RSE

Italo Pizzolante: El propósito empresarial refuerza el orgullo de pertenencia

Para el experto en temas de sostenibilidad y reputación, tener un propósito claro se refleja en la cultura corporativa de la empresa, con una filosofía y valores definidos que construyen y dan vida al negocio en el largo plazo.

2023-07-07

Por Claudia Contreras – Revista Estrategia & Negocios

¿Por qué una empresa opera de una forma? ¿Por qué hace lo que hace? En palabras de Italo Pizzolante, la construcción del propósito de un negocio “es la consecuencia de una reflexión equilibrada de intereses donde se propone evidentemente ser una empresa rentable y que construya prosperidad en términos de beneficios comerciales, pero también institucionales, del interés del accionista y el interés de la sociedad”.

¿Cómo se hace? El camino largo para construirlo implica un ejercicio de humildad y flexibilidad. “El propósito actúa como un elemento vertebrador, es decir, en la empresa potencia una verdadera palanca de transformación que refuerce su orgullo de pertenencia”. Pizzolante Negrón es socio fundador de la agencia Pizzolante. Es asesor de las principales juntas directivas de Centroamérica en temas de sostenibilidad y reputación de la región y América Latina.

En los últimos años se ha dedicado a profundizar cómo implementar los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG).

DE FILANTROPÍA A CRITERIOS ASG

A lo largo de su trayectoria de casi 50 años ha estudiado la evolución del modelo de sostenibilidad: desde la filantropía, pasando por la evolución a la RSE que en los últimos años ha puesto al gobierno corporativo como protagonista. “El tener programas y proyectos de responsabilidad social no te hace socialmente responsable”, agregó.

En su libro De la Responsabilidad Social Empresarial a la Empresa Socialmente Responsable, Pizzolante subraya que el equilibrio en una empresa responsable llegó cuando se incorporó la G (de gobernanza) a la fórmula de la sostenibilidad, bajo los criterios ASG. “Lo que le faltaba a lo ambiental, económico y social era la gobernanza, que es para mí es la gran tarea. En la A de ambiente, S de sociedad, la G debe tener cuatro veces más tamaño que las otras dos juntas; porque la gobernanza es la forma como tomamos decisiones”.

Para Pizzolante, la sostenibilidad es un eje vertical dentro de la empresa que se traslada al producto que a su vez: “debe ser consciente del impacto que genera en el ambiente, en la salud, en los colaboradores, del impacto genera su mercadeo en la cadena de producción, en la cadena de distribución, en los proveedores”. Es un vertical que implica operar con proveedores que comparten los valores de la empresa. Y luego de todo, también llega a comunidades.

EL AUGE DEL PROPÓSITO

Según los resultados de Approaching The Future 2023 - Tendencias en reputación y gestión de intangibles de América Latina, integrar el propósito en la estrategia y toma de decisiones ha cobrado importancia sobre todo en las juntas directivas de Centroamérica. Pizzolante explica que esto es consecuencia de que las relaciones con la sociedad se han ido complejizando en la medida en que las demandas sociales en los países no han sido satisfechas.

“Las exigencias de la sociedad son más rápidas de lo que hemos podido incorporarlas a los modelos de negocio. Reclamos, cuestionamientos más frecuentes, más rápidos que lo que mis programas de contingencia comunicacional me dan en mis protocolos de actuación”.

Insiste que el negocio futuro se enfrentará a más regulaciones que obligarán a transparentar beneficios económicos en intercambios comerciales con países europeos, por ejemplo. “Los lineamientos de la Comunidad Económica Europea están llegando a América más rápido de lo que la gente cree”, dijo.

Por eso, Italo Pizzolante insiste en que los criterios ASG no sólo impactan la forma de operar regionalmente, sino incluso en las relaciones del negocio con Estados Unidos o países de Europa. Puso de ejemplo cómo el acceso a fondos públicos europeos tiene una relación directa en cómo las empresas tengan un buen gobierno corporativo caracterizado por prudencia en el manejo de stakeholders, que el cliente esté al centro de sus decisiones, que la sociedad sea también escuchada en términos de sus expectativas.

“Las juntas directivas están viendo sin poder evitarlo que hoy sus accesos al capital de los multilaterales están condicionados a las buenas prácticas”, añadió. Son prácticas que impactan al 100% en cómo se toman las decisiones de la empresa y cómo escuchan a sus audiencias: socios minoritarios, colaboradores, comunidades.

Pizzolante puso de ejemplo a CMI y la histórica colocación de US$700 millones en bonos verdes que hizo en abril de 2021. “No lo hizo por verde, sino por su apego al Gobierno corporativo, y su visión de equilibrio entre el ambiente, la sociedad y la gobernanza”, agregó el experto venezolano.

CAMBIO GENERACIONAL

Muchas empresas centroamericanas ya cuentan en sus juntas directivas con miembros de la generación Millennial y Z. “Cualquier empresa tiene más del 50% de población de colaboradores que son millennials. El 85% (de ellos) trabaja en una empresa que conecta con sus valores, en una empresa que tenga impacto social. Aspira a que su CEO se ocupe de los temas internos y externos, no solamente de facturar”.

Para Pizzolante, la Generación Z, que representa la quinta o sexta generación de las empresas familiares de la región, incidirá más en empujar cualquier estrategia de sostenibilidad o de ESG desde las juntas directivas.

“Las generaciones de relevo no van a ser tan condescendientes con la implicación de las marcas o empresas en las cuestiones ASG, por ende, hay que prepararse ya, ahí radicará la resiliencia corporativa”, insistió. “En un futuro muy cercano, y que ya empezamos a ver, la generación Z va a tomar decisiones en función de cómo son sus empresas: si esto no se tiene en cuenta, es muy seguro que van a perder clientes, colaboradores...”.

Tomó de ejemplo el sondeo hecho por Sustainable Brands (SB) en 2023, realizado a más de 4.000 colaboradores en los Estados Unidos y Reino Unido, “el 51% de los empleados encuestados consideraría renunciar si los empleadores no se alinean con sus propios valores”. También habló de conclusiones de un sondeo de Edelman: Las personas quieren que las empresas se involucren más, no menos. “Un 50% de las personas piensan que las empresas no están haciendo lo suficiente para solventar la escasez energética, y un 53% creen que deben hacer más respecto al cambio climático”, dijo.

¿Y si la empresa privada no invierte en lo social? “La discusión no es repartir lo que no tengo, eso lo va a hacer el populista. El desafío es construir lo que necesito, que es riqueza responsable a partir de construcción del bienestar para todos”. Pizzolante advierte que el papel de la empresa no es sustituir el del Gobierno; sino de complementar en los lugares donde opera. “Responsabilidad es un estado de conciencia del impacto de lo que hago y de lo que dejo de hacer. El líder se hace responsable sí solo sí es consciente del impacto de lo que hace y deja de hacer”. El experto puntualizó que la construcción del propósito encuentra equilibrio entre los intereses del negocio y los de la sociedad.

“Para eso se requiere escuchar con humildad a la sociedad, escucharse con humildad a sí mismo, a tus valores, a tu conciencia, a lo que sientes que está bien y mal”.

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