Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com
Fitch Ratings elevó sus pronósticos de crecimiento mundial en 2024 en su último informe Perspectivas Económicas Globales, ya que la confianza en las perspectivas de recuperación de Europa mejora, el sector exportador de China se reactiva y la demanda interna en los mercados emergentes, excluyendo China, muestra un impulso más fuerte.
Estados Unidos se está desacelerando, pero solo gradualmente, y nuestra previsión de crecimiento para 2024 se mantiene sin cambios en el 2,1 %.
El esperado giro hacia la flexibilización de la política monetaria mundial ya está tomando forma, ya que el BCE ha recortado recientemente los tipos de interés y se espera que la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Inglaterra (BOE) hagan lo mismo en el tercer trimestre de 2024. Pero la inflación "es sorprendentemente persistente y ahora esperamos que las tasas globales disminuyan a un ritmo menos profundo en los próximos 12 a 18 meses".
"Hemos elevado nuestra previsión de crecimiento mundial en 2024 hasta el 2,6 % desde el 2,4 % de las perspectivas económicas mundiales de marzo de 2024. Hemos revisado al alza el crecimiento de la eurozona en 0,2 puntos porcentuales, hasta el 0,8%; el crecimiento de China al 4,8% desde el 4,5%", señala el reporte.
China creció de forma bastante pronunciada, de 0,5 puntos porcentuales hasta el 3,7 %. Sin embargo, para 2025, Fitch preve que el crecimiento mundial se reduzca hasta el 2,4%, ya que el crecimiento de EE. UU. se ralentiza hasta una tasa inferior a la tendencia del 1,5 % y el crecimiento de la eurozona repunta hasta el 1,5 %. También espera que el crecimiento en China caiga al 4,5 % el próximo año a medida que se desaceleren las exportaciones y el gasto público.
Las perspectivas de recuperación europeas se afianzan a medida que se revierten los términos de intercambio y la crisis energética, las industrias de gran consumo energético comienzan a repuntar en Alemania y los salarios reales repuntan. La mejora de los ingresos reales impulsará el gasto de los hogares con sólidos colchones financieros, mientras que disminuye el lastre de la anterior política monetaria del BCE.
"La economía estadounidense se está desacelerando a medida que se desvanece el enorme impulso fiscal del año pasado, las importaciones se recuperan y el crecimiento del crédito sigue siendo débil. Sin embargo, los ingresos laborales del sector familiar siguen creciendo a un ritmo decente y la solidez de las finanzas de los hogares no apunta a un salto repentino de la tasa de ahorro", agrega Fitch.
La demanda interna se ha debilitado en China a medida que empeora el colapso del mercado inmobiliario y el crecimiento del consumo privado sigue siendo anémico. Pero la política fiscal se está relajando y las exportaciones se han recuperado, lo que ayuda al PIB real. Sin embargo, las presiones deflacionarias son generalizadas.
El ciclo de política monetaria global está entrando en una nueva fase, en la que los tipos caerán lentamente, pero a niveles que seguirán restringiendo la demanda. Esperan que el BCE recorte los tipos dos veces más este año, y que la Fed empiece a recortarlos en septiembre con otro recorte en diciembre. Esto es más tarde de lo que esperaban, lo que refleja el estancamiento del impulso de la desinflación en los primeros cuatro meses del año. Pero el crecimiento de los salarios en Estados Unidos se está enfriando gradualmente.
No obstante, los bancos centrales siguen siendo cautelosos a la hora de relajar la política con demasiada rapidez, sobre todo a la luz de la elevada inflación de los servicios. Las presiones derivadas del aumento de los costes laborales y de los alquileres de la vivienda, así como la normalización de las tendencias de los precios relativos, mantienen elevada la inflación de los servicios.