Por Norma Lezcano - revistaeyn.com
La gestión del talento atraviesa un cambio profundo. Ya no se trata de controlar ni de retener, sino de cultivar y conectar.
Así lo afirma Ana Cristina Capdevielle, Coach Ejecutiva Ontológica Senior de ECORE, quien sostiene que “el liderazgo no consiste en dirigir, sino en diseñar las conversaciones que hacen posible el futuro deseado.”
Desde su experiencia en desarrollo organizacional, Capdevielle observa que 2025 marcó un punto de inflexión para las empresas de Centroamérica: las organizaciones que más crecieron fueron las que pusieron al ser humano —y no al sistema— en el centro de sus decisiones.
Del control al cultivo del talento
“Las empresas más conscientes comprendieron que el talento no se gestiona, se cultiva.”
Según Capdevielle, las compañías que avanzaron este año fueron aquellas que dejaron atrás los discursos de “retención” para enfocarse en crear conversaciones con sentido compartido, capaces de inspirar compromiso, aprendizaje y futuro.
La velocidad de los cambios exige desarrollar una nueva competencia esencial: aprender a aprender.
Desde la Ontología del Lenguaje, explica, toda transformación organizacional comienza con un cambio en el observador que somos. “No hay transformación sin reflexión”, enfatiza.
Un nuevo paradigma de liderazgo
Hoy, el liderazgo ya no se mide por la autoridad o el control, sino por la capacidad de generar confianza, construir relaciones y diseñar conversaciones poderosas.
Las empresas están transitando hacia culturas más humanas, donde el líder deja de ser un “sabelotodo” para convertirse en un aprendiz permanente, capaz de escuchar, observar y crear futuro junto a su equipo.
“El liderazgo ontológico no busca dirigir a otros, sino acompañarlos a descubrir nuevas posibilidades de acción.”
Lo que busca el talento hoy
Las nuevas generaciones ya no persiguen solo estabilidad económica: exigen propósito, coherencia y bienestar integral.
Buscan espacios donde su palabra tenga poder, donde puedan pertenecer sin perder autenticidad.
Las organizaciones que entienden esta demanda están implementando modelos más horizontales, híbridos y conversacionales, donde el coaching ontológico actúa como puente entre el propósito personal y el organizacional.
Conflictos, tensiones y aprendizajes
Las fricciones actuales no provienen tanto de los recursos, sino de las incompetencias conversacionales.
Capdevielle advierte que muchas tensiones generacionales o interáreas surgen porque “cada observador interpreta el trabajo y el éxito desde un mundo emocional distinto”.
El desafío, dice, no es alinear ideas, sino aprender a escuchar las diferencias sin invalidarlas, generando acuerdos basados en reconocimiento y aprendizaje mutuo.
Las habilidades blandas más valiosas
En un mundo cada vez más automatizado, las habilidades que marcan la diferencia son las humanas: la escucha empática, la coordinación de acciones, la capacidad de aprender en la incertidumbre y de conversar con respeto, incluso en el desacuerdo.
“El aprendizaje ya no consiste en acumular información, sino en transformar la manera en que interpretamos y actuamos en el mundo.”
Estas competencias —explica Capdevielle— son competencias del ser, las que fortalecen la cultura y la innovación desde la confianza.
Liderar en tiempos de cambio
El gran desafío de los líderes actuales es sostener el sentido en medio de la velocidad y la incertidumbre.
Mientras muchos equipos viven en el hacer constante, el liderazgo ontológico propone pausar, observar y distinguir entre movimiento y transformación.
“El rol del líder no es controlar resultados, sino cuidar las conversaciones que los hacen posibles.”
Así, la verdadera productividad nace de cultivar culturas conversacionales donde la seguridad psicológica, la innovación y el error responsable sean parte natural del aprendizaje colectivo.
Mirada hacia 2026: el futuro de la gestión del talento
Para Capdevielle, los próximos años consolidarán tres ejes fundamentales:
Humanismo tecnológico: integrar inteligencia artificial con inteligencia emocional.
Liderazgo consciente: comprender que la forma de observar y actuar crea realidades.
Aprendizaje conversacional: hacer del coaching y la reflexión colectiva una práctica cotidiana.
“El futuro del talento no será de quienes más sepan, sino de quienes más sepan conversar y transformarse a sí mismos y a sus equipos desde el ser.”
Conclusión
Centroamérica tiene una oportunidad única: combinar su calidez cultural con una nueva conciencia organizacional.
El desafío ya no es dirigir personas, sino diseñar conversaciones que generen sentido, confianza y futuro compartido.
Porque —como resume Capdevielle—, “liderar hoy es una práctica del ser, no del hacer.”.