Por José A. Barrera / Colaboraron Alejandra Ordóñez (Guatemala), Leonel Ibarra (El Salvador), Daniel Zueras (Costa Rica) y José Hilario Gómez (Panamá).
En la última década, Centroamérica ha experimentado un notable crecimiento en la presencia de multinacionales, que han avanzado en diversos sectores de la economía, incluyendo energía, logística, centros de llamadas y manufacturas diversas. No obstante, los anuncios de salida este año de Intel en Costa Rica y Chiquita en Panamá, inversiones de alto impacto en la matriz productiva y exportadora de estos países, abren el debate sobre los desafíos que aún tiene la región para fortalecer su competitividad y retener inversiones.
Costa Rica y Panamá se han convertido en dos importantes imanes para la atracción de multinacionales. De acuerdo con datos oficiales, en los últimos cinco años la economía panameña atrajo 66 nuevas compañías en rubros como consumo masivo y distribución, financiero, alimentos y bebidas, automotriz y tecnología.
Según José Mariano Bermúdez, socio de KPMG Costa Rica, la llegada de estas inversiones es beneficiosa para las economías centroamericanas. No solo traen capital, sino que aportan experiencia, conocimiento, estructura, competitividad, empleos de calidad, y complementan la dinámica empresarial local.
José Luis Moreno, presidente de Asociación de Empresas del Área Panamá Pacífico (ADEDAPP), explica que, en el contexto de esta sub región, la contribución de las multinacionales ha sido “particularmente transformadora”, ya que han acelerado la consolidación del área como un hub logístico y de negocios regional, aprovechando una conectividad multimodal única, infraestructura de clase mundial y un entorno con incentivos fiscales, laborales y migratorios altamente competitivos.
“En los últimos dos años hemos visto inversiones significativas que reflejan la confianza del sector privado en Panamá Pacífico como plataforma regional. Un ejemplo claro es SIKA MBCC Panamá, que amplió operaciones con una planta especializada en soluciones químicas para la industria de la construcción, reforzando la cadena de valor industrial”, dijo Moreno.
También destacó el caso de Dell Technologies, que fortaleció su presencia operativa desde Panamá Pacífico para consolidar su centro de servicios compartidos para América Latina con foco en tecnología, ciberseguridad y atención especializada multilingüe.
Laura López, gerente general de la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER), destaca el caso de Johnson & Johnson MedTech, líder mundial en dispositivos médicos, que anunció en 2023 su mayor inversión en la historia fuera de Estados Unidos (US$600 millones) en Costa Rica, además del caso de Applied Materials Inc., descrito como “el mayor proveedor estadounidense de equipos para la fabricación de semiconductores”, que establecerá un equipo de servicios profesionales y generará unos 100 puestos de trabajo, mientras que Trelleborg Healthcare & Medical, invierte US$20 millones para establecer su primera planta de producción en América Latina en la localidad de Grecia.
“Estas son solo algunas de las inversiones más recientes dentro de una amplia gama de sectores que encuentran en Costa Rica un entorno competitivo, confiable y en constante evolución”, valora López.
De acuerdo con datos de PROCOMER, en Costa Rica operan actualmente más de 1.000 empresas multinacionales, las cuales han contribuido significativamente a la conformación de un ecosistema dinámico, diverso y en constante evolución. López dijo que esta actividad representa más del 5 % del Producto Interno Bruto (PIB) y que proviene de múltiples sectores como servicios, dispositivos médicos, manufactura avanzada y liviana, infraestructura turística, agroindustria, entre otros.
COSTA RICA: TRANSFORMACIÓN PRODUCTIVA
Víctor Umaña, director del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) del INCAE Business School, explica a E&N que las empresas multinacionales han sido fundamentales en la transformación económica de Costa Rica, particularmente en su aporte a la diversificación hacia sectores de mayor valor y complejidad.
“Su principal aporte ha sido la transferencia de conocimiento y tecnología, especialmente en sectores como dispositivos médicos, software, servicios empresariales y manufactura avanzada. Esto ha permitido elevar la productividad laboral, crear empleos mejor remunerados y posicionar al país como un hub tecnológico regional”.
El investigador sostiene que “un aspecto particularmente relevante de esta transformación es el surgimiento de clústeres especializados”, cuya dinámica ha creado un círculo virtuoso que favorece significativamente la atracción de nuevas inversiones.

“Estos clústeres han evolucionado de manera orgánica alrededor de empresas ancla, como Intel, Baxter y Boston Scientific, que inicialmente se establecieron en Costa Rica, generando ecosistemas cada vez más sofisticados y atractivos para nuevos inversionistas”, apunta.
