POR EFE
El Gobierno de Estados Unidos no descarta entrar en el accionariado de las grandes empresas armamentistas como Lockheed Martin, dado que la mayor parte de las ventas de esta última dependen de contratos federales, dijo este martes el secretario de Comercio, Howard Lutnick.
En una entrevista con el canal CNBC, Lutnick admitió que "hay una tremenda discusión sobre defensa" en lo referente a una posible entrada del Gobierno como accionista, similar a la que ha llevado a cabo con la empresa Intel (donde se ha hecho con un 10 % del accionariado).
Lutnick razonó que un movimiento similar en el sector de la defensa con el ejemplo de Lockheed, cuando describió a la empresa como "básicamente un arma del Gobierno de EE. UU.", en referencia a los contratos millonarios que la compañía firma cada año con el Pentágono.
"¿Y cuáles son (las consecuencias) económicas de esto? Lo dejaré al entendimiento de mi secretario de Defensa y del vicesecretario de Defensa. Estos tipos están en ello, están reflexionando sobre eso", aseguró.
Lockheed Martin es la mayor compañía del mundo en el sector del armamento y defensa, y dentro de EE. UU. también destacan RTX, Northrop Grumman, General Dynamics o Boeing.
El anuncio del mandatario Donald Trump el pasado viernes de que su gobierno entraba como accionista de Intel ha despertado numerosas críticas, también en el sector financiero habitualmente cercano a tesis republicanas, por lo que perciben como un peligroso intervencionismo gubernamental contrario a las tesis del libre mercado que rigen la economía estadounidense.
Intel advierte que participación del Gobierno de EEUU supone "riesgos" para su negocio
a tecnológica Intel advirtió este lunes al regulador bursátil estadounidense que la participación del Gobierno de Estados Unidos en su accionariado supone "riesgos e incertidumbres" para su negocio y sus accionistas, y señaló al potencial impacto en sus ventas internacionales.
En un documento entregado hoy a la Comisión de Mercado y Valores (SEC, por su sigla en inglés), Intel detalla los riesgos que estima tras el acuerdo por el que el Gobierno controlará casi un 10 % del accionariado, operación que se cerrará mañana martes 26 de agosto o "cuanto antes" tras esa fecha.
La firma indica que sus ventas fuera de Estados Unidos representaron un 76 % de los ingresos el año pasado y ese negocio puede verse "afectado negativamente" por la participación de EE.UU., pues puede llevar a que esta afronte "regulaciones, obligaciones o restricciones adicionales" en otros países.
Intel reconoce que no hay "precedentes" recientes en EE.UU. para ese tipo de operación y opina que puede haber reacciones adversas, inmediatamente o pasado tiempo, de inversores, empleados, clientes, suministradores, socios comerciales, gobiernos extranjeros o competidores.
"Puede haber también litigios relacionados con la transacción o por el caso contrario, y un mayor escrutinio público o político respecto a la compañía", agrega.
Otro de los riesgos anotados a la SEC es que la participación gubernamental "reduce el voto y otros derechos de gobernanza de los accionistas y puede limitar futuras potenciales transacciones que pueden ser beneficiosas" para estos.
Además, señala que la transferencia de los fondos gubernamentales depende de la "disponibilidad para apropiarse" de estos por parte de la rama legislativa y la "capacidad" de la rama ejecutiva para obtenerlos, y en el futuro cualquiera de esas ramas o la judicial pueden invalidar parte o toda la operación.
En ese sentido, la empresa cita los riesgos de "cambios en la administración federal y las prioridades del Congreso", o los cambios en las leyes y regulaciones y sus interpretaciones.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, declaró este lunes que pretende hacer más tratos de este tipo y restó importancia a las críticas señalando el alza en el valor bursátil de Intel tras el anuncio, en torno a un 25 % desde que empezó el mes de agosto.