Centroamérica & Mundo

Centroamérica en la mira de Donald Trump

La nueva administración Trump marcará un punto de inflexión en las relaciones entre Estados Unidos y Centroamérica. Este análisis examina las implicaciones del segundo mandato de Trump para los países centroamericanos, considerando tanto los riesgos como las oportunidades potenciales.

2025-02-04

Texto de Víctor Umaña - Economista - para Estrategia & Negocios

Nuevo paradigma comercial y sus efectos regionales. El anuncio de un supuesto arancel universal del 20 % sobre las importaciones representa un cambio radical en la política comercial estadounidense, que tendría efectos diferenciados en los países centroamericanos. Sin embargo, es crucial notar que los países de la región no cumplen con los criterios principales que los asesores cercanos a Donald Trump han señalado como determinantes para imponer barreras al comercio.

En primer lugar, ningún país de la región mantiene superávits comerciales significativos con Estados Unidos; por el contrario, la mayoría presenta déficits en su balanza comercial bilateral. Segundo, no existen acusaciones sustanciales de manipulación cambiaria contra las naciones centroamericanas, cuyos tipos de cambio generalmente han seguido dinámicas de mercado o, en algunos casos, se han apreciado. Tercero, estos países han mantenido un historial consistente de cumplimiento con sus compromisos comerciales internacionales.

Finalmente, varios países de la región, particularmente Costa Rica y Panamá, mantienen estándares ambientales y laborales relativamente altos para su nivel de desarrollo.

Esta realidad podría posicionar a Centroamérica de manera más favorable en comparación con otros socios comerciales de Estados Unidos. No obstante, el impacto del arancel universal propuesto del 20% podría afectar de manera diferenciada a los distintos países de la región según su estructura productiva y exportadora.

Guatemala, con su significativa exportación de productos agrícolas y manufacturas ligeras, enfrentaría desafíos particulares ante el arancel universal.

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El sector textil -que emplea a miles de trabajadores- podría verse afectado, potencialmente desencadenando efectos socioeconómicos en cascada. Sin embargo, su posición como socio estratégico en temas de seguridad y control migratorio podría facilitar negociaciones para mitigar impactos negativos.

El Salvador, que ha apostado fuertemente por su relación con Estados Unidos, podría ver comprometidos sus esfuerzos de desarrollo económico. Las exportaciones salvadoreñas de café, azúcar y textiles enfrentarían una presión significativa bajo el nuevo esquema arancelario.

No obstante, su reciente diversificación hacia servicios digitales y su cooperación en temas migratorios podrían proporcionar cierto apalancamiento en negociaciones bilaterales.

Honduras, con su alta dependencia de las exportaciones agrícolas y textiles hacia Estados Unidos, se encuentra en una posición particularmente vulnerable. El impacto en sectores como el café, banano y maquilas podría ser severo, afectando directamente el empleo y la estabilidad social. La modernización de sus acuerdos migratorios con Estados Unidos podría ser una vía para negociar excepciones o tratamientos preferenciales.

Nicaragua presenta vulnerabilidades particulares debido a su situación política. Además del impacto sobre sus exportaciones tradicionales, podría enfrentar sanciones adicionales bajo una administración Trump. Sin embargo, su integración en las cadenas de valor regionales podría proporcionar cierta protección indirecta.

Costa Rica, con su economía más diversificada y su énfasis en exportaciones de mayor valor agregado, podría estar mejor posicionada para enfrentar los cambios. Su sólido historial en protección ambiental y estándares laborales, junto con su importante rol en sectores como dispositivos médicos y servicios empresariales, podrían facilitar excepciones o tratamientos especiales.

Panamá enfrenta un panorama particularmente complejo debido a las recientes declaraciones del presidente Trump sobre el Canal. Las sugerencias sobre “retomar” su control representarían una crisis diplomática sin precedentes en las relaciones hemisféricas modernas.

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Cualquier intento de cuestionar estos tratados enfrentaría obstáculos legales internacionales significativos, dado que están respaldados por décadas de práctica y cumplimiento. La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha demostrado una gestión profesional y eficiente, realizando inversiones estratégicas como la ampliación del Canal, que ha beneficiado al comercio global, incluyendo los intereses comerciales estadounidenses.

Las implicaciones económicas de una crisis en torno al Canal serían severas y de alcance global. El Canal facilita aproximadamente el 6% del comercio marítimo mundial y es especialmente crucial para el comercio entre la costa este de Estados Unidos y Asia.

Cualquier incertidumbre sobre su operación podría causar disrupciones significativas en las cadenas de suministro globales y aumentos en los costos de transporte marítimo, afectando no solo a Panamá sino a toda Centroamérica y al comercio internacional.

DESAFÍO MIGRATORIO

La política migratoria anticipada bajo un segundo mandato de Trump representa quizás el mayor desafío para la región. Las propuestas de endurecimiento de controles fronterizos y deportaciones masivas tendrían implicaciones profundas para las economías y sociedades centroamericanas, especialmente considerando que las remesas representan entre el 15% y 25% del PIB en varios países de la región.

Centroamérica en la mira de Donald Trump

Un programa de deportaciones masivas podría resultar en el retorno forzado de cientos de miles de centroamericanos, creando una crisis humanitaria y económica sin precedentes.

