Por revistaeyn.com
En 2022, Centroamérica experimentó un aumento significativo de los precios de los alimentos, una tendencia que se hizo evidente en Honduras. El país registró una inflación mensual interanual de los alimentos que superó el 12 % entre mayo de 2022 y mayo de 2023, con tasas que superaron el 17 % en ocho de esos meses.
Un reporte del Banco Mundial indica que hay que tomar en cuenta que los agricultores de la región han sido afectados debido al incremento en los precios de insumos clave.
Así, el precio de las semillas certificadas subió un 28 % y el de los fertilizantes un 18 %, afectando negativamente la productividad y viabilidad económica. A pesar del aumento de los precios de la papa, la inflación de los alimentos hizo que sus ingresos adicionales fueran insuficientes para compensar el aumento de los costos de los insumos y los gastos personales de alimentación.
El aumento de los precios de los alimentos y fertilizantes afecta la seguridad alimentaria al reducir la producción de los agricultores y la capacidad de los consumidores para comprar alimentos. La pandemia de COVID-19 causó interrupciones significativas en las cadenas de valor agrícolas, lo que llevó a un aumento en los precios internacionales de los alimentos. La invasión de Rusia a Ucrania escaló aún más los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes a nivel mundial.
En 2022, los precios mundiales de los alimentos alcanzaron su punto más alto en más de seis décadas, y los precios de los fertilizantes más que se duplicaron en un año. En el mismo período, en Centroamérica se dio un crecimiento espectacular en los precios domésticos de alimentos y fertilizantes, resultando en una situación de inseguridad alimentaria para el 56 % de la población hondureña entre 2020 y 2022. Aunque los precios han bajado, siguen siendo preocupantemente altos, señala el reporte del Banco Mundial.
¿En qué medida la dinámica de los mercados internacionales es responsable de la inflación interna de los precios de los alimentos y fertilizantes en América Central? En un informe reciente, el Banco Mundial mostró que el vínculo entre los precios mundiales y los precios de los principales alimentos y fertilizantes en los mercados locales "es sorprendentemente débil en la mayoría de los países de la región". Esto significa que la reciente inflación récord y la crisis de seguridad alimentaria observada en América Central "son impulsadas solo en parte por aumentos repentinos de los precios internacionales, y que sus determinantes reales son más probablemente internos".
Desde un punto de vista económico, el hecho de que los precios internos e internacionales estén relacionados de manera vaga "es un indicador de ineficiencias en los mercados internos, lo que a su vez puede afectar la resiliencia de la región a los shocks actuales y futuros, generando precios injustos para los consumidores y afectando la competitividad de productores".
¿Por qué los precios internacionales y los precios internos están tan desconectados? Entre los factores probables se encuentran "la estructura del mercado agroindustrial interno, que en muchos países centroamericanos está muy concentrada, y, en términos más generales, el ecosistema general de políticas públicas para la agricultura".
Al analizar las medidas promulgadas por los países centroamericanos ante los recientes períodos de fuerte inflación, se constata que la región ha sido capaz de brindar alivio inmediato a las crisis alimentarias (por ejemplo, fortaleciendo las redes de seguridad social, reduciendo las barreras comerciales, brindando asistencia alimentaria).
Sin embargo, "no ha logrado fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios para el futuro". Con el tiempo, la mayoría de los países han recurrido a amplias medidas de apoyo a los productores (por ejemplo, barreras comerciales, subsidios a los insumos), generalmente penalizando a los consumidores; la inversión en bienes y servicios públicos para la agricultura, que desde hace tiempo se reconoce como el uso más eficiente del dinero público, también ha sido limitada y se ha estancado a lo largo de los años.
Mirando hacia el futuro, hay tres acciones que los países de Centroamérica pueden emprender:
*Apoyar a los consumidores vulnerables de alimentos reduciendo las medidas de protección fronteriza para importar alimentos e insumos agrícolas y fortalecer las redes de seguridad social para la seguridad alimentaria a largo plazo y la reducción de la pobreza.
*Revisar las medidas de apoyo a los productores para eliminar las distorsiones de precios de insumos agrícolas y alimentos, optando por alternativas más amigables con el mercado como los esquemas de vales para insumos agrícolas, y facilitando el acceso de los productores familiares a mercados y financiamiento.
*Mejorar los retornos de la inversión pública en el sector mejorando la provisión de bienes y servicios públicos agrícolas como sistemas de información agroalimentaria, impulsando la I+D agrícola, la infraestructura rural, la administración de tierras y la gestión del agua.