Por Norma Lezcano / Claudia Contreras - Estrategia & Negocios
Presidenta Ejecutiva de Grupo Flores, Aline Flores ha dedicado más de tres décadas a construir, desde la base, la visión de una de las empresas más emblemáticas de Honduras. Integrante de la tercera generación familiar, fue la primera de sus hermanos en integrarse al negocio, aprendiendo de cerca de su padre, el empresario Alan Flores, quien consolidó la distribución en el país de marcas líderes como Toyota, Ford y Scania.
Hoy, tras una trayectoria marcada por el trabajo en equipo, la disciplina y la capacidad de adaptación, lidera la estrategia de crecimiento de una compañía que ha hecho de la innovación y el servicio al cliente sus pilares.
–¿Con qué retos se encontró al inicio de carrera?
Me tocó trabajar con equipos diversos y de distintas generaciones, lo que me ayudó a desarrollar criterio, adaptabilidad y visión. Aunque era un entorno mayoritariamente masculino, cada etapa fue una oportunidad para conocer el negocio a fondo: entender el mercado automotriz hondureño, las marcas que representamos y, sobre todo, a nuestros clientes.
Escuchando a mi papá y trabajando de la mano con mis hermanos, impulsamos la creación de áreas clave como mercadeo, servicio al cliente y recursos humanos. Estas decisiones estratégicas marcaron un antes y un después en nuestra forma de operar, siempre inspirados en la disciplina y excelencia que caracteriza a la cultura japonesa.
–¿Cómo se transformó su visión con los desafíos del mercado?
He visto cómo el cliente se ha vuelto más informado y exigente, mientras la tecnología transformaba los negocios. Pasamos de enviar cotizaciones por fax a responder en tiempo real por WhatsApp. Hoy hablamos de Inteligencia Artificial, SEO y herramientas como ChatGPT, que redefinen el marketing y la relación con el cliente.
La transformación digital se une a la evolución del producto: promovemos tecnologías limpias como vehículos híbridos y eléctricos, respondiendo a un mercado más consciente del medio ambiente. Este contexto exige dirección estratégica, basada en datos y adaptabilidad. Muchas oportunidades ya están en nuestras propias bases de datos.
–¿Cómo miden los impactos?
Desde una cultura de mejora continua: objetivos claros, metas medibles y rendición de cuentas. Medimos resultados comerciales, pero también cómo evoluciona nuestra cultura: colaboración, resolución de problemas y aprendizaje.
Grupo Flores ha cambiado la forma de trabajar, de generar oportunidades y, también, de percibir a clientes y competidores. La sostenibilidad es, ahora, pilar central: seguridad vial, impacto ambiental y soluciones que ataquen la raíz de los problemas en Honduras.
–¿Cuáles son las principales barreras para las mujeres en la región?
Muchas provienen de la cultura, pero también de nosotras mismas. Debemos romper paradigmas heredados y asumir el liderazgo con determinación. Las mujeres tienen capacidad y preparación; el reto es creérselo. Si el potencial femenino se aprovechara plenamente, el PIB de Honduras podría crecer hasta un 22 %.
Para lograrlo, se necesitan liderazgos colaborativos y acompañamiento genuino.
–¿Su perspectiva como mujer aportó una ventaja a Grupo Flores?
Más que una ventaja por género, creo en el liderazgo con propósito. Quizá, tengo mayor sensibilidad para escuchar y conectar, pero lo importante ha sido integrar lo mejor de una empresa familiar con una visión corporativa sólida y enfocada en resultados

–¿Cuál ha sido la decisión más difícil que debió tomar como líder?
Durante la pandemia debimos cerrar operaciones temporalmente. Fue durísimo; sentí que fallaba a mi equipo.
Aprendí que liderar también significa tomar decisiones difíciles por el bien colectivo. Recordé una lección que me dejó mi expedición al Kilimanjaro: el principio pole-pole (“despacio, despacio”).
En la montaña, como en los negocios, avanzar paso a paso, con paciencia y determinación, permite superar grandes retos. A veces es necesario retroceder, replantear y avanzar con cautela, siempre con la mirada en el objetivo.