Empresas & Management

Cómo levantarse tras un fracaso empresarial: lecciones de quienes lo vivieron

Emprendedores comparten que de las duras experiencias de caídas en los negocios nació el aprendizaje necesario que impulsó sus futuros éxitos empresariales.

2025-10-07

Por revistaeyn.com

Emprender siempre ha sido una apuesta arriesgada. Desde 1994, la tasa de supervivencia a cinco años de las pequeñas empresas en Estados Unidos apenas supera el 50 %, según el Buró de Estadísticas Laborales. Para 2018, esa cifra alcanzó un modesto 57,3 %. Detrás de estos números hay historias humanas de esfuerzo, caída y resiliencia.

El emprendedor en serie Ismael Dainehine conoce bien la montaña rusa de los negocios. Tras más de una década fundando empresas, vio cómo sus dos primeros proyectos se desplomaban antes de encontrar el éxito con los siguientes tres. Hoy cofundó EverGive, una organización sin fines de lucro que invierte donaciones en Bitcoin para multiplicar su impacto.

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Dainehine recuerda los comienzos como una etapa difícil: “Nadie me exigía más de lo que yo mismo lo hacía. La presión financiera era enorme y me costó mucho aceptar el fracaso”, confiesa. Sin embargo, de esas experiencias nació el aprendizaje que impulsó sus futuros éxitos. Con el tiempo, incluso esos logros empezaron a sentirse “vacíos y sin alma”, señala, reflejando el lado menos glamoroso del emprendimiento.

El mito del fundador incansable, capaz de trabajar siete días a la semana, ha sido alimentado por la cultura de Silicon Valley y por modelos laborales como el “996” chino (de 9 a.m. a 9 p.m., seis días a la semana). Pero, ¿cómo se recupera alguien acostumbrado a ese ritmo cuando su empresa fracasa?

El británico Klaas Ardinois enfrentó esa pregunta tras el cierre de su compañía CommVision, apenas un año después de su fundación. “Lo más duro fue admitir que el negocio no funcionaba y tener que mirar a los empleados a los ojos para decirles que debían irse”, recuerda. Ardinois asumió la culpa por un mal ajuste de mercado y por confiar demasiado en un fondo de capital de riesgo.

Por su parte, el letón Ainars Klavins, creador de la agencia de realidad aumentada Overly, logró rescatar su empresa del borde de la bancarrota y facturar 1,5 millones de euros en 2022. Sin embargo, el agotamiento lo obligó a dejarla. Más tarde invirtió medio millón de euros en un nuevo proyecto que también abandonó al enfrentar dificultades. “Perder una empresa no solo golpea tu bolsillo, sino tu identidad. Sentí que ya no era bueno en nada”, reconoce.

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Aun así, Klavins encontró un nuevo rumbo como gerente de producto en una startup tecnológica. “Ser empleado después de dirigir una empresa me enseñó humildad. Me quitó el ego y me permitió empezar de nuevo”, afirma.

Aunque algunos reclutadores aún desconfían de los exfundadores —lo que investigadores de Rutgers Business School llaman la “penalización del emprendimiento”—, especialistas como el relacionista público Alain Rapallo creen que esa experiencia es una ventaja. “Si logras sobrevivir al primer año como fundador, ya hiciste todos los roles posibles en una empresa. Eso te hace más completo”, sostiene.

Para Dainehine, la clave de la recuperación está en redefinir el éxito. “El mayor riesgo no es fracasar, sino tener éxito sin claridad”, dice. Su consejo para quienes atraviesan una caída: “Comprométanse con una misión profunda, algo que realmente tenga sentido. Solo así los tropiezos se vuelven soportables y el fracaso se transforma en aprendizaje”.

Con información de CNBC

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