Por revistaeyn.com
En la región centroamericana, el cultivo del banano enfrenta una amenaza latente y potencialmente devastadora: el hongo Fusarium oxysporum f. sp. cubense raza 4 tropical (Foc R4T). Según los boletines del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), esta cepa de Fusarium representa un riesgo fito-sanitario que podría transformar la estructura productiva del banano en Centroamérica, si bien aún no se ha detectado en la región.
El hongo Foc R4T es considerado una plaga cuarentenaria de alta prioridad para los países miembros del OIRSA, precisamente por su capacidad de propagarse a través del suelo, herramientas agrícolas, calzado o material vegetal contaminado. OIRSA clasifica su estatus regional como “ausente”, pues hasta ahora no hay confirmaciones oficiales de su establecimiento en los países del área de vigilancia.
El enfoque preventivo es clave: los análisis de riesgo regional elaborados por OIRSA identifican múltiples vías de entrada del hongo y estiman probabilidades de dispersión si no se adoptan medidas coordinadas.
Si la raza 4 tropical llegara a sembrarse en Centroamérica, las consecuencias podrían ser severas para los productores bananeros. El hongo causa marchitez vascular en variedades de banano, especialmente las de tipo Cavendish, ampliamente cultivadas para la exportación. OIRSA advierte que las pérdidas económicas directas serían altas, sumadas a impactos sociales por desempleo en zonas rurales y reducción de divisas por menores exportaciones.
Para mitigar el riesgo, OIRSA propone la aplicación de planes de contingencia regionales y nacionales, que incluyan vigilancia activa, medidas de bioseguridad y protocolos armonizados entre países.
Una de las prioridades que OIRSA destaca es el fortalecimiento del llamado Comando Foc R4T. Este organismo técnico regional tiene entre sus funciones la actualización de planes de contingencia, la elaboración de sistemas de alerta temprana, y la evaluación de simulacros de respuesta ante un posible brote.
Asimismo, OIRSA recomienda que los países miembros adopten medidas fitosanitarias rigurosas: control de tránsito de material vegetal, uso de tapetes sanitarios, desinfección de maquinaria y calzado, y capacitación permanente a productores y técnicos.
También se enfatiza la necesidad de instalar vigilancia integrada que combine muestreo, monitoreo, diagnóstico y uso de tecnologías (como imágenes satelitales) para detectar cualquier incursión temprana del hongo.