Por Norma Lezcano – Estrategia & Negocios
Directo, y sin medias tintas, Roberto Artavia Loría pone el foco en los principales obstáculos que frenan el avance de las prácticas ASG en Centroamérica: falta de profesionalización, visión cortoplacista y gobiernos que aún no entienden la urgencia de transformar sus señales hacia el sector empresarial.
Si hay una voz necesaria a la hora de abordar la sustentabilidad y la forma en que articulan las políticas ASG, esa es la del doctor Artavia Loría, quien desde hace 30 años trabaja para empujar en toda América Latina la agenda de la “sustentabilidad multidimensional”.
Su análisis profundo y realismo sin concesiones ayuda a poner en blanco sobre negro el panorama de la sostenibilidad en Centroamérica.
¿Cuál es el panorama de la ASG en CA?
Durante el diálogo apuntó a los diversos grupos empresariales que están en la región, siendo los más destacados o avanzados en el tema, aquellos que son parte de multinacionales. Para Artavia, las empresas actúan por ética, tendencia o propósito del negocio. Pocas tienen modelos con mediciones constantes y estrategia incorporada.
-Hoy, algunos criticarían que con esa agenda se pierde dinero o, cuanto menos, rentabilidad...
Cuando uno aborda esto con un enfoque sistémico se vuelve muchísimo más atractivo y se empieza a ver que, en realidad, no estamos perdiendo plata en el corto plazo, sino que estamos valorizando nuestras acciones, nuestra empresa, nuestros productos y posición en el mercado.
El ASG debe hacerse con un esfuerzo sostenido y recurrente. No puede ser que por salir a pintar una escuela y llevar al gerente general o al presidente de la empresa, digamos que tenemos una estrategia de ASG. Es otra cosa, es llevar la agenda de sostenibilidad a la gobernanza y tener esos parámetros recurrentes.
De acuerdo con el experto, el sector gubernamental o político también juega un rol importante para transitar de la RSE a la ASG. Invertir en capacitación y bienestar comunitario tiene impacto a largo plazo, aunque sea difícil de medir en el corto plazo, es otra de las claves.
¿En qué consiste la Triple línea de Base?
Artavia expresa preocupación por los escenarios ambientales, tecnológicos y sociales que enfrentarán las futuras generaciones.
¿En cuánto va a impactar la era Trump?
-Para concluir, ¿qué expectativa tiene sobre el futuro de la sustentabilidad de la casa donde habitamos? Después de todo lo que vio y transita a diario, ¿le queda optimismo?
Yo he sido toda mi vida muy optimista. Soy una persona a la que le encanta encontrar soluciones a los problemas y, normalmente, en el micromundo en que vivo lo hago de una manera creativa, transparente, honesta.
Pero si usted me pregunta ¿cuál es mi expectativa para el mundo?... Fíjese, mis nietos posiblemente van a estar vivos en el año 2115, y no hay ningún escenario ambiental positivo que yo pueda ver de aquí hasta allá. Para entonces, seguramente habrá soluciones tecnológicas maravillosas a muchos retos; pero si algo nos enseña la historia reciente es que las soluciones tecnológicas maravillosas no se distribuyen equitativamente por el mundo.
El gran tema es cómo formamos a estas jóvenes generaciones, qué educación, qué conocimientos, qué capacidades y destrezas les ofrecemos para subsistir y prosperar en un mundo donde, yo creo, que el ambiente se dirige al colapso y en el que solo algunos tendrán acceso a las soluciones que la tecnología vaya generando.
Entonces, yo ya no soy tan optimista, me preocupa qué escenarios ambientales, tecnológicos y sociales les tocará enfrentar a mis nietos y a todos los jóvenes y niños que vivirán a lo largo de este siglo.
Lo invitamos a leer la entrevista completa con Roberto Artavia, en nuestra más reciente edición de Estrategia & Negocios, dedicada a nuestro especial UniveRSE.