Por revistaeyn.com
En el competitivo mundo laboral actual, no basta con tener habilidades técnicas o un currículum impecable. Cada vez más directores ejecutivos aseguran que las verdaderas señales de alerta en un empleado o candidato tienen que ver con su actitud, su nivel de compromiso y su capacidad para trabajar en equipo.
Ben Goodwin, cofundador y director ejecutivo de la empresa de bebidas Olipop, tiene una regla clara al momento de contratar: solo incorpora a personas realmente entusiasmadas por lo que hacen. Para él, la falta de motivación es una de las mayores banderas rojas en el entorno profesional.
“Tienen que tener fuego en la sangre”, dijo en una entrevista con CNBC Make It. La pasión, añadió, es tan importante que incluso puede superar la experiencia técnica: “Entre pasión y conocimientos, la pasión siempre gana. Si es genuina, el resto se puede aprender”.
Sin embargo, Goodwin también advierte sobre el otro extremo: cuando el entusiasmo se convierte en ego. “No podemos contratar a nadie cuyo ego sea más grande que la misión del equipo”, señaló. Según el empresario, el verdadero compromiso con la empresa surge cuando las personas se sienten parte de algo más grande que ellas mismas.
Bill Phelps, director ejecutivo de Dave’s Hot Chicken y ex CEO de Wetzel’s Pretzels, comparte una visión similar. Para él, el mayor peligro dentro de una organización es la falta de empatía y generosidad. “Un trabajador tóxico contagia su actitud al resto del equipo”, explicó.
En cambio, las personas desinteresadas y colaborativas no solo contribuyen a un mejor ambiente laboral, sino que también tienden a ascender con mayor rapidez.
“Cuando eres increíblemente generoso, todo te regresa”, afirmó. Phelps no duda en despedir a quien afecte la moral colectiva: “No me enorgullece despedir a alguien, pero sí me enorgullece proteger una cultura saludable”.
Por su parte, Monica Cepak, directora ejecutiva de Wisp, considera que un ego inflado es una de las advertencias más evidentes durante una entrevista.
Para detectarlo, suele preguntar a los candidatos cuál ha sido el problema más difícil que resolvieron en el trabajo y cómo lo hicieron. Si la respuesta está llena de “yo”, Cepak lo interpreta como una señal de alarma: “Si no escucho un solo ‘nosotros’, sé que no encajará aquí”.