Por revistaeyn.com
La dinámica del crédito en Panamá mostró un avance sostenido. A octubre, la cartera crediticia neta del Centro Bancario Internacional (CBI) alcanzó los US$100,088.9 millones, cifra que supone un repunte de 5.5 % frente al mismo lapso del año anterior, según el más reciente Informe de Actividad Bancaria de la Superintendencia de Bancos de Panamá (SBP).
El mayor impulso del CBI provino del financiamiento hacia el exterior, cuya expansión de 12.38 % elevó su saldo a US$36,832.2 millones. En contraste, el portafolio dirigido al mercado doméstico avanzó a un ritmo más pausado, de 1.63 %, para estacionarse en US$63,256.7 millones.
Los depósitos continuaron fungiendo como la columna vertebral del fondeo del sistema. A octubre, los recursos captados sumaron US$115,289.7 millones, lo que representa un aumento interanual de 5.91 %, equivalente a US$6,428.9 millones adicionales.
La captación internacional volvió a ser protagonista al avanzar 10.21 %, impulsada principalmente por los depósitos de particulares del exterior, que crecieron 13.25 % gracias a fuertes incrementos en cuentas a la vista y de ahorro, reporta la SBP.
En paralelo, las nuevas colocaciones del Sistema Bancario Nacional continuaron ganando tracción. A octubre de 2025, los créditos frescos totalizaron US$22,199 millones, un 5.2 % más que en igual tramo de 2024. El comercio se posicionó como el sector más dinámico al captar US$10,530 millones y crecer 16.6 %, afianzándose como el destino predominante del financiamiento.
Otros segmentos también registraron mejoras: el crédito al consumo avanzó 3.2 %, la actividad ganadera subió 3.3 % y, aunque desde una base mínima, minas y canteras dieron un salto notable hasta US$119 millones, tras haber registrado apenas US$5 millones el año previo.
En cuanto al balance general, los activos netos del CBI alcanzaron US$160,378.3 millones, lo que se traduce en un incremento de 4.44 % interanual. Este resultado responde a una estrategia centrada en fortalecer los activos productivos y administrar el balance en un escenario de mayores exigencias financieras a nivel internacional.
Finalmente, el sistema mantuvo indicadores sólidos de salud financiera. Tanto los niveles de liquidez —con un LCR por encima del 53.4 % regulatorio— como la solvencia —con un Índice de Adecuación de Capital del 16.3 %— se ubicaron holgadamente sobre los mínimos exigidos, reflejando un colchón estable frente a eventuales tensiones externas o crediticias.
