Por revistaeyn.com
Cada 1° de mayo, el Día Internacional del Trabajador invita a reflexionar sobre nuestras condiciones laborales. Sueldos, jornadas, derechos... pero poco se dice del bienestar emocional, de cómo nos sentimos realmente cada lunes cuando empieza la semana. El trabajo no solo es una fuente de ingresos: también puede ser una causa silenciosa de agotamiento.
Lo más alarmante es que muchos ya no reconocen el "burnout" o agotamiento por trabajo como un problema: se ha normalizado el cansancio, la falta de motivación y el “estar en automático”. En este contexto, una nueva tendencia empieza a tomar fuerza: hablar del burnout silencioso.
El burnout silencioso no explota: se filtra. No implica faltar al trabajo, sino hacerlo en piloto automático. Personas que cumplen objetivos, pero que sienten un vacío al final del día. “No se trata de trabajar menos, sino de reconectar con el propósito”, plantea Fer Niizawa, experto en bienestar laboral y autor del libro Ikigai: felicidad y sabiduría japonesa para transformar tu vida.
Su enfoque se apoya en principios de la filosofía japonesa que aprendió de su abuela y durante sus años de trabajo en Japón, y que luego combinó con su experiencia como director de Recursos Humanos de las empresas más grandes de la región.
“No todos pueden cambiar de trabajo, pero sí pueden cambiar cómo se relacionan con lo que hacen. A veces, una pequeña acción puede reencender la chispa”, explica.
Una clave que propone es "re-encuadrar el sentido: encontrar espacios de autonomía, reconocer logros, tener rituales de cierre del día o establecer micro-objetivos que generen satisfacción”.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y su investigación “Los horarios de trabajo flexibles pueden beneficiar el equilibrio entre la vida personal y profesional, las empresas y la productividad”, advierte sobre el impacto de la hiperconectividad en la salud mental: los límites borrosos entre lo laboral y lo personal aumentan la fatiga y disminuyen el rendimiento.
Además, el informe de la Universidad Siglo 21 indica que las personas que experimentan burnout tienen el doble de probabilidades de sufrir trastornos mentales graves.
No se trata de abandonar todo, sino de adoptar pequeños cambios que mejoren la experiencia laboral desde adentro:
*Propósito claro: conectar con el "para qué" de cada tarea.
*Micro-hábitos: pausar 5 minutos entre tareas, respirar, estirar, agradecer.
*Desconexión digital: establecer horarios sin pantalla, incluso dentro de la jornada.
*Espacios de conversación: generar vínculos reales mejora el clima y la motivación.
*Empatía organizacional: los líderes que cuidan son los que retienen talento.
“La paz mental no es un privilegio, es una necesidad”, concluye Niizawa. “Y no hace falta irse al Himalaya para alcanzarla. A veces, empieza con una sola pregunta: ¿para qué hago lo que hago?”
En tiempos de hiperconexión, multitareas y cansancio acumulado, el Día del Trabajador también puede ser una oportunidad para preguntarnos: ¿cómo queremos vivir mientras trabajamos? Porque no siempre se trata de cambiar de empleo, sino de cambiar la forma en que nos relacionamos con lo que hacemos.