Por Ingrid Roldán - revistaeyn.com / Fotos Álvaro Landaverry, Especialista de Comunicación y Medios de AGEXPORT.
Entre aplausos, ovaciones, toma de fotografías y buenos deseos, así fue recibida Adriana Ruano, en el evento Mujeres Desafiantes en Guatemala. Ella es la primera deportista en brindar al país una medalla de oro en Juegos Olímpicos.
Luego de su hazaña, conocimos más sobre su trayectoria, impulso del día y a día y hacerle saber y sentir el orgullo-no solo de Guatemala por su triunfo- sino de Centroamérica, tras recibir la destacada presea.
Más allá de su historia como medallista, "Adriana es un emblema de la resiliencia y de la fuerza de las mujeres de Guatemala... Es más que el oro de París 2024", apuntó Velia Jaramilllo, editora general de la revista Estrategia & Negocios, quien la entrevistó.
A partir de su triunfo olímipico-el 31 de julio de 2024- muchas cosas cambiaron para Adriana, especialmente porque a donde va la reciben con mucho cariño y reconocimiento.
25 AÑOS ANTES DE LA MEDALLA DE ORO
Ruano comentó que su vida deportiva inició a los 3 años y medio de edad. “A muy corta edad se me presenta ese sueño al conocer a Luisa Fernanda Portocarrero (gimnasta olímpica nacida en Nicaragua y quien vivió desde su infancia en Guatemala. Primera de su país en posicionarse entre las mejores veinte atletas del mundo en los Juegos Olímpicos de 1992 en gimnasia artística) y fue una inspiración", apuntó.
Lo que empezó como un juego se convierte en una ilusión por representar a Guatemala en competiciones mundiales. A los 7 años de edad comienza su entrenamiento en alto rendimiento. “Buscamos un colegio con mis padres que me permitiera hacerlas dos sesiones de entrenamiento y seguir con mis estudios”, comentó.
Según recuerda eran jornadas largas, desde temprano en la mañana y por la tarde hasta tarde-noche. Así fue su vida por 14 años. “Cuando me preguntan cómo fue mi infancia y adolescencia es: Mi único recuerdo es estar entrenando y luchando por el sueño de representar a Guatemala en las competencias”.
Pero ese sueño tuvo un obstáculo importante. Debido a una lesión debió dejar la gimnasia en 2012, ese sueño de ir a Londres 2012 se derrumbó. “Esa fue la primera vez que experimenté emociones difíciles de sobrepasar”, confesó.
Tras 14 años - o un poco más- de vivir con una rutina establecida, enfrentó un año de tratamiento, donde estuvo inmovilizaba. Hizo natación, pero este ejercicio no era lo suyo. Llevó tratamiento clínico con un psicólogo, esto le ayudó a sobrepasar esa etapa. En ese año subió 30 libras de peso debido a la suspensión de su entrenamiento y aparece un médico que le dice que el deporte que podía practicar era tiro. Lo mismo le recomendó un amigo de su hermano.
Al principio no le gustó porque pasó de estar bajo techo en un gimnasio a estar al aire libre, en un campo de tiro, además de que debía usar audífonos que representaron para ella un ejercicio de introspección. Pero la disciplina y la tenacidad hicieron lo suyo.
"Yo por primera vez realizo un disparo y... acá estoy (rompiendo platos)", recordó. Consiguió clasificar a Tokio 2020, pero por la pandemia de COVID-19 se suspenden los juegos olímpicos.
Igualmente, en 2020, en medio de sobrellevar esta noticia, falleció su papá.
TRES SÍMBOLOS QUE LA ACOMPAÑARON EN PARÍS
A Adriana, en París 2024, se le cumple el sueño de representar a su país en unos olímpicos y conseguir una medalla y no lo hace sola, aunque en terreno si lo está: el mapa de Guatemala con un corazón en el centro está en su escopeta, la bandera guatemalteca ondeando tras ganar medalla y la foto de tu papá en el momento de la selfie del triunfo fueron sus compañeros en el momento de su gane en París.
“En ese momento... toda la vida pensé que iba a ser de euforia y mucha emoción, pero lo tomé con mucha calma y serenidad. Lo primero que vino a mi fue una sensación de agradecimiento a Dios, porque me dio las respuesta de muchos momentos en el pasado, y porque me permitió ese momento y que fueran mi familia y mis entrenadores de gimnasia fue muy emotivo para mí... Incluso, el Himno Nacional fue emblemático porque siempre me soñé, en el pasado, cantando el himno en un podio”, expresó Ruano.
Otro sentimiento importante que la acompañó fue el tener consigo la foto de su padre. “Desde que mi padre falleció llevo la foto de él en mi chaleco y, antes de entrar a cada ronda, le pido que me apoye. Poder ponerlo a la par de la medalla fue decirle: papa aquí estás y lo logramos, por lo que luchamos tantos años”.
UNA DESAFIANTE CENTROAMERICANA
Al preguntarle sobre su imagen como ejemplo de resiliencia responde: “Quiero ser lo mas honesta posible, una se prepara para una competición, se prepara para ganar, pero lo que viene detrás de la medalla uno no se prepara. Ha sido algo nuevo para mí, ha sido un reto, algo nuevo para mi país. Estoy llena de agradecimiento con Dios, con todo el país, para mi es un honor estar viviendo este momento”.
Confiesa que ha sido un reto retomar su rutina. No tiene planes de retirarse del deporte, al contrario, continuará su preparación para Los Ángeles 2028.
“La próxima semana me voy a la próxima competencia y planificar lo que viene para los siguientes años”, apuntó.
Y si se ve en el pasado, Adriana, se diría: que tenga fe, que las cosas se darán... me plantearía que habrá tropiezos, que no se de por vencida y que el camino es largo, pero todo está dado.
Para terminar, su mensaje para las nuevas generaciones es “no darse por vencida, tener fe de que las cosas se van a dar. El camino no va a ser fácil, va a haber muchos tropiezos, si uno lo logra superar van a ser los trampolines para llegar, que abracen las adversidades. Muchas veces, cuando somos niños y jóvenes no queremos afrontar esos momentos pero es donde nos estamos formado como guerreros. Que disfrute cada momento que se le presenta”, concluyó.
En esta actividad también recibió el reconocimiento como Mujer Exportadora Honoraria, entregado por el Comité de Mujeres Exportadoras de Agexport.