Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com
En septiembre de 2021 El Salvador se convirtió en el primer país del mundo en declarar al bitcoin moneda de curso legal, tras la aprobación por la Asamblea Legislativa impulsada por el presidente Nayib Bukele, una decisión que generó sorpresa internacional.
Cuatro años después del comienzo del famoso experimento, a comienzos de 2025 se realizaron una serie de reformas a la Ley Bitcoin para que la criptomoneda sea de aceptación voluntaria en el país y que solamente los privados puedan realizar operaciones con ella.
Además, El Salvador continúa entre los últimos países que han adoptado las criptomonedas, según el Índice Global de Adopción de Criptomonedas, de Chainalysis que evalúa a 151 países según los volúmenes de transacciones de los países para diferentes tipos de servicios y protocolos de criptomonedas.
De acuerdo con el reporte de Chainalysis, en 2021 (año de la adopción de la Ley Bitcoin) El Salvador ocupaba el puesto 89, luego, en el ranking de 2023 cayó al puesto 95, en 2024 bajó hasta el puesto 106.
De hecho, de 36 países de la región de América Latina y el Caribe, El Salvador se ubicó en el puesto 15 del ranking de valor de criptomonedas recibidas en 2024, superado incluso por Panamá y Costa Rica.
Sin embargo, en el reporte correspondiente a 2025 de Chainalysis, El Salvador se ha recuperado y volvió al puesto 89 de 151 países.
"América Latina es la segunda región de más rápido crecimiento que estudiamos este año, con una tasa de crecimiento interanual de aproximadamente 42.5 %. Gran parte de este crecimiento ha sido impulsado por mercados de criptomonedas fuertes — pero decididamente diversos — en Venezuela, Argentina y Brasil", señaló Chainalysis en 2024.
Cabe recordar que el gobierno salvadoreño lanzó en 2021 una cartera estatal, Chivo, y ofreció incentivos —entre ellos un bono de US$30 en bitcoin— para fomentar su uso; sin embargo, la implementación fue accidentada pues la app sufrió fallos técnicos, hubo protestas y cuestionamientos sobre compras públicas y falta de transparencia, lo que aumentó el rechazo popular.
Desde el inicio de la adopción del bitcoin se manifestó polémica pues el Fondo Monetario Internacional (FMI) y organismos internacionales advirtieron sobre los riesgos fiscales, la volatilidad y la insuficiente consulta pública, e incluso recomendaron no adoptar bitcoin como moneda de curso legal.
Investigaciones y encuestas posteriores mostraron que el uso entre la población salvadoreña y las empresas fue limitado: muchos descargaron la billetera pero la mayoría dejó de usarla, y solo un pequeño porcentaje de negocios realizó transacciones en bitcoin, lo que puso en duda las expectativas de inclusión financiera.
El argumento oficial de reducir costos de remesas tampoco se materializó plenamente pues el Banco Central de Reserva registró que las remesas vía criptobilleteras representaron una porción minoritaria del total, por lo que no sustituyeron los flujos tradicionales.
Con el tiempo, presiones externas y la necesidad de acuerdos financieros llevaron a dejar el uso del bitcoin solamente entre turistas extranjeros entusiastas de la criptomoneda en la zona costera, replanteando el experimento que originalmente pretendía transformar la economía salvadoreña.