Por revistaeyn.com
Aún en un contexto económico desafiante, los consumidores mantienen un nivel de gasto significativo, revela el último informe de Boston Consulting Group (BCG) titulado Why Gloomy Consumers Keep Spending.
Si bien el 62 % de los consumidores son pesimistas con respecto a su situación económica y el futuro cercano, más de la mitad de los encuestados mantiene sus hábitos de compra o incluso los incrementa.
Sin embargo, este gasto no es tan impulsivo como antes. Ahora, las decisiones de compra son más estratégicas y cautelosas, lo que refleja un cambio en las prioridades con un mayor enfoque en productos esenciales en los cuales el valor y la relación precio-calidad se convierten en factor determinante.
El gasto del consumidor está influenciado por una compleja combinación de factores. Para los consumidores, las tendencias macroeconómicas tienden a ser algo distantes. Los factores microeconómicos más cercanos a casa y otros factores motivacionales realmente influyen en el gasto.
TIPO DE GASTOS
El informe dice que si bien el sentimiento económico general no se correlaciona directamente con el gasto del consumidor, sí parece dar forma al tipo de gasto. En mercados como India y China, donde el sentimiento económico es el más optimista, el 68 % y el 67 % de los consumidores, respectivamente, planean realizar gastos deliberados, compras de regalos, etc. En los mercados con un sentimiento más débil, el gasto es más moderado y es probable que los aumentos estén impulsados por la necesidad, lo que refleja el aumento de los precios.
Las condiciones económicas personales, como los niveles de ingresos y los ahorros, son más tangibles y tienen una correlación más fuerte con cuánto gastan los consumidores. Las cohortes de bajos ingresos siguen siendo más cautelosas en relación con los consumidores de las cohortes de mayores ingresos. Este comportamiento, el sentimiento de gasto del consumidor que está fuertemente asociado con las situaciones personales de los consumidores, ha sido constante a lo largo del tiempo.
Además, los eventos específicos pueden causar ajustes notables en los patrones de gasto, especialmente eventos con impacto financiero directo, como aumentos anticipados de precios por aranceles. Los informes anteriores mostraron signos tempranos de este cambio, y la tendencia continúa: el 75 % de los consumidores dicen que planean racionalizar su gasto en respuesta al aumento de los precios.
Incluso durante los peores momentos para los consumidores (por ejemplo, el bloqueo de COVID), los datos muestran que la confianza del consumidor refleja la próxima contracción del mercado. (Vea la exhibición a continuación para ver un ejemplo de cómo se desarrolló esto y cómo el sentimiento difería notablemente según la cohorte de ingresos).
Andrés Giraldo, Managing Director & Partner de BCG, explicó: “Lo que estamos viendo es que, incluso en medio de la incertidumbre, los consumidores no actúan de forma reactiva sino estratégica: priorizan, racionalizan y reconfiguran sus decisiones de compra con una lógica clara. Para las empresas, esto no significa un freno al crecimiento, sino la oportunidad de conectar con un consumidor más consciente, que valora la relevancia y la adaptación de las marcas a su contexto inmediato.”
El informe ofrece estrategias clave para que las empresas puedan adaptarse a este comportamiento de consumo, y así capitalizar las oportunidades que surgen incluso en tiempos difíciles:
1. Reforzar el valor tangible y diferenciado: no se trata solo de ajustar precios o destacar la calidad, sino de demostrar de manera concreta por qué un producto o servicio vale la pena frente a otras opciones. El consumidor actual quiere sentir que obtiene algo más que un simple objeto: busca utilidad, seguridad, y una relación directa entre lo que invierte y lo que recibe.
2. Diseñar experiencias y ofertas personalizadas: el vínculo con el cliente se fortalece cuando la marca ofrece algo que encaja con su contexto y momento de vida. Esto va más allá de segmentar por edad o ubicación, implica entender sus hábitos, anticipar sus necesidades y ofrecerle lo que valora en ese instante.
3. Convertir la adaptabilidad en motor de crecimiento: la incertidumbre no solo exige capacidad de reacción, sino también disposición para explorar caminos nuevos. La adaptabilidad, en este sentido, no es una defensa ante lo imprevisto, sino una estrategia activa para encontrar oportunidades incluso en escenarios complejos.