Por Pablo Balcáceres - colaboró Claudia Contreras, Revista Estrategia & Negocios
El año 2024 se caracteriza en la mitología china por dedicarse al Dragón y su vibración energética tiende a elevar la suerte y el éxito. ¿Marcará la tónica de los próximos meses para la economía?
Al menos en las perspectivas de los organismos internacionales, este 2024 resultaría más desfavorable que 2023 para la economía global. Los países desarrollados, América Latina y Centroamérica vislumbran en los cielos a un dragón debilitado.
Este año no puede explicarse sin contextualizar la pandemia del Covid. Para la región centroamericana, eso significó un retroceso del -7,6 % en el Producto Interno Bruto en 2020 y un posterior rebote del 10,5 % en 2021 que fue desacelerando al 5,5 % en 2022 y 4,1 % en 2023, según data del Banco Mundial.
“Ese efecto rebote postpandemia ya se terminó en la mayoría de países, estamos de nuevo en una situación de normalidad y las restricciones típicas al crecimiento que tienen nuestros países vuelven a ser completamente operativas”, analiza Hugo Maul, Investigador Asociado del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).
Se vuelven más evidentes aspectos como la dependencia crónica de deudas fiscales y los grandes retos en materia de generación de empleo. “Eso da paso para analizar la influenciade la economía norteamericana, de la cual somos dependientes”, prosigue.
Centroamérica se ha plantado ante los desafíos económicos con resiliencia para sortear la pandemia, le conceden los expertos; pero tampoco parece que vaya a crecer por encima de su potencial, al menos no en 2024.
Las macrocifras regionales apuntan a una desaceleración del 3,4 % de avance del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023 al 3,2 %para este año, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
“Todas las subregiones crecerían menos que en 2023”, anticipa la CEPAL, con un pronóstico del 1,4 % para Suramérica y 2,6 % para el Caribe sin Guyana, aunque la desaceleración será menos marcada en México y Centroamérica.
“La diferencia entre ambas subregiones está determinada por la mayor resiliencia que se ha observado en México y Centroamérica, sumada al estancamiento y al retroceso de la industria manufacturera en América del Sur”, apunta CEPAL en su último informa de diciembre 2023.
En sus Perspectivas Económicas Globales2024, el Banco Mundial hace cuenta también de una desaceleración regional. No se logrará el 4,1 % de crecimiento del año pasado, sino que rondará el 3,7 % en 2024 y se mantendrá “prácticamente estable” en 2025, en 3,8 %.
Aunque no habrá recesión en 2024, los analistas de Citi esperan un lento crecimiento este año que llevará a un mejor 2025 empujado por las ganancias corporativas.
Tras la guerra en Ucrania e Israel, tensiones entre China y EEUU, y el impacto de la Inteligencia Artificial, el reporte de Wealth Outlook de Citigroup afirma que la economía global está sanando.
“(Está) llena de oportunidades potenciales para construir ganancias y portafolios resilientes”, afirmó David Bailin, Chief Investment Officer de Citi.
RANGOS POR PAÍSES
E&N recopiló las perspectivas e identificó los rangos de crecimiento del PIB Real 2024 para los países de Centroamérica, a partir de cuatro organismos internacionales: CEPAL, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA).
El mejor de los pronósticos dado por esas organizaciones apunta a Panamá, con 5,2 % y 4,6 % de avance del PIB; y el peor va para El Salvador, con 1,8 %.
Para Honduras y Guatemala las predicciones de crecimiento se mueven en un rango estrecho, de entre 3,2 % y 3,5 % para la economía hondureña; y entre 3,1 % y 3,5 % para la guatemalteca.
En cambio, Panamá y Costa Rica poseen elementos que amplían sus rangos previstos. El PIB panameño aumentaría entre 4 % (FMI) y 4,6 % (Banco Mundial); en tanto que Costa Rica lo haría entre 3,2 % (FMI) al 3,9 % (Banco Mundial).
El Salvador es el único país con un pronóstico menor al 2 % en la región centroamericana. El DESA le estima un 1,8 % de subida en el PIB este año, mientras el mejor pronóstico se lo da el Banco Mundial, con 2,3%.
El DESA también le da un bajo pronóstico a Nicaragua para este ejercicio, con 2,8 %; mientras la mejor proyección le viene del FMI, con 3,3 %.
El economista Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva de El Salvador (BCR) y exrepresentante de Centroamérica ante el FMI, anota que la economía salvadoreña podría dar la sorpresa en 2024 creciendo arriba de las proyecciones y así al menos se alinearía con la región.
“Sí esperaría un crecimiento interno de El Salvador de un 3%, con suerte un poquito más”, percibe, considerando dinámicas como la consolidación de la seguridad en el país y flujos de inversión provenientes de salvadoreños residentes fuera del país.