Umaña destaca que la presencia de múltiples empresas del mismo sector impulsa estándares comunes, la coordinación de iniciativas de capacitación y el desarrollo de infraestructura compartida. En los últimos años, esta tendencia ha hecho que Costa Rica se consolide como referente en el desarrollo de insumos médicos de alto valor.
“El clúster de dispositivos médicos ha logrado que el país sea reconocido como una plataforma de manufactura que cumple con los más altos estándares internacionales, lo que automáticamente se traduce como una opción viable para cualquier empresa del sector que esté considerando operaciones en América Latina”, reitera.
PANAMÁ Y GUATEMALA ELEVAN ESTÁNDARES
Carlos Ernesto González Ramírez, socio de la firma Morgan & Morgan, destaca que además de la inyección de capital un hecho relevante para la región es la transferencia tecnológica que beneficia a los profesionales locales que trabajan en las empresas internacionales. “El principal impacto es la movilidad social que genera tener empresas cuyos criterios de contratación son netamente profesionales y no ligados a relaciones. Eso les ha abierto la puerta a muchos panameños que, incluso, han hecho carrera en estas empresas, dirigiéndolas en otros países”, apunta.
Waleska Sterkel de Ortiz, directora ejecutiva de AmCham Guatemala, sostiene que las multinacionales “introducen altos estándares de calidad, innovación y cumplimiento normativo, fortaleciendo las capacidades locales y promoviendo el desarrollo de proveedores nacionales. Además, fomentan la transferencia de tecnología, la formación de talento humano y la conexión del país con cadenas globales de valor”.
Asimismo, reconoce que han sido clave para la profesionalización del entorno empresarial en Guatemala. “Con sus modelos de gestión y buenas prácticas, han incentivado la mejora continua y han elevado la competitividad del sector privado”, dice, pero más allá de su rol dinamizador han sido catalizadores de políticas públicas, impulsando reformas que benefician al ecosistema económico en su conjunto.En el caso guatemalteco, en los últimos años destacan expansiones de operaciones, nuevas plantas y la consolidación de centros de servicios compartidos por parte de empresas tecnológicas y financieras.
Sterkel considera que “estas decisiones reflejan la confianza en Guatemala como un destino estratégico para la inversión” y pone como ejemplo los casos de PepsiCo, Pricesmart o Walmart, aunque destaca movimientos relevantes en telecomunicaciones, energía renovable y logística, lo que evidencia el atractivo del país más allá de la manufactura tradicional.
CENTROAMÉRICA FRENTE AL NEARSHORING
Frente a esta tendencia, los países centroamericanos muestran diferentes niveles de preparación, valora Umaña. Estima que Costa Rica y Panamá están mejor posicionados debido a su mayor estabilidad institucional, infraestructura desarrollada, clústeres existentes y marcos regulatorios más sólidos.
Sin embargo, remarca que la región en general necesita fortalecer la integración regional, mejorar la infraestructura logística y armonizar regulaciones para ser más competitiva en un entorno comercial más proteccionista.
“Panamá ocupa una posición particularmente estratégica gracias al Canal, que se ha consolidado como una de las rutas comerciales más importantes del mundo. La ampliación, completada en 2016, ha permitido el tránsito de buques de mayor calado, posicionando al país como un hub logístico indispensable para el comercio global (...) Por su parte, Costa Rica ha demostrado su fortaleza como receptor de IED, alcanzando cifras récord en 2024, equivalente al 5 % del PIB, consolidándose como líder regional en atracción de inversión en sectores de alto valor agregado”, apunta.
Sterkel dice que Centroamérica enfrenta retos, pero que cuenta con ventajas competitivas como ubicación estratégica y un entorno favorable para aprovechar la relocalización de cadenas de suministro, pero considera que es necesario fortalecer el Estado de derecho, mejorarla infraestructura y garantizar certeza jurídica para retener inversiones sostenibles a largo plazo.
“Es fundamental que los países de la región trabajen en marcos regulatorios estables, agilización de trámites y promoción activa de la inversión. También es clave fomentar el talento humano y la conectividad digital para adaptarse a las nuevas exigencias del comercio global.
Guatemala, en particular, tiene avances importantes, pero aún debe profundizar reformas para consolidar su posicionamiento como un destino competitivo”, dijo.
La directora ejecutiva de AmCham, añade que Centroamérica tiene una gran oportunidad con el nearshoring ,pero advierte que la región aún debe avanzar más decididamente para capitalizarla.
“Países como Guatemala están comenzando a posicionarse como destinos atractivos por su cercanía a Estados Unidos, su estructura de costos competitiva y su base laboral joven”, remarca.
“El nearshoring implica atraer fábricas, también construir capacidades logísticas, digitales y de servicios que respondan a las necesidades de las cadenas globales. Para ello, se requiere voluntad política, coordinación interinstitucional y colaboración público privada”, concluye.