Centroamérica & Mundo

Residuos electrónicos: una mina urbana de US$ 91.000 millones

Cuando pensamos en minería en América Latina, solemos imaginar minas de oro, cobre o litio. Pero hay otra mina, silenciosa, invisible y creciente, en nuestros hogares y oficinas: los residuos electrónicos.

2025-11-18

Análisis de Jaime García (*) - Estrategia & Negocios

Cada teléfono olvidado en un cajón, cada computadora obsoleta o cargador sin uso forma parte de una mina urbana de valor global estimado en USD 91 mil millones, según el Global E-waste Monitor 2024 publicado por Naciones Unidas. Sin embargo, apenas el 22% de ese valor fue formalmente recuperado.

La paradoja es evidente: mientras la economía digital crece, la economía circular se queda rezagada. Y para América Latina, eso no solo representa un reto ambiental, sino una oportunidad de innovación, competitividad y propósito.

América Latina: producimos más, recuperamos menos

América Latina genera 14 kg de residuos electrónicos por persona al año, más que Asia (6.4 kg) o África (2.5 kg). Sin embargo, nuestra región presenta una tasa de recolección formal del 30%, muy por debajo del 42.8% de Europa. Esta brecha representa tanto una falla en la captura de valor como un riesgo ambiental y de salud pública significativo.

Habilidades y talento para la Centroamérica del futuro

Analizando los desempeños individuales de los países, emerge un panorama heterogéneo que revela diferentes niveles de madurez y oportunidad:

Con un índice de 12.20 kg per cápita y como economía de ingreso medio-alto, México lidera la generación de e-waste en la región. Esto se traduce en aproximadamente 1.5 millones de toneladas anuales. La proximidad con Estados Unidos y su robusta manufactura de electrónicos crean una infraestructura potencial, pero la tasa de reciclaje formal permanece críticamente baja. El valor económico no capturado supera los USD 2 mil millones anuales.

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Colombia (9.40) y Costa Rica (11.60) presentan niveles similares de generación per cápita, pero diferentes capacidades institucionales. Costa Rica, clasificada como economía de alto ingreso, tiene mayor potencial para implementar sistemas EPR (Extended Producer Responsibility) efectivos. Colombia, con su mercado más grande pero infraestructura dispersa, requiere modelos híbridos que formalicen el sector informal ya existente.

Además de Costa Rica, los otros países de Centroamérica presentan una fascinante diversidad que refleja diferentes grados de desarrollo económico y penetración tecnológica. Así, Panamá (9.4 kg) destaca por su potencial como hub regional de reciclaje gracias a su infraestructura logística global; El Salvador (6.3 kg), con alta densidad poblacional y economía dolarizada, ofrece ventajas para sistemas de recolección eficientes y oportunidades derivadas de su conexión con la diáspora.

Guatemala (5.1 kg) y Honduras (5.5 kg) comparten baja generación per cápita, pero mientras el primero enfrenta una brecha digital que incrementará su volumen de residuos, el segundo requiere fortalecer su institucionalidad ante el dominio del sector informal; y Nicaragua (3.0 kg) tiene la posibilidad de diseñar desde cero un modelo circular moderno, siempre que invierta en capacidad técnica y regulación.

La Ecuación Económica: Costos Externalizados vs. Valor Capturado

El análisis económico del Monitor 2024 es revelador. A nivel global, la gestión actual de e-waste genera un costo neto de US$37.000 millones:

-Costos: US$78.000 millones en externalidades ambientales y de salud + US$10.000 millones en tratamiento

-Beneficios: US$28.000 millones en metales recuperados + US$23.000 millones en emisiones de GEI evitadas.

Para América Latina, donde gran parte del e-waste termina en vertederos o en manos del sector informal sin controles ambientales, los costos externalizados son proporcionalmente mayores. Hablamos de mercurio, plomo y plásticos con retardantes de flama bromados que contaminan suelos y acuíferos.

Tres modelos de negocio que pueden redefinir la cadena de valor

En este contexto, hay tres modelos de negocio listos para transformar la cadena de valor del e-waste en América Latina: las empresas de economía circular integrada, que combinan recolección, reparación y reciclaje final mediante alianzas entre retailers y centros certificados; las plataformas de logística inversa, que aprovechan el auge del e-commerce para recoger equipos viejos al entregar nuevos, garantizando un costo de adquisición nulo o negativo; y los servicios EPR para marcas globales, que ofrecen soluciones llave en mano de cumplimiento y reciclaje certificado en una región donde la regulación aún es incipiente pero la oportunidad B2B crece rápidamente.

Finalmente... De Problema a Ventaja Competitiva

El e-waste en América Latina no es solo un desafío ambiental, es la próxima frontera de la economía circular, con implicaciones para competitividad regional, salud pública y desarrollo sostenible. Los países que actúen ahora, estableciendo marcos regulatorios, incentivando inversión privada y formalizando cadenas de valor, no solo capturarán miles de millones en valor económico, sino que posicionarán a la región como líder en sostenibilidad.

Para los países analizados, el mensaje es claro: México tiene la escala, Colombia la diversidad de mercado, Costa Rica el liderazgo ambiental, Panamá la infraestructura logística, El Salvador la densidad para pilotos exitosos, Perú y Ecuador la oportunidad de construir correctamente desde el inicio, y Centroamérica en conjunto el potencial de cooperación regional.

La pregunta no es si debemos actuar, sino quién liderará. En una región donde frecuentemente importamos modelos de desarrollo, el e-waste ofrece la oportunidad de ser pioneros globales. Con el 78% del e-waste mundial manejado incorrectamente, cualquier país latinoamericano que alcance 60% de recolección formal no solo resolverá un problema local, estará exportando un modelo de desarrollo sostenible al mundo.

<i>Jaime García, Director Impacto &amp; Sostenibilidad / Índice de Progreso Social</i>

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