Por revistaeyn.com
En la era de las compras con un solo clic y de las interfaces fintech sofisticadas, nunca ha sido tan fácil comprar algo que está más allá de nuestras posibilidades. Pero también nunca ha sido tan fácil no pagarlo. El verdadero problema no son los préstamos rápidos, sino que nunca hemos aprendido a gestionarlos.
Por ejemplo, Klarna, una empresa pionera en préstamos 'compra ahora, paga después', que permite realizar compras a plazos, ha declarado recientemente pérdidas crediticias por valor de US$136 millones debido a las dificultades de los consumidores para hacer frente a los pagos. La promesa de flexibilidad financiera y comodidad de esta revolucionaria empresa fintech ha chocado de frente con una realidad conocida: cuando la innovación evoluciona más rápido que nuestra comprensión, los problemas —y, en este caso, las deudas— se multiplican.
A medida que la gente recurre cada vez más a los pagos a plazos para todo, desde burritos hasta servicios de streaming, lo que antes era una alternativa a las tarjetas de crédito se ha convertido rápidamente en una forma habitual de pagar los gastos cotidianos.
La encuesta Global Retail Investor Outlook Survey (Panorama Global de la Inversión Minorista) del Foro Económico Mundial, por ejemplo, muestra que casi un tercio de los encuestados tiene dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras corrientes. Uno de cada cinco mencionó el pago de deudas entre sus tres principales prioridades financieras.
Hay un déficit sistémico en la educación financiera, en el que las nuevas formas de gastar superan los esfuerzos por enseñar a los consumidores a gestionar mejor sus finanzas.
Las oportunidades de educación financiera inclusiva, sobre todo en materia de elaboración de presupuestos, ahorro y endeudamiento responsable, son fundamentales para evitar que las personas caigan en espirales de endeudamiento, pero a menudo están ausentes en los momentos clave para su enseñanza.
La responsabilidad no recae solo en los consumidores. Tanto los servicios fintech como las instituciones financieras tradicionales podrían implementar iniciativas que informen, no solo que seduzcan. La tecnología puede eliminar barreras clave y mejorar la asequibilidad y la accesibilidad a la educación financiera.
Todas las plataformas de compra a plazos podrían incluir avisos sencillos e intuitivos sobre el calendario de pagos, la salud del presupuesto y los riesgos potenciales antes de confirmar una compra, por ejemplo.