Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com
Centroamérica se encuentra en un momento de encrucijada para su sector logístico. En los últimos años, la región ha enfrentado un crecimiento moderado del comercio exterior y aun así - por las condiciones de la infraestructura- se registró una saturación de puertos marítimos, donde la acumulación de contenedores y la lentitud en los procesos logísticos han generado cuellos de botella que afectan la competitividad regional.
Este panorama deja en claro que la agenda crítica pasa, por un lado, por el desarrollo de inversiones para ampliar la capacidad operativa y, por otro, por la simplificación de los trámites aduaneros. Se trata de dos factores imprescindibles para no perder el tren de oportunidades que trae el auge del nearshoring.
Durante la última década, el comercio exterior en Centroamérica ha mostrado cifras que, si bien reflejan cierta estabilidad, no alcanzan el dinamismo esperado en un mundo cada vez más globalizado. De acuerdo con Quelia Delgado, especialista en Comercio e Inversiones del BID, si se compara la tendencia a escala mundial versus la regional, se observa que el crecimiento del comercio exterior centroamericano está muy por debajo del promedio mundial.
De hecho, CEPAL proyecta que en 2024 el valor de las exportaciones de bienes en América Latina creció un 4 %, mientras que para Centroamérica estima apenas un 1 %.
“Los riesgos medioambientales en aumento hacen que las empresas globales los tengan en cuenta a la hora de tomar decisiones en relación a la logística”, manifiesta Delgado. “Obviamente -agrega- lo que ha pasado en el Canal de Panamá, cuando bajan los niveles, eso también afecta a la logística regional y mundial”.
PUERTOS SATURADOS
A estas dos realidades se suma una tercera que ha sido una constante en los últimos años: la saturación de los puertos marítimos. En varios de los principales centros logísticos de la región, la acumulación de contenedores no solo retrasa la entrega de mercancías, sino que también incrementa los costos operativos.
Claudia Kattán-Jordán, vicepresidenta de Crowley Centroamérica, México y Panamá, afirma que la mayor parte de los puertos del Pacífico en la región de Centroamérica, costa oeste de México, y Pacífico de Panamá y Colombia, “están experimentando saturación, principalmente debido al incremento del comercio hacia México, producto del nearshoring”. Sin dudas, la mayor necesidad de inversión se concentra en los puertos del Pacífico.
“La mejora en esa infraestructura ayudará a solucionar los retos en cuanto a la carga proveniente de Asia y del Pacífico de Sudamérica, como así también permitirá impulsar los proyectos de transporte marítimo de corta distancia, que aliviarán el tránsito terrestre en el corredor Pacífico”, apunta Kattán-Jordán.
A la pobre infraestructura se le suman procesos aduaneros burocráticos y la falta de integración digital, todo lo cual genera demoras que, según algunas estimaciones, incrementan los costos operativos en torno al 15 %.
A modo de ejemplo, diversas gremiales empresariales en El Salvador denuncian que el atasco que se produce en el Puerto de Acajutla provoca retrasos en entrega y recepción de mercancía de entre dos semanas hasta un mes.
Caso similar ocurre en el costarricense Puerto Caldera, donde debido a la poca capacidad del principal puerto del país, los importadores pagan hasta US$1.500 adicionales por contenedor para que los barcos descarguen sus mercancías en Panamá y luego las trasladen vía terrestre.
Recientemente, en Puerto Cortés., Honduras, transportistas protestaron durante tres días exigiendo la agilización en el proceso para recibir los contenedores de exportación o vacíos que ingresen a la Operadoras Portuaria Centroamericana (OPC).
Durante tres días, 1.500 camiones cargados con frijoles, arroz, café y otros productos quedaron varados afuera de las instalaciones de la terminal marítima, lo que dejó pérdidas por un valor de unos US$1,3 millones más las horas extras de conductores y alimentación.
El transportista Gabriel Ramos expresó que ya no aguantan las filas de hasta ocho horas y se han alargado hasta días por los procesos lentos. “Lo que queremos es que las operaciones se agilicen y se hagan en menos tiempo, de por lo menos dos horas”, dijo.
Por su parte, Eny Bautista, gerente comercial de OPC, indicó que el problema “lo tenemos todos los puertos a nivel regional, hay una sobrecarga de contenedores vacíos, han aumentado las exportaciones e importaciones”.
Afirmó que “la capacidad del puerto se ha visto limitada, ya que las inversiones que tenían que haberse hecho desde 2019 no se habían autorizado por parte del Gobierno, y por eso tenemos que reunirnos con ellos y ver lo que se tiene que hacer”.
“El impacto en la cadena de suministro es innegable, a partir del aumento en los tiempos de arribo al punto de recepción de las mercancías, lo que a su vez también golpea las entregas locales, tanto a los puntos de venta como al consumidor final”, apunta el Comité de Logística de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador.
“Sumado a ello están los costos, que han venido experimentando una tendencia alcista y que, definitivamente, serán trasladados a los consumidores. Se está generando un alza de precios sin alternativa de control o reducción”, alerta la entidad salvadoreña.