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El gran engaño educativo: Cómo los mitos nos condenan al subdesarrollo

Durante décadas, nuestras aulas han operado guiadas por mitos desacreditados e intuiciones sin evidencia, mientras la ciencia del aprendizaje permanece relegada. Esta brecha entre lo que se enseña y cómo realmente aprendemos está profundizando la crisis educativa y perpetuando el subdesarrollo en la región.

2025-11-13

Por Javier Arguello (*)

El futuro llegó a la fuerza laboral moderna, pero el pasado se aferra a nuestros sistemas educativos, todavía guiados por mitos e intuiciones. Si no modernizamos la educación, seguiremos comprometiendo —de manera trágicamente coherente— nuestro propio subdesarrollo. Urge actuar.

Aunque el 96% de los rectores universitarios en Estados Unidos cree que sus graduados están preparados para el mundo laboral, solo el 11% de los líderes empresariales coincide. Una encuesta publicada en 2025 por Hult International Business School y Workplace Intelligence confirma la brecha: 77% de los recién graduados reporta haber aprendido más en sus primeros seis meses de trabajo que en toda la carrera; 85% desearía que su universidad los hubiera preparado mejor; solo 24% considera tener todas las habilidades necesarias para su puesto, mientras 96% de los líderes de RR.HH. afirma que las universidades deben asumir mayor responsabilidad en la formación práctica.

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Esta desconexión educativa y laboral no es exclusiva de Estados Unidos. UNICEF (2022) advierte de una crisis global: millones de estudiantes avanzan sin los conocimientos ni las habilidades que demanda la economía moderna, lo que agrava las brechas de logro y oportunidades (UNESCO, 2023). Para 2030, la escasez global de talento superará los 85 millones de personas, con pérdidas superiores a 8,5 trillones de dólares en el PIB mundial (Korn Ferry, 2023).

Estas consecuencias —evitables— nacen de un sistema donde el docente enseña guiado por mitos y el estudiante estudia guiado por intuiciones. Nadie gana.

El espejismo de los estilos de aprendizaje

La educación está plagada de ideas seductoras que la investigación ha desacreditado. Pocos mitos son tan persistentes como los estilos de aprendizaje. La idea suena atractiva: si se enseña según el estilo preferido del alumno —visual, auditivo, kinestésico—, aprenderá mejor. Sin embargo, la evidencia científica es contundente: no funciona.

El estudio más reciente sobre este mito es de John Hattie y Katherine O’Leary, basado en 17 metaanálisis y más de 100,000 estudiantes, confirma décadas de evidencia: adaptar la enseñanza al supuesto estilo del estudiante no mejora el aprendizaje. El efecto es prácticamente nulo (d = 0.04). Aun así, la idea sigue viva en escuelas, programas de formación docente e incluso productos comerciales.

Prevalencia de mitos

Encuestas internacionales reportan que una gran mayoría de docentes (90%) cree en la utilidad de adaptar la enseñanza a estilos de aprendizaje. La aceptación es transversal a niveles (primaria–universidad) y regiones (contextos anglosajones, europeos y latinoamericanos). No obstante, materiales de formación inicial y continua frecuentemente lo incluyen como práctica recomendable.

¿Por qué persiste el mito?

Desde el 2004 y, más decisivamente, a finales de los 2000, se acumuló evidencia de que la práctica de adaptar la enseñanza a estilos de aprendizaje carece de base empírica. Hattie y O’Leary explican porque este mito es tan arraigado:

• Atractivo intuitivo y narrativa de personalización: ‘respetar la individualidad’ del estudiante.

• Simplificación de fenómenos complejos de aprendizaje en categorías fáciles de comunicar y vender.

• Brecha entre investigación y práctica: actualización limitada en ciencias cognitivas y didáctica basada en evidencia.

• Comercialización de cuestionarios, cursos y productos vinculados al concepto.

Investigación científica

Décadas de investigación en ciencias cognitivas muestran que el aprendizaje es contraintuitivo. La memoria no funciona como una grabadora. Sin embargo, muchos estudiantes siguen usando estrategias pobres —subrayar, releer, copiar— porque nadie les enseña cómo aprendemos realmente (Jacoby; Bjork; Roediger; McDaniel; Dunlosky; Karpicke).En realidad, aprender es un proceso científico, no intuitivo. Para que los estudiantes aprendan de forma óptima, deben ser enseñados sobre cómo ocurre el aprendizaje. Esto es cierto independientemente de sus habilidades cognitivas o de su disposición natural hacia el aprendizaje (Bjork et al., 2013).