Los países receptores carecen de la infraestructura y recursos necesarios para reintegrar efectivamente a grandes números de retornados, lo que podría exacerbar la inestabilidad social y económica existente.

La reducción en el flujo de remesas tendría efectos particularmente severos en El Salvador, Honduras y Guatemala, donde estos ingresos sostienen el consumo interno y proporcionan un amortiguador social crucial.

La pérdida de este ingreso podría desencadenar efectos secundarios en sectores como construcción, comercio minorista y servicios básicos. (Ver más información sobre el tema en págs. 38 y 39)

SEGURIDAD

Un aspecto crítico y frecuentemente subestimado en las relaciones entre Estados Unidos y Centroamérica es la cooperación en materia de seguridad, particularmente en la lucha contra el narcotráfico. Esta dimensión adquiere especial relevancia en los casos de Costa Rica y Panamá, países que, al carecer de fuerzas armadas, han desarrollado una dependencia estratégica de la cooperación estadounidense para el control de sus espacios aéreos y marítimos.

Ambas naciones han establecido acuerdos de patrullaje conjunto y compartido inteligencia con Estados Unidos, lo que ha sido fundamental para interceptar cargamentos ilícitos en sus aguas territoriales.

Aunque la posición específica de la Administración Trump respecto a estos acuerdos de cooperación en seguridad aún está por definirse, un potencial distanciamiento en las relaciones bilaterales podría crear vulnerabilidades significativas en la capacidad de estos países para combatir el narcotráfico, convirtiendo eventualmente a sus territorios en rutas más atractivas para el tráfico ilícito.

Esta incertidumbre es particularmente relevante considerando que el istmo centroamericano ya enfrenta desafíos significativos como punto de tránsito de drogas hacia Norteamérica, y cualquier reducción en la cooperación bilateral podría tener consecuencias sustanciales para la seguridad regional.

RELACIONES CON CHINA

La intensificación de la rivalidad económica, política y militar entre Estados Unidos y China presenta desafíos importantes para la región. China ha demostrado un interés estratégico en la región a través de inversiones significativas en puertos, redes de telecomunicaciones, y proyectos logísticos, posicionándose como una fuente alternativa de financiamiento para proyectos de infraestructura que los países centroamericanos consideran prioritarios.

Sin embargo, la presión de Estados Unidos para limitar la presencia de empresas chinas en sectores sensibles, especialmente en telecomunicaciones, coloca a los países centroamericanos en una posición delicada.

La decisión de Costa Rica de excluir a Huawei de la licitación para el desarrollo de su red 5G ilustra cómo las tensiones geopolíticas están influenciando decisiones estratégicas en la región, aun cuando esto pueda significar costos más elevados o retrasos en la modernización de infraestructura crítica.

Esta situación se torna más compleja ante el anuncio de nuevas restricciones estadounidenses a inversiones chinas y el reclamo de la presencia china en el Canal de Panamá, lo que podría forzar a los países centroamericanos a elegir entre el acceso a tecnología y financiamiento chino más accesible, o mantener relaciones armoniosas con su socio comercial y político más importante.

PERÍMETRO DE OPORTUNIDADES

La inversión extranjera y la relocalización emergen como oportunidades en medio de las adversidades. Paradójicamente, las políticas proteccionistas de Trump podrían crear oportunidades significativas para la región en términos de nearshoring o relocalización.

La presión sobre empresas estadounidenses para reducir su dependencia de China podría beneficiar a Centroamérica como destino alternativo de inversión, particularmente en semiconductores, considerando su proximidad geográfica, los acuerdos comerciales ya existentes y costos competitivos.

La región ofrece ventajas comparativas significativas para la relocalización: proximidad geográfica que facilita la supervisión y reduce costos logísticos, husos horarios compatibles que facilitan la comunicación, una fuerza laboral cada vez más calificada, y una larga historia de integración con cadenas de valor estadounidenses. Costa Rica y Panamá están mejor posicionados para aprovechar estas oportunidades debido a su estabilidad política, infraestructura más desarrollada y capital humano calificado.

De especial interés son los sectores de semiconductores, logística y servicios empresariales. El Salvador, con su reciente impulso a la modernización digital y mejoras en seguridad, podría atraer inversiones en servicios tecnológicos. Guatemala, con su mercado más grande y ubicación estratégica, podría capitalizar oportunidades en logística y manufactura ligera.

CONCLUSIONES

Un segundo mandato de Trump representa desafíos significativos para Centroamérica, pero también puede catalizar transformaciones necesarias en las economías regionales.

La posición relativamente favorable de la región en términos de los criterios de la política comercial estadounidense podría proporcionar margen de maniobra importante. Sin embargo, esto requerirá una estrategia diplomática coordinada y efectiva para capitalizar estas ventajas

Los países centroamericanos necesitarán implementar estrategias proactivas para mitigar impactos negativos y aprovechar oportunidades potenciales. La diversificación comercial hacia otros mercados, como la UE, Asia y América Latina, se vuelve imperativa.

El fortalecimiento del Mercado Común Centroamericano podría proporcionar un amortiguador contra políticas proteccionistas estadounidenses. La modernización productiva a través de inversión en educación, tecnología e infraestructura resulta crucial para mejorar la competitividad regional.

La transición hacia sectores de mayor valor agregado y la adopción de tecnologías digitales pueden ayudar a crear economías más resilientes.

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