Por revistaeyn.com
A medida que termina un año y comienza otro, es natural imaginar lo que se quiere para el futuro. Pero en febrero, la mayoría de los propósitos de Año Nuevo se han abandonado, dejando un desánimo.
¡Esa no es forma de empezar algo nuevo! Chamin Ajjan, directora ejecutiva y directora clínica de Chamin Ajjan Psychotherapy, dice que el problema está en el enfoque. Las resoluciones tienden a ser vagas, poco realistas y desconectadas de los valores más profundos, sin crear el compromiso emocional necesario para el cambio real.
Este año, en lugar de hacer resoluciones, intente algo diferente: manifieste los cambios que desea hacer en su vida con pasos simples y prácticos.
Aquí hay algunos consejos prácticos para ayudar a pasar de resoluciones ineficaces a manifestaciones significativas en cualquier época del año.
1. Establecer intenciones que se alineen con sus valores Las resoluciones a menudo se enfocan en resultados superficiales, como “perder 10 libras” o “ahorrar US$5,000”. Si bien estos objetivos pueden parecer productivos, carecen de profundidad emocional. La manifestación comienza por identificar sus valores fundamentales.
Si su valor es la salud, por ejemplo, su intención podría ser nutrir su cuerpo a través de una nutrición equilibrada y un movimiento que le haga sentir bien. A partir de ahí, crea objetivos que sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con límite de tiempo, como “Voy a dar un paseo de 30 minutos tres veces a la semana”.
2. Concéntrese en restar tanto como en sumar La cultura glorifica “la rutina”, a menudo equiparando el valor como seres humanos con lo mucho que logra y lo que sacrifica para llegar allí.
En lugar de agregar a su larga lista de tareas pendientes, intente hacer una lista para dejar. Identifique hábitos, pensamientos o compromisos que ya no le sirven.
3. Crear una visión que inspire Crear una imagen vívida de lo que desea. Tómese el tiempo para escribir un diario, visualizar o incluso crear un tablero de visión que refleje sus valores e intenciones. Al mantener su visión al frente y al centro, refuerza su conexión emocional con los cambios que quiere hacer.
4. Celebre el progreso, no la perfección Las resoluciones a menudo establecen un destino fijo, como “correr un maratón” o “pagar una deuda”. Pero centrarse rígidamente en los resultados puede llevar a un pensamiento de todo o nada, una mentalidad distorsionada en la que quedarse corto se siente como un fracaso.
Divida sus objetivos en tareas pequeñas y manejables y celebre cada paso adelante. Si su intención es cultivar la atención plena, una sola meditación de cinco minutos es una victoria que vale la pena reconocer. Las pequeñas victorias generan confianza y mantienen viva la motivación.
5. Liderar con amor, no con juicio Aborde su viaje desde un lugar de autocompasión y empatía en lugar de críticas duras. Las investigaciones demuestran que tratarse a sí mismo con amabilidad fomenta la resiliencia, la motivación y el cambio duradero de manera mucho más efectiva que el juicio o la autocrítica.
A diferencia de las resoluciones, que a menudo se sienten como reglas autoimpuestas, manifestarse debe sentirse empoderador. No estás restringiendo, estás creando, progresando hacia una vida que se siente auténtica y satisfactoria.
Con información de CNBC