Por José A. Barrera - Revista Estrategia & Negocios
La industria alimentaria global sufrió en el último quinquenio duros embates, primero por los efectos colaterales de la pandemia del COVID-19, luego por los problemas de la cadena logística global y en tercer lugar por una espiral inflacionaria, coyunturas que pusieron a prueba la resistencia del sector.
En la medida que la humanidad se adapta a un entorno poscovid y la inflación retrocede, el sector está a la caza de nuevas oportunidades, pero eso no quiere decir que navegue en aguas del todo seguras.
La realidad del cambio climático y una incidencia fuerte del fenómeno El Niño enciende las alarmas de un sector clave para el desarrollo.
Según datos del índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en octubre de 2023 los precios mundiales de los alimentos básicos agrícolas eran casi un 25 % más bajos que en abril de 2022, en ese año el indicador tocó máximos históricos asociados a la pandemia y los problemas en la cadena de suministros atizada por la guerra en Ucrania, entre otros factores.
Un informe del Banco Mundial de diciembre de 2023 destacó que la reducción del índice de inflación se originó por las cosechas abundantes en los principales países productores de alimentos, la disminución de los costos de envío, una baja de los precios de la energía y de fertilizantes más asequibles. La fuente añadió que cereales, aceites vegetales, carne y productos lácteos impulsaron esta disminución en la mayoría de los mercados que analiza la FAO.
Sin embargo, los precios del azúcar y el arroz fueron las dos excepciones: estos aumentaron en dos dígitos en los últimos meses debido a los efectos de El Niño en las cosechas.
Estos nuevos riesgos asociados a la crisis climática obligan a las empresas del rubro de alimentos a replantear su futuro con escenarios complejos y una mirada global, pero principalmente a encontrar un sendero de eficiencias para competir de mejor manera.
Nuevas tendencias, nuevos consumidores Según un análisis de Kantar, el rubro de alimentos no solo enfrenta desafíos en los esquemas de producción y operatividad, también lo hace por cambios desde los consumidores.
Rafa Montoya, Associate Director Insights Division de Kantar España, dibuja cinco grandes tendencias: el auge de la proteína vegetal, la salud intestinal como protagonista, dulce y picante a la vez (swicy), cocina sofisticada sin salir de casa y la sostenibilidad en cada detalle.
“La preocupación por la salud y el bienestar del consumidor es el centro de la mayoría de las tendencias. Esta concienciación también se proyecta hacia el exterior y hace que los consumidores prioricen a las marcas que son agentes activos del cambio social y medioambiental”, reflexiona el especialista en un artículo de tendencias en alimentación.
Lejos de ser algo distante, estas tendencias ya son una constante para mercados como el centroamericano, donde la industria explora formas para adaptarse a los nuevos hábitos y demandas.
Gilberto Guzmán, director ejecutivo de Cargill Proteína Latinoamérica Honduras, Nicaragua y Costa Rica, sostiene que explorar nuevas tendencias está en el plan de la empresa, pero también reconoce que la misma pandemia trajo nuevas oportunidades y a partir de eso tienen objetivos claros para 2024.
“Nuestro enfoque se ha centrado en dos vías: una es la regionalización de las marcas y la otra, la creación de nuevas líneas de productos. De esta manera logramos eficiencias operativas, fortalecemos la categoría del producto, la consolidación de nuestra identidad corporativa y, por supuesto, atendemos las necesidades y tendencias de los consumidores”, apuntó.
El ejecutivo destacó que, en el caso de Cargill, la empresa apuesta por estas nuevas tendencias de consumo, en especial por una mayor conciencia de los hábitos alimenticios y su búsqueda de opciones más saludables, naturales y amigables con el medio ambiente, esto ha dado paso al surgimiento de líneas como el de pollo de libre pastoreo.
MÁS SOSTENIBLE
“El pastoreo es un sistema productivo avícola en donde las aves tienen acceso al exterior, a zonas con vegetación y, además, pueden desplazarse libremente al interior de las galeras para comer, beber y protegerse de las condiciones climáticas desfavorables”, dijo Guzmán.
Con este tipo de producción, la marca Pipasa -de Cargill- se sustenta en una cadena productiva sostenible y un manejo óptimo del ave durante todos los procesos de calidad, en la cadena que termina en la distribución del producto.
MOTOR DE ALIANZAS
El caso de Cargill permite comprender el alcance de estos procesos en dos vías: atendiendo la nueva demanda de los consumidores, pero también del potencial que esto tiene en el desarrollo de alianzas corporativas.
La multinacional destacó que esta nueva oferta propició una alianza con Arcos Dorados (la compañía que opera la marca McDonald’s en 20 países de Latinoamérica y el Caribe) para convertirse en el proveedor de huevo fresco de gallina libre de jaula de los restaurantes de la cadena en el territorio de Costa Rica, permitiéndole ser el primer país de la región en tener un menú completo con huevos de este tipo.
El año pasado, tras confirmar el acuerdo, Arcos Dorados reafirmó que migrará al uso exclusivo de huevos de gallinas libres de jaula en todos sus restaurantes de Latinoamérica para finales de 2025.
“Nos enorgullece convertirnos en el primer país latinoamericano donde Arcos Dorados logra el 100 % de la implementación de esta iniciativa”, dijo Esteban Sequeira, director general de Arcos Dorados en Costa Rica.
Montoya, de Kantar, dijo que la agenda sostenible cobra cada vez más relevancia en el sector de la alimentación y destaca que con una media superior a cinco millones de búsquedas mensuales a nivel mundial, los usuarios están comenzando a extender su conciencia de lo genérico a lo específico, exigiendo transparencia más allá de la etiqueta.
Añade que también crece la curiosidad por la agricultura regenerativa y la salud del suelo, por el proceso detrás de cada alimento o los empaques sostenibles, esto se complementa con la reducción del desperdicio y una preferencia por el producto local.
El especialista sostiene que las marcas deben tener en cuenta todos estos intereses si quieren ganarse a todo un conjunto de la población creciente y cada vez más comprometido con el mundo a la hora de tomar sus decisiones alimentarias.
INDUSTRIA EN EXPANSIÓN
Carlos Ramírez, Director Senior de Mercadeo e Innovación CMI Alimentos, explicó que uno de los puntos en agenda de esta multilatina para 2024 es la expansión. “Aún tenemos oportunidades en los segmentos que participamos, el foco es robustecer las propuestas actuales a través de más aperturas e ingreso en nuevas geografías”.
CMI Alimentos tiene participación en negocios avícolas, porcícolas, molinos de trigo y de maíz, pastas, galletas, sopas y salsas, alimentos para animales y restaurantes y una huella que abarca a Estados Unidos, México, Centroamérica, Colombia y Ecuador, entre otros.
En los últimos años ha logrado ampliar sus negocios ya sea por adquisiciones como por expansión de territorios para sus marcas.
“En las categorías que estamos encontramos espacios nuevos, queremos expandir nuestra posición con nuevas marcas, las cuales vendrán a atender a consumidores que hoy no estamos alcanzando”, agregó.
Ramírez puso de ejemplo el impulso de marcas como Galletas Dino (nacida en República Dominicana) que fue introducida en Centroamérica, pero también la creación de nuevos formatos de venta de su división avícola enfocados en el segmento hoteles, restaurantes y cafeterías, con la Central de Pollo Rey en Guatemala y la Central de Pollo Indio en El Salvador.
Otro caso de éxito es el de su marca de restaurantes Pollo Campero el cual cerró 2023 con 13 nuevos establecimientos en Guatemala y una consolidada expansión en Estados Unidos, mercado donde esperan alcanzar su restaurante número 100 este año.