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La desconexión entre cómo se enseña y cómo se aprende conduce a estudiantes que trabajan más de lo necesario, obtienen resultados mediocres o abandonan sus estudios (Hynes, 2014). La motivación escolar cae de forma constante y precipitosa desde quinto grado hasta la secundaria (Gallup, 2024), alimentando la percepción de que las carreras STEM son “demasiado difíciles” o “solo para los más inteligentes”.

Consecuencias en América Latina: inequidad y subdesarrollo

En América Latina, estos problemas se amplifican. Los sistemas educativos enfrentan una doble crisis:

1. bajos niveles de aprendizaje, que impiden desarrollar las habilidades necesarias para empleos dignos;

2. docentes sin herramientas basadas en evidencia, lo que genera frustración, sobrecarga y desmotivación.Naturalmente, estudiantes y maestros resienten un sistema que obstaculiza su propio éxito.

Esta crisis tiene una causa raíz que rara vez se discute: la enseñanza sigue guiada por intuiciones y creencias anecdóticas. El informe de la OCDE (Unlocking High-Quality Teaching, 2025) confirma que gran parte del profesorado depende de prácticas sin sustento científico. Cuando la enseñanza se desvincula de la ciencia del aprendizaje, se reproduce la inequidad y se consolida el subdesarrollo. Muy pocos estudiantes logran desarrollar el potencial académico y profesional que necesitan para prosperar.

Las reformas urgentes

Un análisis reciente de ERIC (Education Resources Information Center, 2025) y recomendaciones de la OCDE coinciden en las siguientes prioridades urgentes para los países de la región:

1. Reconocer la importancia de la ciencia cognitiva en la educación, que hasta ahora ha permanecido al margen de las políticas educativas.

2. Transitar hacia una docencia basada en evidencia: capacitar a los docentes en principios de la ciencia del aprendizaje y asegurar que los planes de estudio, metodologías y evaluaciones estén alineados con lo que se sabe sobre cómo aprenden las personas.

3. Transformar la formación docente inicial y continua: garantizar que universidades y centros de formación preparen a los futuros maestros para aplicar prácticas pedagógicas basadas en evidencia científica y que cuenten con oportunidades constantes de actualización.

4. Empoderar a los estudiantes: enseñándoles explícitamente cómo aprenden, para que desarrollen habilidades cognitivas y socioemocionales que los hagan autodidactas y competitivos en una economía de aprendizaje continuo

Del mito y la intuición a la evidencia

Seguir invirtiendo tiempo y recursos en estilos de aprendizaje —o en cualquier mito educativo o intuición— es un lujo que ya no podemos permitirnos. La ciencia cognitiva no puede seguir al margen de la educación. Nos ofrece prácticas claras y efectivas para optimizar la enseñanza y el aprendizaje de forma real con evidencia contundente. Abandonar los mitos no significa renunciar a la personalización. Significa personalizar con base en lo que funciona.

Si realmente queremos mejorar los resultados educativos, debemos diagnosticar la prevalencia de mitos en nuestras aulas, y reemplazarlos con formación en la ciencia del aprendizaje tanto para docentes como para estudiantes. Ese es el camino para desarrollar las habilidades que sustentan el aprendizaje profundo y formar aprendices autodidactos capaces de prosperar en la economía moderna.

La educación del siglo XXI no puede seguir construyéndose sobre intuiciones del pasado. Puede —y debe— construirse sobre la ciencia.

El gran engaño educativo: Cómo los mitos nos condenan al subdesarrollo

(*) El autor es fundador de COGx (www.cogx.info), una organización de investigación y desarrollo en el área de ciencias cognitivas aplicadas dedicada a democratizar acceso a la ciencia del aprendizaje para modernizar la educación. COGx ha sido reconocida como la organización líder a nivel mundial y pionera en ofrecer la traducción de la ciencia del aprendizaje más comprensiva y rigorosa del mundo.

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