Por revistaeyn.com
La inversión y el patrocinio al deporte femenino atraviesan un punto de inflexión: cifras recientes muestran que lo que hasta hace poco era considerado un nicho ya se está convirtiendo en un mercado global con tracción comercial real.
El impulso más visible llegó con los Juegos de París 2024, cuyo aumento de audiencias y consumo en plataformas digitales ha revalorizado el producto femenino ante anunciantes y emisoras, señala S&P Global Market Intelligence.
En Estados Unidos, la publicidad dirigida al deporte femenino evidenció un crecimiento abrupto: en 2024 se gastaron alrededor de US$244 millones en campañas vinculadas a competiciones y deportistas femeninas, lo que representa un salto del 139 % respecto al año anterior. Ese flujo publicitario refuerza la tesis de patrocinadores y medios: hay público y, por tanto, retorno comercial, indica S&P.
La entrada de capital privado y fondos especializados pone cifras aún más contundentes sobre la mesa. Iniciativas lideradas por mujeres destacan por su tamaño y ambición: la Kynisca Innovation Hub impulsada por Michele Kang anunció inversiones por US$25 millones para el desarrollo de talento femenino, mientras que vehículos como Mercury/13 presentaron un fondo de US$100 millones para fútbol femenino y The Monarch Collective ha desplegado ya US$150 millones en esa disciplina con la intención de elevar esa cifra hasta US$250 millones.
MARCAS PATROCINADORAS
Grandes marcas como PepsiCo Inc. están aumentando de manera similar su inversión en deportes femeninos. A principios de este año, PepsiCo (y otras marcas, incluidas Lay's y Gatorade) amplió su patrocinio de las competiciones nacionales y de clubes femeninas de la Union des Associations Européennes de Football hasta 2030. PepsiCo ya ha enfatizado la importancia de adoptar un tono de voz diferente para sus asociaciones de marca.
La WNBA también ha extendido uno de sus principales acuerdos de patrocinio, mejorando su relación con Nike Inc. La extensión de 12 años se extenderá hasta 2037, y la marca deportiva busca "profundizar su inversión" en la liga deportiva. Los equipos de la WNBA han generado un impresionante total de US$76 millones en ingresos por patrocinio este año, lo que refleja un aumento significativo del 52 % desde 2022, según un informe de SponsorUnited.
Las asociaciones de marcas parecen tener un impacto positivo tanto en los consumidores como en los equipos deportivos. El Women's Sports Trust, con sede en el Reino Unido, ha publicado recientemente una investigación que indica que 28,9 millones de adultos del Reino Unido conocen al menos una asociación deportiva femenina, mientras que el 43% de los adultos del Reino Unido se sienten más positivos hacia las marcas que apoyan a su comunidad local a través de los deportes femeninos.
Estos movimientos muestran que el mercado no solo recibe patrocinios, también atrae inversión estratégica de largo plazo.
Los ingresos por torneos y derechos de transmisión son otra evidencia del avance. UEFA estima que los ingresos totales de la Eurocopa Femenina se duplicarán en 2025 hasta llegar a 128 millones de euros, frente a los 63.2 millones recaudados en 2022; además, el premio global del torneo aumentó a 41 millones de euros, un 156 % más que en la edición anterior.
Paralelamente, acuerdos de retransmisión y streaming —incluida la histórica compra por parte de plataformas como Netflix de derechos de la Copa Mundial Femenina en Estados Unidos para 2027 y 2031— confirman la voluntad de medios globales por participar en la expansión, apunta S&P.
El crecimiento no es solo económico: tiene efectos locales y de percepción. Partidos y finales recientes rompieron récords de asistencia (más de 657,000 espectadores en la Eurocopa 2025) y generaron impactos económicos relevantes en las ciudades anfitrionas —por ejemplo, la final de la Champions femenil dejó cerca de 23 millones de euros en la región de Bilbao—, mientras investigaciones muestran mayor reconocimiento y buena voluntad del público hacia las marcas que apoyan el deporte femenino.
En conjunto, las cifras apuntan a una conclusión clara: el deporte femenino ya no es una promesa futura, sino una oportunidad comercial real y creciente. Inversores, patrocinadores y plataformas audiovisuales están respondiendo con capital y contratos, y los resultados —más audiencia, más patrocinio y más impacto económico local— reflejan que esa apuesta empieza a dar frutos palpables.