OPORTUNIDADES Y RETOS
Centroamérica se ha visto beneficiada en los últimos años por tendencias muy puntuales, como las fuertes remesas desde Estados Unidos y aspectos como la relocalización de producción hacia centros geográficos más cercanos a ese país (nearshoring), pero no parece que la región en general los capitalizará como para crecer por encima de su potencial, apunta por su lado Maul.
“No creo que estemos realmente capitalizando todo lo que podríamos; veo entonces que 2024 tendería a ser un año de inercia de cómo se manejan las cosas”, apunta el guatemalteco.
Aspectos como los déficits fiscales, la vulnerabilidad climática y el debilitamiento de la institucionalidad drenan las energías de Centroamérica.
En los años recientes, las remesas auxiliaron a la recaudación fiscal, particularmente el ingreso del IVA sobre las importaciones, apunta CEPAL, en su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe2023.
“Esta situación se observa particularmente en los países de Centroamérica, donde el consumo privado ha sido impulsado por el dinamismo de las remesas familiares, en especial las provenientes de los Estados Unidos”, explica la Comisión.
Nicaragua despunta en ingresos de remesas con sus flujos incrementándose en 54 %;en Guatemala subieron 10,9%; en Honduras,4% y en El Salvador un 5,4%, en las cifras recogidas en el informe, que varían de agosto a octubre de 2023.
LA INFLACIÓN Y SUS HERIDAS
La inflación dejará de protagonizar la escena como el mayor riesgo económico en 2024, pero puede que las heridas que dejó su escala no se superen tan fácilmente.
CEPAL documenta la escala de la inflación en América Latina, que pasó del 1,2 % en mayo de 2020 a 9,2% en junio de 2022. “Desde entonces se ha observado una tendencia a la baja en la gran mayoría de países de la región”.
A septiembre de 2023, el promedio inflacionario latinoamericano –excluyendo a los países con inflación crónica como Argentina y Venezuela– era del 5,2 %. Con excepción de Honduras (6,1%), toda la región centroamericana reportó inflaciones por debajo de ese promedio e incluso Costa Rica experimentó una deflación del -2,2%, según la Comisión.
Ricardo Balmore López, catedrático de la Escuela de Economía de la Universidad de El Salvador (UES), advierte que la inflación continuará marcando la agenda en países como El Salvador por tres factores: los costos de importación, los costos de producción y el efecto especulativo.
A pesar de que el Índice de Precios al Consumidor puntuó 1,23 % en diciembre de 2023, la “inflación subyacente”, es decir alimentos y bebidas se colocó en 3,98 %.
Hace un año atrás, en diciembre de 2022, el índice general subía 7,3 % y la de alimentos, 12,2 %, en las cifras del BCR salvadoreño.
De igual manera, el Banco Mundial pone el dedo sobre la inflación en la región, que si bien ha disminuido “sigue siendo elevada, sobre todo en el caso de los alimentos”.
López advierte que también permanece un efecto especulativo en el mercado. “Se suben los precios por moda. Hay productos que nada tienen que ver con el proceso de formación de precios desde el punto de vista de los costos, pero aumentan”.
¿SORPRESA DESDE EE.UU.?
Todo puede pasar si el Año del Dragón eleva su majestuoso vuelo, aunque pocos lo estén esperando. El economista Carlos Acevedo, por ejemplo, objeta el ‘mood’ pesimista en los principales organismos internacionales.
“Estoy un poco sorprendido en general del tono pesimista de los informes sobre la economía global y latinoamericana”, apunta.
Por ejemplo, el FMI le estima un 3 % de potencia a la economía mundial en 2023 y 2,9 % en 2024. En ese mismo período le calcula a Estados Unidos 2,1 % y 1,5 %.
Acevedo expone que la economía estadounidense creció fuertemente al tercer trimestre de 2023, el mercado laboral muestra fortalezas, además de que augura un ablandamiento en los ajustes de tasas de interés.
“Yo no acabo de ver realmente muchas razones por las cuales, por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, el Fondo Monetario está proyectando 1,5% para este año, en los últimos trimestres del año estaba creciendo al 5%”, observa.
Además, las subas de las tasas de interés referenciales de la Reserva Federal (FED) –que actualmente se ubican entre 5,25 % y 5 %– apuntan a llegar a su fin e, incluso, podrían verse bajas desde este mismo año.
“La Reserva Federal ha dicho que si se mantiene la inflación baja, que más o menos se van acercando al objetivo del 2 %, y se mantiene la robustez del mercado laboral, que es una de las cuestiones que más ha sorprendido, incluso se podría bajar la tasa de los fondos federales”, plantea Acevedo.
A Centroamérica, un mejor desempeño de Estados Unidos del esperado le beneficiaría en áreas estratégicas como las exportaciones y demanda de servicios. Un mercado laboral más fuerte que se traduzca en empleo para los inmigrantes implica mayores flujos de remesas para los países del Triángulo Norte de la región, desglosa el economista.
“Somos como un barquito ahí en el océano de la economía mundial y no podemos hacer mucho con ese movimiento de las mareas económicas”, reflexiona el economista.