Por Norma Lezcano - revistaeyn.com
El último informe Commodity Markets Outlook del Banco Mundial anticipa un cambio profundo en el ciclo de los precios globales: los bienes básicos caerán un 7 % en 2025 y otro 7 % en 2026, acumulando cuatro años consecutivos de descensos. Detrás de esta tendencia están el débil crecimiento económico mundial, el excedente de petróleo y la incertidumbre política que frena la inversión.
Para Centroamérica —región importadora de energía pero exportadora de alimentos y metales—, el panorama es mixto. La baja en los precios del petróleo y los alimentos puede aliviar presiones inflacionarias y mejorar el poder adquisitivo, pero también podría afectar los ingresos por exportación agrícola y minera, claves para economías como Guatemala, Honduras y Nicaragua.
“Los mercados de productos básicos están ayudando a estabilizar la economía mundial”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe del Banco Mundial. “Pero este respiro no durará”.
Energía: el petróleo marca el rumbo
El superávit petrolero global crecerá un 65 % sobre el pico de 2020, impulsado por la lenta demanda china y el auge de los vehículos eléctricos. El crudo Brent bajará de US$ 68 en 2025 a US$ 60 en 2026, su nivel más bajo en cinco años.
Para Centroamérica, esto puede traducirse en menores costos de transporte y energía eléctrica, un alivio directo a las balanzas comerciales. Sin embargo, también reduce los incentivos para invertir en energías renovables, un frente crucial ante la vulnerabilidad climática regional.
Alimentos: respiro limitado
Los precios del arroz, trigo y soja continuarán a la baja —6,1 % en 2025 y 0,3 % en 2026—, mientras que los fertilizantes subirán un 21 % antes de moderarse. Este contraste podría erosionar los márgenes de los agricultores, afectando a pequeños productores de granos y café en el istmo.
La mejora en los precios del café y cacao será temporal, pues se prevé una corrección en 2026. Las tensiones comerciales y los efectos climáticos de La Niña podrían agravar la volatilidad de los mercados agrícolas.
Metales preciosos: refugio en la incertidumbre
El oro y la plata seguirán brillando: el oro aumentará un 42 % en 2025 y otro 5 % en 2026, mientras que la plata alcanzará un récord histórico. En economías con monedas frágiles, este repunte podría fortalecer reservas internacionales y atraer inversión hacia instrumentos financieros seguros.
Centroamérica: entre la oportunidad fiscal y la volatilidad
El Banco Mundial insta a los gobiernos a aprovechar el contexto para reducir subsidios energéticos y reorientar el gasto público hacia inversión y capital humano.
“La baja del petróleo es una oportunidad para impulsar reformas fiscales que promuevan el crecimiento y la creación de empleo”, destacó Ayhan Kose, economista del Banco Mundial.
Para Centroamérica, esta recomendación es clave: la región enfrenta espacios fiscales limitados, y la reestructuración del gasto podría fortalecer la productividad y el empleo formal. El reto está en hacerlo sin aumentar la desigualdad.
Tecnología, IA y demanda energética
El informe también alerta sobre la expansión de la inteligencia artificial (IA) y el aumento del consumo eléctrico de los centros de datos, lo que podría elevar nuevamente los precios del cobre y el aluminio. Esto abre una oportunidad para México y Centroamérica como plataformas de manufactura energética e infraestructura digital, siempre que logren atraer inversión tecnológica y mejorar la eficiencia energética.
Aunque los precios de los bienes básicos caerán en los próximos años, el escenario no es necesariamente negativo. Si los gobiernos centroamericanos aprovechan la ventana de estabilidad para impulsar reformas estructurales y fortalecer su resiliencia económica, la región podría salir más sólida de este ciclo.