Por revistaeyn.com
Hoy en día, más de 80 millones de estadounidenses (más de la mitad de la fuerza laboral de Estados Unidos) obtienen sus ingresos a través de trabajos por hora.
Estos trabajadores constituyen la columna vertebral de la economía del país, jugando papeles críticos en el comercio minorista, la hostelería, la manufactura, la logística y otras industrias. Sin embargo, los modelos de trabajo tradicionales no logran satisfacer sus necesidades.
Está surgiendo un nuevo modelo, basado en flexibilidad, autonomía y oportunidades. El trabajo flexible está cambiando el statu quo.
Una encuesta de WorkWhile realizada en 2024 a 5200 trabajadores por horas reveló un cambio importante: El 77 % de los trabajadores prefiere horarios flexibles, el 55 % busca activamente oportunidades de trabajo flexible como forma preferida de ingresos y el 12 % de los trabajadores prefiere los horarios tradicionales de 9 a 5.
Los trabajadores eligen cada vez más el trabajo flexible para equilibrar su vida profesional y personal: los encuestados obtienen una media del 51 % de sus ingresos a través de plataformas de trabajo flexible.
Para las empresas, abrazar el trabajo flexible no solo beneficia a los trabajadores, sino también mejora los resultados. Con un costo promedio de contratación de alrededor de US$4.700 por empleado, y gastos totales que alcanzan de tres a cuatro veces el salario, el proceso de reclutamiento puede convertirse en una puerta giratoria de alto costo si se combina con una alta rotación de personal.
Las empresas que disponen de programas de trabajo flexible registran una mayor satisfacción, retención y productividad de personal. Cuando los trabajadores tienen más control sobre cuándo y cómo trabajan, se vuelven más comprometidos, involucrados y eficaces.
Muchas plataformas de trabajo flexible, como WorkWhile, ofrecen oportunidades de mejora de habilidades para que los trabajadores de primera línea desarrollen sus habilidades, apoyen su propio avance profesional y pasen a puestos mejor remunerados. Cuando las empresas invierten en formación, crean una fuerza laboral más fuerte y resiliente.
Crear una economía más inclusiva y adaptable significa reconocer tanto las oportunidades como los desafíos del trabajo flexible. Por ejemplo, los trabajadores controlan sus horarios y trayectorias profesionales. Y los empleadores deben equilibrar la flexibilidad con las necesidades operativas, sortear la imprevisibilidad y garantizar salarios justos y crecimiento profesional para los trabajadores no tradicionales.
