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¿Por qué la Generación Z se aleja de los fanatismos políticos, religiosos y deportivos?

Ricardo Dalbosco, doctor y especialista en comunicación multigeneracional, explica que los jóvenes nacidos entre 1995 y 2010 se conectan más con causas que con instituciones.

2025-10-16

Por revistaeyn.com

Si en el pasado la pertenencia a partidos políticos, clubes de fútbol o religiones era un marcador de identidad colectiva, para la Generación Z esos vínculos se han vuelto mucho más fluidos. Nacidos entre 1995 y 2010, los jóvenes de esta generación se conectan más con causas que con instituciones.

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La Generación Z no se involucra en fanatismos partidistas como las generaciones anteriores. Prefiere movilizarse por causas específicas —como el cambio climático, la igualdad racial, la diversidad de género o la protección de minorías— en lugar de adherirse ciegamente a siglas políticas. Esta postura no representa apatía, sino una reacción contra el radicalismo. Rechazan la idea de “alentar” partidos del mismo modo que se alienta a equipos de fútbol.

Ricardo Dalbosco, doctor y especialista en comunicación multigeneracional, explica que esta característica desafía el modelo tradicional de la política, en el que la lealtad partidaria era casi incuestionable. Hoy, el compromiso se vincula más con movimientos sociales, colectivos independientes e influenciadores digitales.

La religión también pierde espacio entre los jóvenes de la Generación Z. En Brasil, las investigaciones muestran un crecimiento entre los evangélicos sin filiación denominacional y entre quienes prefieren identificarse simplemente como “espirituales”.

"Esto no significa ausencia de fe, sino una búsqueda de espiritualidad personalizada, libre de dogmas rígidos. En lugar de abrazar instituciones tradicionales, esta generación combina prácticas, creencias y filosofías diversas, en un eclecticismo espiritual que se aleja del fanatismo religioso", dice Dalbosco.

El fútbol —tradicional terreno de rivalidades intensas— también vive una transformación. La Generación Z sigue el deporte más como forma de entretenimiento que como muestra de lealtad incondicional a un club.Si antes era común heredar la camiseta de un equipo como legado familiar, hoy muchos jóvenes transitan entre ligas, clubes e incluso distintos deportes.

Dalbosco añade que el fanatismo, que históricamente generó violencia e intolerancia entre aficionados, pierde fuerza ante una relación más crítica, globalizada y emocionalmente sana con el deporte.

Tres factores explican este cambio

Hiperconectividad: el acceso a múltiples voces y fuentes de información rompió los monopolios narrativos de partidos, iglesias y clubes.

Educación crítica: la Generación Z fue criada con más estímulo al cuestionamiento y menos aceptación de verdades absolutas impuestas por padres, docentes, religiones o medios tradicionales.

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Valoración de la autenticidad: los jóvenes prefieren decisiones coherentes con sus valores personales antes que la adhesión ciega a instituciones o doctrinas. De seguidores a ciudadanos conscientes

"Este comportamiento desafía a las instituciones tradicionales, que deberán reinventarse para conquistar la confianza de una generación menos propensa al fanatismo y más exigente en cuanto a la coherencia", apunta Dalbosco.

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