serie “iPhone 17”— y se rumorea que sustituirá el modelo Plus por un diseño más delgado y ligero, sacrificando cámaras y prestaciones por un chasis más fino. Ese formato podría despertar interés, aunque la menor autonomía y otros compromisos dificultarían competir con los modelos de entrada.
Los analistas sitúan el precio probable de ese modelo alrededor de US$899, cifra similar al iPhone 16 Plus. Apple no respondió a peticiones de comentario.
Cook ha conseguido recolocar parte de la cadena de suministro para importar desde India, beneficiándose de aranceles más bajos, y en mayo informó a inversores. Aun así, la compañía ha sufrido efectos: en el trimestre de junio registró US$800 millones en costes por aranceles y advirtió que podrían llegar a US$1.100 millones en el periodo siguiente.
Históricamente, Apple ha manejado con cautela los precios en EE. UU., aunque ha realizado ajustes puntuales: cambios en el precio inicial de modelos y en las configuraciones de almacenamiento han empujado a los usuarios hacia versiones más costosas.
Si Apple encarece sus teléfonos, es probable que lo haga destacando novedades —pantallas mayores, más memoria y chips más rápidos—, en lugar de atribuir el aumento a los aranceles. La factura final, advierten analistas, podría llegar al bolsillo del consumidor cuando la nueva gama desembarque en las tiendas.
Con información de CNBC