Empresas & Management

Tres claves para ser un líder que administra bien sus emociones

Un líder que aprende a escuchar la información que brindan las diferentes emociones convierte la tensión en una brújula para actuar con coherencia, señala experto.

2025-10-17

Por revistaeyn.com

Se vive en entornos laborales donde los conflictos no son la excepción, sino la norma. Las tensiones, los malentendidos y las diferencias de criterio forman parte del día a día. El problema no es el conflicto en sí, sino cómo se gestiona.

Jacques Giraud, ingeniero, especialista en desarrollo organizacional, master coach y mentor, señala que con frecuencia se escucha que se debe “controlar” las emociones, como si fueran un enemigo a vencer. Pero, como explica la psicóloga de Harvard Susan David, las emociones no son un obstáculo, son información.

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Se muestra qué valor se ve amenazado, qué decisión está postergando o qué aspecto de la vida necesita atención. Un líder que aprende a escuchar esa información convierte la tensión en una brújula para actuar con coherencia.

Estudios recientes lo validan: el World Economic Forum (2025) incluyó la inteligencia emocional y la resiliencia entre las competencias más importantes para el liderazgo actual.

Además, investigaciones de McKinsey han demostrado que los equipos con líderes emocionalmente ágiles alcanzan hasta un veinte por ciento más de productividad y retención de talento. Y un reporte de Harvard Business Review (2024) recuerda que, aunque la tecnología optimice procesos, el setenta por ciento de los colaboradores valora más un jefe que escuche y los inspire, que uno que solo se enfoque en métricas.

"Recuerdo a un directivo que, en lugar de evitar una conversación incómoda con una colaboradora, decidió detenerse primero a analizar su propia ansiedad. Descubrió que lo que estaba en juego era su valor de justicia. Desde esa conciencia, pudo dar un feedback honesto y empático que no solo mejoró su rendimiento, sino también la confianza del equipo completo", dice Giraud.

HERRAMIENTAS FUNDAMENTALES

Un líder que ignora sus emociones se convierte en prisionero de ellas; uno que las reconoce, las transforma en guía. La diferencia radica en cultivar la capacidad de observar lo que siente antes de reaccionar, una práctica que se convierte en la base de tres herramientas fundamentales: la primera es aprender a nombrar la emoción con precisión, porque no es lo mismo sentir rabia que frustración, ni ansiedad que decepción.

La segunda es dar un paso atrás para preguntarse qué valor está en juego en ese momento: justicia, reconocimiento, seguridad, crecimiento. Y la tercera es actuar desde esa claridad, eligiendo una respuesta coherente con los propios valores en lugar de dejarse arrastrar por el impulso inmediato.

"Los conflictos activan emociones intensas: frustración, ansiedad, ira. Lo que marca la diferencia no es reprimirlas, sino entender qué función cumplen y qué aprendizaje traen consigo. Esa es la esencia de la inteligencia emocional aplicada al liderazgo: transformar la confrontación en confianza, y la tensión en oportunidad de crecimiento", agrega el experto.

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En un mundo saturado de presión y de voces reactivas, los líderes que trascienden no son los que esquivan los conflictos, sino los que los transforman en crecimiento colectivo.

"Liderar con inteligencia emocional es atreverse a ver el valor detrás de cada emoción, la lección detrás de cada desacuerdo y el potencial de cada diferencia. Solo así el conflicto deja de ser una amenaza y se convierte en una herramienta de construcción", apunta.

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